*Reichel*
Me desperté, ya había amanecido, giré intentando no despertar al grandulón y vi que Sebastián ya estaba despierto.—Buenos días mi Luna—dijo besando mi frente.—Buenos días—respondí acercándome más a él— ¿Qué hora es? —pregunté frotándome en su pecho.—Son las nueve—contestó entre un gruñido y un bostezo.Intenté zafarme de su agarre, pero me abrazó con más fuerza.—Quédate así un rato más—dijo acomodándose más en la cama.No le respondí solo continúe frotándome sobre su pecho, él me lleno de caricias y mimos por nuestro tatuaje y me acorde.—Quiero que te gires, necesito ver algo—dije separándome de él, pensó un momento, pero al final se giró.Se puso boca abajo dejándome su amplia espalda a mi merced, me subí a su trasero y él ni se quejó por mi peso.—Interesante—dije recorriendo su tatuaje con las manos, cubría toda su espalda y tenía un trabajo exquisito como si fuera h*Reichel* Baje y todos estaban en el gran salón conversando a gusto. Busqué a Sara con la mirada y la encontré sentada con John al lado y la niña que no paraba de olfatearla. Iba caminando hacia ella cuando Sebastián me paro en el camino. —¿No quieres desayunar?—preguntó abrazándome por detrás. Tenía una erección que daba miedo, este grandulón era insaciable. —No, estoy bien—conteste y me giro para que lo mirara a la cara—ve a desayunar tu si quieres—dije dándole la mejor de mis sonrisas. —Debes alimentarte bien o no podrás seguirme el ritmo—dijo a mi oído para terminar por morder mi lóbulo. Hizo que una corriente eléctrica recorriera todo mi cuerpo, pero me terminó soltando, seguí mi camino hasta donde estaba Sara, me arrodille delante de ella. —¿Cómo amaneciste señora de Bleer?—dije guiñandole el ojo. —Ella tiene el mejor de los aromas—dijo la niña que estaba a su lado, sus ojos t
*Sebastián* Me desperté y noté como Reichel dormía plácidamente sobre mí. —Nuestra Luna está cansada, déjala dormir más—dijo Gregory disfrutando de las esencias de nuestra compañera. Pasó un buen rato hasta que sentí que se movió para salir de la cama. —Buenos días mi Luna—dije mientras besaba su frente. —Buenos días—respondió acomodándose mejor sobre mí—¿Qué hora es?—preguntó frotándose sobre mi pecho. —Nuestra Luna se despertó mimosa—dijo Gregory feliz. —Son las nueve—conteste algo molesto. Sabía que se querría levantar y así fue, intento salir de encima de mí, pero la sujeté con más fuerza procurando no hacerle daño. —Quédate así un rato más—dije sin soltarla. Ella no me respondió solo continúo dándome mimos con su cabeza, respondí sus mimos acariciando nuestra marca en su espalda. —Quiero que te gires, necesito ver algo—dijo con mucha energía y saliendo de encima de mí.
*Sebastián* —No, estoy bien—contestó, hice que se gire para poder mirarla a los ojos, aunque no era necesario, por sus latidos podía saber cuándo mentía—ve a desayunar tú si quieres—terminó diciendo dándome una gran sonrisa. —Quiero montarla—comentó Gregory aún más excitado que yo. —Debes alimentarte bien o no podrás seguirme el ritmo—dije al oído para luego morder su lóbulo. La solté porque si no se enojaría conmigo al no poder despedirse de Sara. —Cuando se vaya no la dejaremos salir de la habitación—concluyó Gregory con rapidez. Se fue a hablar con Sara y yo la seguí al ver que Nila le habló. La mire con la peor de mis caras de tío malo. —La asustaste—dijo Rei mirándome a mí, al parecer no le gusto que asuste a Nila. Rei le dijo algo y le puso su mano en la mejilla, la cachorra comenzó a refregársele como el maldito felino que es. Lancé un gruñido y Nila salió disparada del lugar
*Reichel* Golpearon la puerta y Sebastián se levantó a ver quién era, cosa que me pareció extraño porque él podía oler quien estaba del otro lado de la puerta. Hablo algo y volvió conmigo a la cama, me dio un beso y me alzo en brazos, me llevó a la ducha y se metió conmigo, al terminar de ducharnos me dijo que Sara me esperaba abajo que ya tenían que ir al aeropuerto. Nos vestimos y bajamos de la mano, me sentía feliz por estar con él y porque Sara se iría a su luna de miel. Todos estaban en el salón saludando y despidiendo a los novios, apenas me vio Sara corrió a mis brazos. —Cuando regrese estaremos juntas hasta el fin de los tiempos—dijo conteniendo las lágrimas. No le respondí, solo la abracé más fuerte aún. Cuando aflojo su agarre le di un beso en la frente y puse mi mano en su panza. —Serás la luz que guíe nuestras vidas y aunque intenten apagar tu luz jamás lo lograran—dije en estado de trance. C
*Reichel* —¿Unión?—pregunté completamente confusa, pensé que la unión con Sebastián ya se había completado. —Tu Loba está despertando—dijo Sebastián acercándose a mí—debes estar tranquila, sentirás dolores de cabeza y tu cuerpo arderá—dijo y luego me entregó una taza con un té—tomate esto te ayudará—concluyó acercándome más la taza. Olfatee la taza y un fuerte dolor de cabeza me invadió. —Por todos los Dioses—dije mientras sujetaba mi cabeza. —¿Madre qué le sucede?—preguntó Sebastián desesperado. —No lo sé hijo—dijo acercándose a mí—es la primera vez que veo la unión de una Portadora de Joyas con una Loba—dijo con la voz llena de preocupación. —¿Me estás diciendo que lo rechaza?—preguntó Sebastián dubitativo entre estar desesperado o enojado. Cuando entendí lo que me estaba sucediendo activé todos mis anillos. —Necesito que me alcances mi caja—dije pidiendo a Sebastián y señalándole donde estab
*Sebastián* Nos quedamos dormidos haciendo cucharita. Me despertó el golpe de la puerta, era Sara. Me levanté para saber que quería, aunque ya me daba una idea. Me dijo que ya tenían que irse al aeropuerto y que se quería despedir de Reichel. Le conteste que ya bajábamos. Volví a donde estaba mi Luna aun adormilada, la besé y la tomé en brazos, nos lleve a la ducha y la bañé. —Mi Luna, Sara nos espera abajo, ya es hora de que vayan al aeropuerto—dije cuando ya estábamos vestidos. Bajamos tomados de la mano hasta el salón en donde apenas la vio llegar Sara se lanzó a sus brazos. —No sé si me podré acostumbrar a esos abrazos—dije a Gregory algo celoso. —Ella es nuestra, la escuchaste, nos ama, confía en ella—dijo intentando que me calme. Ellas se quedaron abrazadas hasta que Rei la soltó, se dijeron algo, pero no presté atención. —Algo le sucede a nuestra Luna—dijo
*Sebastián* —Tu Loba está despertando—dije acercándome a ella—debes estar tranquila, sentirás dolores de cabeza y tu cuerpo arderá—dije a mi Luna cuando Caroline había regresado con el té que le pidió mi madre, me lo dio—tomate esto te ayudará—dije tendiendole el té, ella lo tomo con las manos y lo intento olfatear. —No, no, aléjale eso—dijo Gregory desesperado. —Por todos los Dioses—dijo Rei mientras se sujetaba la cabeza como si una fuerte migraña la invadiera. —¿Madre qué le sucede?—pregunté a mi madre desesperado. No podía sentir lo que le estaba sucediendo y Gregory estaba como loco sin saber que hacer por ella. —No lo sé hijo—contestó acercándose a mí—es la primera vez que veo la unión de una Portadora de Joyas con una Loba—continuo, en su voz se podía sentir la preocupación que sentía. —Por los malditos Dioses Sebastián la está rechazando—concluyó Gregory desesperado. No puede ser, no podía ser, r
*Reichel* —Fue a otra habitación—escuché una voz en mi mente. —Hasta que pudiste hablar—conteste con rapidez en mis pensamientos—¿Cómo debería llamarte?—cuestione intrigada. —Me llamo Misrreal y soy tu Loba—contesto algo molesta al parecer. —Interesante, es un gusto Misrreal—conteste a la que ahora era mi Loba. Salí de la habitación y mientras iba bajando las escaleras Sebastián me alcanzó. Me olfateó de forma extraña, pero no me dijo nada. —El Lobo puede sentirme—dijo Misrreal aclarando mi confusión. Salimos de la casa y fuimos a correr por los alrededores. No lleve mi celular así que no sabía qué hora era. —Son entre las nueve y las diez de la mañana—dijo Misrreal sorprendiéndome. —¿Puedes escuchar mis pensamientos?—pregunte con un poco de miedo. —Obvio, también son mis pensamientos—dijo y sentí como me daba un golpe en la cabeza. —¿Cómo sabes qué hora