*Reichel*
Ya habían pasado los días de celo y al despertarme Sebastián no estaba en la casa, Maximilian y Matius se quedaron con nosotros y eso me encantaba, Matius era modista y le había encargado mi vestido para la coronación a lo que Caroline y Sara también pidieron que él les realice sus vestidos.Recibimos a los Alfas Rick Mongort y Lucas Sinclair, Rick ya tenía a su Luna, pero esta no había viajado con él porque tenía un embarazo avanzado ya, mientras que Lucas era un Alfa de cuarenta y dos años que aparentaba veinte o veinticinco años, era un joven muy alegre y moderno, pero que aún no encontraba a su Luna, al ver su cara cuando le dije que pronto la encontraría me cautive por la sonrisa de niño que recibe un regalo en navidad que me dedico.Los despedimos como a las cinco de la tarde dejándome saludos para el Príncipe, el cual me envió un escaso mensaje diciendo que no llegaría a cenar.—Estos dos nos tienen esperando todo el día por*Sebastián* Reichel me acomodaba el traje ceremonial mientras no podía dejar de mirarla, llevaba un vestido azul petróleo que se parecía al que usó Marilyn Monroe en esa icónica foto, llevaba mi collar en su cuello y también anillos de ella que hacían juego con su atuendo. —Nuestra Luna es mucho más bella que Marilyn—sentencia mi Lobo completamente enamorado. Mi traje ceremonial era azul oscuro con detalles en rojo y dorado, llevaba colgado unas insignias que demostraban mi estatus y nada más, ni espadas ni armas, ya que los Lobos no necesitábamos esas cosas. Rei llevaba su corona, la que le regale en navidad y los cachorros pequeñas diademas haciendo juego entre sí, mi corona me la colocaría mi padre cuando se la quitara de la cabeza en la ceremonia. Nos dirigimos al salón donde todos los invitados ya estaban listos, entramos tomados de la mano, aunque la costumbre decía que debía entrar solo y Reichel ser una más de las invitadas.
*Gerard* Camino iluminando el camino con el celular, la cripta está completamente en tinieblas, pero eso no es un problema para nosotros, en la oscuridad vemos mejor que con luz de día. —Lo que sea que busquemos aquí espero valga la pena—dijo Rouse quitándose telarañas de encima. —Lo que saquemos de aquí hará que el mundo se arrodille ante nosotros hija—dije sonriendo a mí heredera. —Dijiste que matar a la Reina nos daría eso, mira donde estamos, buscando basura en una tumba de miles de años—dijo ella con asco ante los insectos que corrían fuera del resplandor de los flashes de los celulares. —Nuestros antepasados no solo enterraron cadáveres aquí, camina—dije esto último como una orden. Ella no comentó nada más. Continuamos caminando. Pasamos por varias tumbas. Cada una tenía algo interesante, pero lo que venía a buscar estaba en lo profundo de las catacumbas. Miles y miles de años d
Wenas gente linda, gente bella.Espero que esten bien.Me gustaria saber de donde me leen.Les quiero comentar que esta historia tiene su propio mundo, sus propias reglas y sus propio vocabulario, asi que si se les hace enredado no duden en comentar y con gusto estare explicando con más detalles.Tambien me pueden seguir en IG.galapeaautoraAsi me encuentran y podran ver detalles de mis historias y saber sobre actualizaciones y nuevo contenido.Otro detalle es que esta es una saga.Reichel y Sebastián es el primer libro y hay otros 3 que estare subiendo muy pronto.Saludos y disfruten.
*Reichel* Prendo la calefacción porque hacía unos siete grados de temperatura, pero para mi estaba bajo cero ya que yo jamás fui de esas personas que con un saquito están bien, básicamente tenía que tener capa tras capa de ropa para no estar tiritando de frío, afuera caía una fina llovizna que hacía que ni siquiera tenga que prender los parabrisas, me gustaba el ruido suave que se escuchaba por la llovizna, la música de la radio no estaba tan alta tampoco, no era de mi gusto escuchar música a todo volumen, si ya lo se, tengo gustos extraños y hasta parezco caprichosa. Iba en el auto y me dirigía a donde se realizaría la boda de mi hermana y mejor amiga, Sara Lorassa. Voy conduciendo hasta que el celular me distrae con una llamada entrante. Llamada telefónica…<
*Sebastián*Lunes…Maldición y aún me quedan siete días de esto.Veo cómo la gente entra y sale de la casa, ya rompieron dos estatuas de más de trescientos años, llevaron la mayoría de los muebles a un depósito y trajeron otros tantos para reemplazarlos.La psicópata de la dama de honor amueblo una habitación especialmente para ella.John está más que feliz por la novia y su futuro bebé, mí hermano menor ya va a ser papá, mientras que yo sigo disfrutando de la vida de soltero.Cuando me entere que no solo se trataba de una humana, sino que
*Reichel* Me desperté abrazada al grandulón, con un poco de esfuerzo tome mi celular y al ver la hora pegue un salto, corrí al baño y me metí en la ducha, ya estaba terminando cuando entró Sebastián y yo había dejado mis anillos en el lavado pensé. Comenzó a olfatearme y aunque una parte de mi lo disfrutaba (la parte que estaba enlazada con él) mi verdadero yo lo odiaba, como se acercaba a mí y sin ningún sentido del espacio personal me tocaba y recorría. Le pedí que se alejara, pero ni caso, me ignoraba. —Sebastián tengo cosas que hacer, ya me duché—dije, intentando alejarlo de mí, aunque de nada sirvió. —Tranquila niña será rápido—dijo, me giro y comenzó a darme besos por el cuello bajando por la espalda.
*Sebastián*Reichel se despertó y fue directo a la ducha, me tomé mi tiempo y la seguí.Ya estaba terminando cuando me metí con ella, fui directo a su cuello, malditos Dioses no me cansaré de sus esencias.—Ni yo—dijo Gregory deseoso.Ella intentó decirme algo, pero realmente la ignoré, no me podía saciar de sus esencias, aunque estuviera todo el día olfateándola.—Sebastián tengo cosas que hacer, ya me duché—dijo algo molesta.—Tranquila niña será rápido—dije y la gire haciendo que me dé la espalda, comencé
*Reichel* Baje hasta la cocina seguida muy de cerca de Sebastián, no sé cuándo es que me alcanzó, se puso unos jeans y una remera con cuello en v, mientras que yo me puse una camisa y un pantalón bastante formal. Todos estaban ultimando los detalles para la ceremonia, yo iba a entregar a Sara en el altar ya que soy su único familiar, pensamos en que Joseph, el padre de John, podría hacerlo, pero a ella le encantó la idea de que fuera yo, así que lo haríamos a su modo. Sara me entregó una taza de té de hierbas para relajarme y me puso su mejor cara de “Rei cálmate”. —¿Hiciste galletas?—dije tomando la taza que me entregaba. —No tuve tiempo—dijo mientras hacía su mejor puchero. Último capítulo