CAPÍTULO 22. ¡No la toques!
La condecoración al Ministro de defensa era solo un evento de los que no servían para otra cosa que no fuera gastar los recursos del gobierno. Quinientas personas, discursos, fotos, champaña y una medalla en el pecho del tipo que menos se lo merecía.La seguridad era extrema, así que no había posibilidad de que los atacara quien estaba tras de Benjamín. Precisamente por eso, lo que más le preocupaba a Gabriel Cross, era lo que pudiera ocurrir dentro de aquellas paredes.Sus ojos estaban sobre Marianne todo el tiempo, que procuraba moverse siempre, como por instinto, hacia los sitios más despejados del salón. Pero también vigilaba a los Grey. Hamilt y su mujer parecían fríos y distantes. Astor bebía todo lo que le pasaba por delante y Asli era la única que taconeaba en su sitio mientras le dirigía una mirada de odio tras otra a Marianne.—¿Es que no viste lo que le mandaron? ¡Ni que fuera una maldit@ princesa! —la escuchó sisear apenas se acercó un poco, disimuladamente.—Asli, solo es
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