A la mañana siguiente Samara se estaba arreglando en la misma habitación que Sophie le dejó desde un principio que llegó a esa casa, y aunque en su mente todavía todo se repetía de forma rápida, se miró por un momento en el espejo. Decir que se acostaron a dormir muy tarde era quedarse corto, porque, aunque tenían mucho para contarse, su mente estaba abollada de información, y sobre todo de indicaciones. Michael y Sophie le habían repetido infinidad de veces que ella era la única heredera del patrimonio Walton, y que, así como esta residencia, la fortuna, y todos los centros de beneficencia, había más propiedades fuera de los Estados Unidos, que ella pudiera imaginar. Y sin contar las empresas donde tenían intereses y acciones, o algunos centros comerciales particulares. No sabía cómo digerir toda la información, o cómo tomar su vida a partir de ahora. Un día atrás solo quería huir ante un dolor que aún palpitaba en su pecho, y ahora, tenía estas personas que solo querían su prese
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