Diego era bueno ocultando sus emociones, en realidad se sentía cansado y triste, eso era una mala combinación para él, era de noche, pero aun no tan tarde, pensó en llamar a alguna amiga, pero desestimo la idea, aunque quizas el sexo sin compromiso, lo apartaría así sea por unas horas la soledad y vacío interno, aun dudoso miraba su celular mientras caminaba a unas calles de su departamento y dos hombres lo interceptaron, dos más venían detrás de él, Diego no tuvo escapatoria, se preparó para pelear, pero no era un asalto, eran profesionales, un auto sedan de lujo paró junto a él en la calle, un hombre bajó la ventanilla. —Dejaste algunas cosas pendientes en Estados Unidos, Loky… —el hombre chasqueó la lengua—, tranquilo, solo deseo hablar contigo, tengo interés en ti. —No me gustan los hombres —respondió Diego burlón, sabía que aquí podrían matarlo sin problema, sería noticia de como un triste extrangero fue asesinado en la vía pública, eso si no lo lanzaban al lago de Como y
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