Cuando Daniel supo en qué lugar podía encontrarse Katherine, no lo pensó demasiado, no supo en cuánto tiempo llegó hasta donde existía una esperanza, su corazón latió a ritmo galopante. No debía esperar más, no podía darle la oportunidad de desaparecer. Así que sin hacer maletas se fue a su encuentro.Al instante de su llegada, lo supo, incluso su corazón lo reconoció, ella se encontraba en ese lugar. Sintió que por fin acabaría aquella tortura, verla era lo que estuvo deseando desde la noche en que ella se fue. No obstante, la esperanza se vio amenazada por el miedo, cuando le informaron que hacía dos días que ella no se encontraba allí. ¿Entonces, su corazón le jugaba una mala pasada? ¿Había llegado?«No, no, sé que volverás, Ángel».Se sentó a esperar en uno de los puestos de comidas, no podía irse sin haber hecho lo necesario, después de todo no cargó con ninguna maleta. A ese extremo no podía darse por vencido. No sabía qué le diría cuando la viera, cómo la haría entender, lo úni
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