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Todos los capítulos de Amor de App: Capítulo 21 - Capítulo 30
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¡Siendo un desgraciado!
SaraLa peor noche que he pasado, entre recriminaciones y teorías locas, que al final me dejaron sin pegar el ojo, para ir a la oficina al día siguiente me las arreglé y con un aspecto desmejorado me atreví a presentarme a trabajar, todos los que me vieron asumieron que estaba enferma, cuando Karen se enteró enseguida vino a mi oficina para preguntar si no quería un día libre o algo. Yo solo de verla quería tirarme a llorar, sentí una vergüenza enorme, ¡no!, absolutamente no, jamás le diría a nadie lo que había pasado. Antes que hacer un alboroto, necesitaba saber la verdad, por obvias razones, si Daniel, o cómo sea que se llame, no me lo dijo en un principio, no creo que si llegaba y le preguntaba sería honesto. ¿En qué más habría mentido? Los mensajes que recibí no los contesté de inmediato, cuando lo hice solo respondí que estaba ocupada, era un acuerdo no verbalizado, sabíamos que nuestros trabajos nos requerían y nunca habíamos transgredido esos límites. La duda me taladra
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Jugar al detective
Sara Al menos supe que el individuo tenía consciencia, la obra había resultado mejor de lo que imaginé, y eso que no sabía muy bien de qué iba, solo cuando vi las reseñas sobre una pareja mentirosa, visualicé los resultados. Cuando incluso declinó la invitación a pasar a mi departamento, en un principio pensé que no funcionaría, pues lo escuche reírse en varias ocasiones, mientras observábamos el desarrollo de la obra. Luego de la decepción que trajo consigo el incidente donde descubrí su mentira, lo único que sentía por el momento era una rabia inmensa, la verdad me costó trabajo ocultarla. Por ello, todo el tiempo que lo tuve a mi lado, le decía "Dani esto, Dani lo otro”, descubrí que si le molestaba no ser llamado por su nombre, y más seguí fregándolo, lo que desencadeno que se fuera deprisa nada más dejarme en casa, me quede algo satisfecha. Comprendí que, si quería llegar al fondo del asunto, no podía comportarme distinto a como lo hacía antes, de alguna forma debía re encami
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Curiosidad insatisfecha
Sara Si tengo éxito, en próximas fechas estaré cambiándome a poner un despacho como detective, ahora sabía que su nombre completo era Marco Augusto Añorve Lueger, solo tiene a su madre y una hermana menor, su padre falleció por un infarto. Solo tuve que inmiscuirme en el círculo de las constructoras, por suerte para mí aquí les trabajamos a la mayoría. Contactar con la gente, invitarles una comida y charlar de generalidades fue sumamente fácil, mostrar interés sobre la construcción, me di cuenta de que si a ellos les agradaba su trabajo, eran pericos, que solo necesitaban un aliciente para hablar. Acudí más veces de las que me gustaría a las oficinas de Daniel, ¡no!, corrección, de Marco, ya no puedo llamarlo por otro nombre que no sea el que sus pobres padres le buscaron con tanto amor, para que este se lo cambie a placer ¡Argh!, estoy segura de que si su madre supiera lo corregiría. La información que conseguí sugiere que la señora si lo pondría en orden, las causas que apoya l
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Fin de semana
Marco Tenía una lista con actividades que podíamos hacer, estaba ansioso porque lo pasáramos bien, albergue por algunos días esta fantasía de convivir con ella, dormir, despertar y compartir el mismo espació, eso te deja ver la personalidad y la forma de vida de tu interés romántico. Si resultaba que éramos un fiasco al convivir más horas, me dije; podía dar la vuelta y alejarme de esta situación. Me dio el tiempo exacto para acomodar el contenido de las maletas; ya que el calor era agobiante, decidí bañarme en la habitación contigua. Al regresar la encontré envuelta en una toalla y el cabello suelto, regularmente siempre sale vestida del baño, no sabía que esa imagen me atrajera tanto, su cabello escurría algunas gotas de agua que se deslizaban por sus hombros. Al escucharme aclarar la garganta, volteo y sonrió de una forma que jamás había visto, una mezcla de malicia y coqueteo, lo averigüé enseguida al ver como se paró frente a mí y dejaba caer su toalla. Por reflejo la comis
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Cohabitando
Sara Luego de la primera noche, me levante temprano, por no poder conciliar el sueño, como esperaría después de una noche intensa, me dio algo de miedo, Marco sí que me hacía ver estrellas, pero algo había cambiado. Al estar conectados físicamente me hacía verlo y descubrí que su mirada buscaba una conexión, que por supuesto iba más allá del sexo. Intentaría hacerme la loca y guardar mi corazón para no ser afectada. Aproveche el escenario y practique algo de yoga al aire libre, luego me prepare mi jugo verde para tomar mi montón de pastillas, que consistía en vitaminas y suplementos. Lo desperté sin querer con el ruido de la licuadora y de forma encantadora llego a abrazarme por detrás, su perfume inundo mis sentidos, me sacudí los pensamientos y le ofrecí jugo, hizo muecas al beberlo. Cocinamos nuestro desayuno, al parecer sabía cómo moverse en la cocina, no era un ricachón mimado, o tal vez sí, solo estaba actuando, me dije. Al terminar de recoger y lavar los trastes,
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Conocer la felicidad
Marco Estaba visto que yo no podía mantenerme molesto con Sara, menos cuando por la tarde envío algunas fotos que había tomado, el paisaje, yo; algo se me hizo raro, en ninguna salía ella claramente, aunque le pedí más, su excusa fue que eran malísimas. Daniel tenía razón, solo yo le estaba dando un significado exagerado a lo que Sara había dicho, ella siguió intercambiando mensajes conmigo en la forma que solíamos hacerlo. Luego de ese fin de semana todo cambio; Sara estaba más disponible para salir conmigo, es más, ella me buscaba igual número de veces, me agradaba saber que ella también deseaba mi compañía. No se me hacía justo que tenía que llevarla a hoteles, pues nuestras salidas terminaban en esos lugares, le pedí a Daniel buscarme un departamento de bajo perfil, en un dos por tres me lo consiguió. Cuando lleve a Sara por primera vez se sintió raro, cuestiono la falta de personalización de los espacios, mi pretexto fue que la mayor parte de tiempo lo pasaba en la oficina y
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Vacaciones
Sara Me pedí un montón de libros y me suscribí a varios blogs sobre madres primerizas, una necesidad se apodero de mí de saber lo más que pudiera para estar preparada para todas las etapas que estaban por venir. Porque anhelaba un bebe con todas mis ganas, pero no tenía ni la menor idea de que esperar, o qué era lo que sucedería a continuación, y al no tener el consejo experto de una madre a mano, era indispensable a mi parecer solucionarlo. Mi bolso se volvió el hogar de un libro el cual cargaba a todas partes y en cuanto podía lo hojeaba, vi un montón de videos de crianza, esa semana me dio la fiebre de la maternidad, al contarle a mi madre me dijo que debía desacelerar mi avidez por la información. Ya empezaba de nuevo a querer controlar y perfeccionar las cosas. Era estupendo ya que Marco estaba fuera, así no tuve que lidiar con él, pero a su regreso había algo que debía hacer. Me invito a su departamento, dijo que había preparado la cena, seguramente no volvería a probar mis
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Amargada
Marco Al llegar a Cancún ya nos esperaban para llevarnos a “Isla Dorada”, nos alojaríamos en una hermosa mansión que construyo Grupo Añorve hace no más de un año y que la conserve, pocas veces la hemos utilizado, Alin es la que más la ha visitado con sus amigos. Era magnífica, con 1600 m² de construcción en un terreno del doble de metros; en dos plantas, pero que también contaba con sótano, dos albercas y hasta un mini muelle para tener un pequeño bote. Al ir adentrándonos, vi como inspeccionaba el lugar con algo de asombro, la conduje hasta la cocina, pues debíamos cenar. —¿Te gusta lo poco que has visto? —Sí, debo decir que pensé iríamos a un hotel —hubiera sido cómodo. —La verdad quería que vieras algo de lo que hacemos en Grupo Añorve, pero ahora cenemos, ya luego te sigo mostrando la casa. —Puedo preguntar, ¿a qué se debe las vacaciones tan repentinas? —Quiero que te relajes y hay algo importante que debemos hablar, además tengo trabajo aquí, solo aproveche —ella asintió.
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Evitarle la pena
Sara El hombre estaba tratando de que yo disfrutara de mi estancia, yo de verdad lo agradecía, solo quizá no había sido buen momento, me sentí apenada por mi bajo entusiasmo, difícilmente lo había visto, qué ironía, verlo menos ahora que compartíamos el techo. Le pedí a Estela, que me ayudará a preparar una cena para agradecerle a Marco, yo lo hubiera intentado, pero ella tenía una sazón increíble y en estos días he convivido más con ella que con Marco. Al saber que no llegaría tan tarde me arregle un poco, prepare la mesa, sin velas ni nada de eso, solo una agradable cena. —¡Milagro...! ¡Hola hermosa! —me abrazó para luego besarme. —Ya sé que tiene días que no me ves despierta —levante la mano, —juro que no era intencional, mi energía ha sido cero. —Un pajarito me dijo, ¿segura que no quieres ver a un doctor? —Olvídalo, ahora solo cenemos. Hablamos de su trabajo y de lo mucho que sentía no poder pasar más tiempo conmigo, una llamada nos interrumpió y se fue a contestar, yo apr
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Abandonado
Marco Por fin tuve un respiro, mi trabajo termino antes de lo que tenía previsto y me entusiasmo la idea de poder invitar a cenar a Sara, para despejarnos y que ella saliera, sé muy bien que no desea gastar, menos cuando no es ella quién paga. Algo con lo que he tenido que lidiar saliendo con ella. Por un lado, me deja ver que existen personas que no les gusta ser dependientes de otras, pero tengo la costumbre de solventar esos pequeños gastos. Me cuesta tener que tomar eso en cuenta. Al llegar, Estela me saluda, lo que me parece raro. —¿Sabrá dónde está Sara? —le cuestiono, es más fácil que localizarla por mí mismo. —No, por eso mismo no me he ido, ella no ha regresado desde la mañana que salió. Saco el celular y voy a marcación rápida, pero el número 1 aparece vacío, busco en mensajes, no está nuestro chat de conversaciones, luego contactos, nada. Una especie de alarma se instala en mi mente, mi pecho siente un vacío repentino que me hace sentir mal. Subo corriendo a la habit
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