Sara Luego de la primera noche, me levante temprano, por no poder conciliar el sueño, como esperaría después de una noche intensa, me dio algo de miedo, Marco sí que me hacía ver estrellas, pero algo había cambiado. Al estar conectados físicamente me hacía verlo y descubrí que su mirada buscaba una conexión, que por supuesto iba más allá del sexo. Intentaría hacerme la loca y guardar mi corazón para no ser afectada. Aproveche el escenario y practique algo de yoga al aire libre, luego me prepare mi jugo verde para tomar mi montón de pastillas, que consistía en vitaminas y suplementos. Lo desperté sin querer con el ruido de la licuadora y de forma encantadora llego a abrazarme por detrás, su perfume inundo mis sentidos, me sacudí los pensamientos y le ofrecí jugo, hizo muecas al beberlo. Cocinamos nuestro desayuno, al parecer sabía cómo moverse en la cocina, no era un ricachón mimado, o tal vez sí, solo estaba actuando, me dije. Al terminar de recoger y lavar los trastes,
Marco Estaba visto que yo no podía mantenerme molesto con Sara, menos cuando por la tarde envío algunas fotos que había tomado, el paisaje, yo; algo se me hizo raro, en ninguna salía ella claramente, aunque le pedí más, su excusa fue que eran malísimas. Daniel tenía razón, solo yo le estaba dando un significado exagerado a lo que Sara había dicho, ella siguió intercambiando mensajes conmigo en la forma que solíamos hacerlo. Luego de ese fin de semana todo cambio; Sara estaba más disponible para salir conmigo, es más, ella me buscaba igual número de veces, me agradaba saber que ella también deseaba mi compañía. No se me hacía justo que tenía que llevarla a hoteles, pues nuestras salidas terminaban en esos lugares, le pedí a Daniel buscarme un departamento de bajo perfil, en un dos por tres me lo consiguió. Cuando lleve a Sara por primera vez se sintió raro, cuestiono la falta de personalización de los espacios, mi pretexto fue que la mayor parte de tiempo lo pasaba en la oficina y
Sara Me pedí un montón de libros y me suscribí a varios blogs sobre madres primerizas, una necesidad se apodero de mí de saber lo más que pudiera para estar preparada para todas las etapas que estaban por venir. Porque anhelaba un bebe con todas mis ganas, pero no tenía ni la menor idea de que esperar, o qué era lo que sucedería a continuación, y al no tener el consejo experto de una madre a mano, era indispensable a mi parecer solucionarlo. Mi bolso se volvió el hogar de un libro el cual cargaba a todas partes y en cuanto podía lo hojeaba, vi un montón de videos de crianza, esa semana me dio la fiebre de la maternidad, al contarle a mi madre me dijo que debía desacelerar mi avidez por la información. Ya empezaba de nuevo a querer controlar y perfeccionar las cosas. Era estupendo ya que Marco estaba fuera, así no tuve que lidiar con él, pero a su regreso había algo que debía hacer. Me invito a su departamento, dijo que había preparado la cena, seguramente no volvería a probar mis
Marco Al llegar a Cancún ya nos esperaban para llevarnos a “Isla Dorada”, nos alojaríamos en una hermosa mansión que construyo Grupo Añorve hace no más de un año y que la conserve, pocas veces la hemos utilizado, Alin es la que más la ha visitado con sus amigos. Era magnífica, con 1600 m² de construcción en un terreno del doble de metros; en dos plantas, pero que también contaba con sótano, dos albercas y hasta un mini muelle para tener un pequeño bote. Al ir adentrándonos, vi como inspeccionaba el lugar con algo de asombro, la conduje hasta la cocina, pues debíamos cenar. —¿Te gusta lo poco que has visto? —Sí, debo decir que pensé iríamos a un hotel —hubiera sido cómodo. —La verdad quería que vieras algo de lo que hacemos en Grupo Añorve, pero ahora cenemos, ya luego te sigo mostrando la casa. —Puedo preguntar, ¿a qué se debe las vacaciones tan repentinas? —Quiero que te relajes y hay algo importante que debemos hablar, además tengo trabajo aquí, solo aproveche —ella asintió.
Sara El hombre estaba tratando de que yo disfrutara de mi estancia, yo de verdad lo agradecía, solo quizá no había sido buen momento, me sentí apenada por mi bajo entusiasmo, difícilmente lo había visto, qué ironía, verlo menos ahora que compartíamos el techo. Le pedí a Estela, que me ayudará a preparar una cena para agradecerle a Marco, yo lo hubiera intentado, pero ella tenía una sazón increíble y en estos días he convivido más con ella que con Marco. Al saber que no llegaría tan tarde me arregle un poco, prepare la mesa, sin velas ni nada de eso, solo una agradable cena. —¡Milagro...! ¡Hola hermosa! —me abrazó para luego besarme. —Ya sé que tiene días que no me ves despierta —levante la mano, —juro que no era intencional, mi energía ha sido cero. —Un pajarito me dijo, ¿segura que no quieres ver a un doctor? —Olvídalo, ahora solo cenemos. Hablamos de su trabajo y de lo mucho que sentía no poder pasar más tiempo conmigo, una llamada nos interrumpió y se fue a contestar, yo apr
Marco Por fin tuve un respiro, mi trabajo termino antes de lo que tenía previsto y me entusiasmo la idea de poder invitar a cenar a Sara, para despejarnos y que ella saliera, sé muy bien que no desea gastar, menos cuando no es ella quién paga. Algo con lo que he tenido que lidiar saliendo con ella. Por un lado, me deja ver que existen personas que no les gusta ser dependientes de otras, pero tengo la costumbre de solventar esos pequeños gastos. Me cuesta tener que tomar eso en cuenta. Al llegar, Estela me saluda, lo que me parece raro. —¿Sabrá dónde está Sara? —le cuestiono, es más fácil que localizarla por mí mismo. —No, por eso mismo no me he ido, ella no ha regresado desde la mañana que salió. Saco el celular y voy a marcación rápida, pero el número 1 aparece vacío, busco en mensajes, no está nuestro chat de conversaciones, luego contactos, nada. Una especie de alarma se instala en mi mente, mi pecho siente un vacío repentino que me hace sentir mal. Subo corriendo a la habit
Sara Supongo que Marco si requería de drama para dar por terminado lo nuestro, ¿de qué otra forma lo llamaría?, ¡relación!, no. Al darme cuenta de que alguien estaba fuera de mi apartamento supe que necesitaba poner espacio de por medio, yo verlo otra vez, más que nada era cobardía de mi parte. No estoy segura de tener la suficiente fuerza para dar la vuelta, yo ya tenía que alejarme, no hablarlo directamente es un error, pero ¿qué podría decir un mentiroso?, pues otra mentira y yo, con unas ganas inmensas de estar con él, no es nada sano. Le pedí asilo a Miriam; esperaba que se aburriera de buscarme para poder regresar, una semana más tarde solo estaba más persistente, tuve que ir a hurtadillas a mi trabajo, empezó a enviar cosas como siempre, todas las rechazaban en recepción, hasta le dijeron que había dejado de trabajar, aun así no desistió. Fue la excusa perfecta para buscar un cambio, averigüé si podía emigrar a alguna de las agencias en otros países, regularmente se dan inte
Sara Hacer las maletas era más difícil de lo que creía, mi departamento lo amaba, me costó mucho primero; encontrarlo, luego llegar aún buen trato para pagarlo, amueblarlo. Lo que más me ponía triste eran mis padres; esperaba que pudiera quedarme en un solo sitio para poder llevarlos conmigo. Mis amigos, me dolía no poder decirles la realidad de mi situación, se alegraron, pues el cambio parecía que lo hacía por trabajo. Esa es la versión que les conté, que mi trabajo requería que cambiara de domicilio, Miriam por supuesto no me creyó mucho, pero me dijo que si no se lo decía era por algo, que me daría tiempo para que yo sola le contara. Había algo que me levantaba el ánimo hasta olvidar mis quejas por todo, era ese “humanito” que estaba creciendo día a día. Eso era suficiente para hacerme feliz instantáneamente, a mi parecer todo había valido la pena, jamás podría decir que me arrepentía. Tal vez la forma deshonesta en que me comporte me taladraba la culpabilidad, pero una vez más