Sara Me pedí un montón de libros y me suscribí a varios blogs sobre madres primerizas, una necesidad se apodero de mí de saber lo más que pudiera para estar preparada para todas las etapas que estaban por venir. Porque anhelaba un bebe con todas mis ganas, pero no tenía ni la menor idea de que esperar, o qué era lo que sucedería a continuación, y al no tener el consejo experto de una madre a mano, era indispensable a mi parecer solucionarlo. Mi bolso se volvió el hogar de un libro el cual cargaba a todas partes y en cuanto podía lo hojeaba, vi un montón de videos de crianza, esa semana me dio la fiebre de la maternidad, al contarle a mi madre me dijo que debía desacelerar mi avidez por la información. Ya empezaba de nuevo a querer controlar y perfeccionar las cosas. Era estupendo ya que Marco estaba fuera, así no tuve que lidiar con él, pero a su regreso había algo que debía hacer. Me invito a su departamento, dijo que había preparado la cena, seguramente no volvería a probar mis
Marco Al llegar a Cancún ya nos esperaban para llevarnos a “Isla Dorada”, nos alojaríamos en una hermosa mansión que construyo Grupo Añorve hace no más de un año y que la conserve, pocas veces la hemos utilizado, Alin es la que más la ha visitado con sus amigos. Era magnífica, con 1600 m² de construcción en un terreno del doble de metros; en dos plantas, pero que también contaba con sótano, dos albercas y hasta un mini muelle para tener un pequeño bote. Al ir adentrándonos, vi como inspeccionaba el lugar con algo de asombro, la conduje hasta la cocina, pues debíamos cenar. —¿Te gusta lo poco que has visto? —Sí, debo decir que pensé iríamos a un hotel —hubiera sido cómodo. —La verdad quería que vieras algo de lo que hacemos en Grupo Añorve, pero ahora cenemos, ya luego te sigo mostrando la casa. —Puedo preguntar, ¿a qué se debe las vacaciones tan repentinas? —Quiero que te relajes y hay algo importante que debemos hablar, además tengo trabajo aquí, solo aproveche —ella asintió.
Sara El hombre estaba tratando de que yo disfrutara de mi estancia, yo de verdad lo agradecía, solo quizá no había sido buen momento, me sentí apenada por mi bajo entusiasmo, difícilmente lo había visto, qué ironía, verlo menos ahora que compartíamos el techo. Le pedí a Estela, que me ayudará a preparar una cena para agradecerle a Marco, yo lo hubiera intentado, pero ella tenía una sazón increíble y en estos días he convivido más con ella que con Marco. Al saber que no llegaría tan tarde me arregle un poco, prepare la mesa, sin velas ni nada de eso, solo una agradable cena. —¡Milagro...! ¡Hola hermosa! —me abrazó para luego besarme. —Ya sé que tiene días que no me ves despierta —levante la mano, —juro que no era intencional, mi energía ha sido cero. —Un pajarito me dijo, ¿segura que no quieres ver a un doctor? —Olvídalo, ahora solo cenemos. Hablamos de su trabajo y de lo mucho que sentía no poder pasar más tiempo conmigo, una llamada nos interrumpió y se fue a contestar, yo apr
Marco Por fin tuve un respiro, mi trabajo termino antes de lo que tenía previsto y me entusiasmo la idea de poder invitar a cenar a Sara, para despejarnos y que ella saliera, sé muy bien que no desea gastar, menos cuando no es ella quién paga. Algo con lo que he tenido que lidiar saliendo con ella. Por un lado, me deja ver que existen personas que no les gusta ser dependientes de otras, pero tengo la costumbre de solventar esos pequeños gastos. Me cuesta tener que tomar eso en cuenta. Al llegar, Estela me saluda, lo que me parece raro. —¿Sabrá dónde está Sara? —le cuestiono, es más fácil que localizarla por mí mismo. —No, por eso mismo no me he ido, ella no ha regresado desde la mañana que salió. Saco el celular y voy a marcación rápida, pero el número 1 aparece vacío, busco en mensajes, no está nuestro chat de conversaciones, luego contactos, nada. Una especie de alarma se instala en mi mente, mi pecho siente un vacío repentino que me hace sentir mal. Subo corriendo a la habit
Sara Supongo que Marco si requería de drama para dar por terminado lo nuestro, ¿de qué otra forma lo llamaría?, ¡relación!, no. Al darme cuenta de que alguien estaba fuera de mi apartamento supe que necesitaba poner espacio de por medio, yo verlo otra vez, más que nada era cobardía de mi parte. No estoy segura de tener la suficiente fuerza para dar la vuelta, yo ya tenía que alejarme, no hablarlo directamente es un error, pero ¿qué podría decir un mentiroso?, pues otra mentira y yo, con unas ganas inmensas de estar con él, no es nada sano. Le pedí asilo a Miriam; esperaba que se aburriera de buscarme para poder regresar, una semana más tarde solo estaba más persistente, tuve que ir a hurtadillas a mi trabajo, empezó a enviar cosas como siempre, todas las rechazaban en recepción, hasta le dijeron que había dejado de trabajar, aun así no desistió. Fue la excusa perfecta para buscar un cambio, averigüé si podía emigrar a alguna de las agencias en otros países, regularmente se dan inte
Sara Hacer las maletas era más difícil de lo que creía, mi departamento lo amaba, me costó mucho primero; encontrarlo, luego llegar aún buen trato para pagarlo, amueblarlo. Lo que más me ponía triste eran mis padres; esperaba que pudiera quedarme en un solo sitio para poder llevarlos conmigo. Mis amigos, me dolía no poder decirles la realidad de mi situación, se alegraron, pues el cambio parecía que lo hacía por trabajo. Esa es la versión que les conté, que mi trabajo requería que cambiara de domicilio, Miriam por supuesto no me creyó mucho, pero me dijo que si no se lo decía era por algo, que me daría tiempo para que yo sola le contara. Había algo que me levantaba el ánimo hasta olvidar mis quejas por todo, era ese “humanito” que estaba creciendo día a día. Eso era suficiente para hacerme feliz instantáneamente, a mi parecer todo había valido la pena, jamás podría decir que me arrepentía. Tal vez la forma deshonesta en que me comporte me taladraba la culpabilidad, pero una vez más
Sara La había pasado en un hotel, y era hora de buscarme dónde vivir, por obvias razones mientras más cerca del trabajo era mejor, al no conocer el área tarde una semana más en el hotel, por suerte encontré un apartamento algo viejo, la ubicación es lo que me gusto. Se encontraba arriba de una cafetería, al indagar más y pedir me lo mostrarán una amable señora, me dijo que casi nadie lo quería por ser muy ruidoso, se encontraba en plena avenida, era raro, casi todo aquí eran locales comerciales. Ruido, ¡ja!, yo no tenía problemas con ello, verifique los servicios, las instalaciones, además me dijo que por las noches mi vehículo podía quedar en la parte lateral de la cafetería. Simplemente, lo tomé, la señora era la dueña y parecía buena persona, auto aún no tenía, esperaba poder comprar uno, aquí es indispensable, no como en mi México que, si lo deseaba, me subía al metro y llegaba a cualquier lado, el transporte escaso solo se movía en las avenidas, y este lugar estaba lleno de en
Marco Tuve que cambiar de investigadores, y de todos modos me demuestran que Sara es más inteligente que ellos o no les estoy pagando lo suficiente, después de un tiempo dejaron de traerme información útil. Mi madre y Alin se han aliado y me pidieron que las acompañe a ver a un especialista, dijeron que tal vez no debimos esperar que el tiempo curara las heridas, que quizá necesitábamos asistencia. No le veo el uso, solo me roban el tiempo dos veces por semana, hasta Daniel cree que debo ser más cooperativo y sacar cualquier cosa que tenga en la mente. Parece que no entienden que mi mente solo la ocupa Sara. Me rendí, si ya estoy pagando por estas sesiones en donde me la paso divagando, será mejor que empiece a darme respuestas, lo aprovecharé, sé que Daniel debe estar cansado de oírme hablar de Sara. Si querían torturarme esta era la forma, desea escuchar el desastre traumático que ocurrió para que me volviera un patán, con gusto se lo dije, orgulloso, no. Simplemente, me alegra