Mi acción lo hizo sonreír mientras alzaba una mano para hacer una mueca como si estuviera loca. Quizás sí, estaba enloqueciendo, eso ya no me importaba; en realidad ya pocas cosas habían dejado de tener valor para mí. Razón por la cual, comencé a correr los últimos metros que me separaban del mar, sin importar que el vestido que aun llevaba puesto se arruinara, pues costaba unos cuantos miles de dólares. Cuando el agua me hubo cubierto casi por completo, el vestido me hacía difícil mantener el equilibrio y con cada ola que surgía mi cuerpo cedía a contrapeso. ¡A la m****a todo! Fue lo que pensé cuando decidí soltar el trenzado que sujetaba la parte de arriba del vestido, y cuando estuvo listo me moví un poco más dentro del agua hasta que deje de sentir la arena bajo mis pies. Me sumergí en la profundidad del mar buscando escurrirme entre las capas de seda, por un instante sentí que la tela me hundía y por poco me ahogaría, hasta que el agua hizo su trabajo y facilito mi huida. Una v
Leer más