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Todos los capítulos de Sé bueno conmigo: Capítulo 1 - Capítulo 10
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(1) Viernes a media noche
   Milán. Italia. Habían pasado varias horas desde que había salido de clases y el frío había entumecido mis piernas, entonces me maldije internamente por haber olvidado esa mañana que tenía deporte, la falda gris que me cubría ahora sólo parecía un trapo de seda que ondeaba descontrolado por las ráfagas de viento de la ciudad. Ya debería haber vuelto a casa pero Alonzo no volvería hasta las 2 de la mañana así que no tenía caso, prefería pasar el tiempo en algún otro lugar, aunque deambular por la calle a media noche no fuera lo más inteligente. Llené de aire mis pulmones y la rabia que había olvidado hace un momento, volvió. Mi madre había muerto hace un año, lo que m
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(2) 5 millones de dólares
En medio de aquella luz cegadora, una sombra alta y definida se alzó, como si flotara en medio de la nada. Desde el suelo, mis ojos contemplaban horrorizados como esa sombra se acercaba en medio del silencio, se quedó de pie y pude ver sus zapatos polvorientos pero el resto de él seguía siendo un aterrador misterio. -Bien. Toma tu mercancía- le indicó la voz, rompiendo el silencio, entonces un grito creó el caos en un instante - ¡La policía! ¡Viene la policía! -¿Qué?!- gritó la voz pero podía escuchar como todos corrían y se alejaban- ¡Ella lo hizo!- escupió con rabia la voz, en ese momento sentí que palidecía- la mataré...- me apresuré a levantarme del suelo, asustada -¡Jefe!- gritó alguien más con desespero, entonces escuché sus pasos alejándose a toda prisa. Era mi oportunidad. Con el corazón en la garganta y aún cegada por el reflector frente a mí, estuve a punto de salir corriendo pero mi comprador se movió ágilmente frente a mí y sus dedos largos atraparon mi brazo como gar
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(3) Ariana, te amo
Me rehusé a abrir los ojos. Mi falda rozaba mis piernas y no olía a tocino como cada mañana,olía a... Nada. Sin ser capaz a de mantener los ojos cerrados por más tiempo, miré a mi alrededor. Me dí cuenta de que estaba sobre la cama cuando estuve totalmente consciente, me incorporé alarmada pero no ví al chico aterrador , de igual forma me levanté y me detuve a examinar el lugar. No había movimiento,ni ruidos. Suspiré aliviada al saber que estaba sola,no quería imaginar que hubiera pasado si el pelinegro me hubiese encontrado durmiendo en su cama. Observé el lugar sobre el que hace unos momentos descansaba tan cómodamente. ¿Acaso caminaba dormida? Recorrí los escalones sin bajar la guardia,examinando la planta baja, al parecer el chico no había vuelto.  Recordando su amena
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(4) Costas
Desperté con la silueta de un rostro que debido al azul brillante del cielo no podía distinguir ,el viento que me envolvió de repente y erizó mi piel me despertó por completo,haciéndome dar cuenta de que estaba empapada y que los labios de aquel rostro estaban sobre los míos brindándome calor y transportando aire hasta mis pulmones. Sintiendo como el vómito empezaba a subir por mi garganta me apresuré a apartarme para expulsarlo,sin embargo sólo había sido agua. Cuando me volteé encontré al pelinegro más cerca de lo que había estado antes,mirándome a los ojos de una forma intimidante, peligrosa,con los mechones de cabello cayendo sobre sus pestañas,goteando. Su camiseta blanca se había pegado a su cuerpo como una segunda piel traslúcida, dejando ver su torso.   -¿Aún no he hecho nada contigo y ya intentas matarte?- habló con voz muy calmada pero aún así podía distinguir el peligro en aquel tono,por otro lado agradecí que pensara que había intentado morir
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(5) Angélica
El trance en el que estaba se esfumó en el momento en que crucé la puerta,eché a correr con todas mis fuerzas,mirando a todos lados, tratando de ubicarme,pero era imposible,no había nombres de calles ,direcciones o letreros.-¡Oye!- miré de reojo al chico extraño acercándose rápidamente pero seguí corriendo, doblé la esquina esperando perderlo pero me quedé sin aliento. La calle era exactamente igual a la anterior, las mismas casas grises de dos plantas,los mismos jardines impecables,la misma calle solitaria.¿Qué era este lugar?El miedo y la desesperación me estaban carcomiendo rápidamente. Seguí corriendo con la intención de llegar al final de la calle y volver a cruzar,sin embargo sentí que mi alma había salido de mí cuerpo y regresado al oír el rugido de un motor en cólera detrás de mí,
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(6) Lágrimas de sangre
"No volveré a repetirlo,no me subestimes" Ahogué una exclamación y mi vista se nubló por las lágrimas,mi celular ya no estaba. Descubrí las prendas en el suelo. La sudadera gris y los pantalones ajustados.  No había sido un sueño. Mientras recogía la ropa observé la hora en el reloj de pared. Solté la ropa y corrí al baño a toda prisa.     -¡ Ariana corre!- en la entrada del colegio logré ver a Nina. Los portones se cerraron justo detrás de mi- ¡¿Puedes decirme donde estuviste estos días?!- traté de pensar en cualquier cosa pero mi mente estaba en blanco -Te lo diré luego,vamos tarde a clase. -No creas que lo olvidaré- advirtió dirigiéndose
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(7) El inicio del Fin
Un leve golpeteo en la puerta me trajo de vuelta. -¿Ariana?- abrí la puerta con cuidado,descubriendo a Luca del otro lado. -¿Si?- sólo pude verlo a los ojos por un segundo antes de apartar la mirada. -Ven conmigo- me limité a seguirlo escaleras abajo- Costas- le oí llamarlo antes de terminar de bajar los escalones y verlo salir de la cocina. Sentí que me miraba pero no me atreví a hacer lo mismo. -¿Qué haremos?-preguntó finalmente Luca, acabando con la tensión y el silencio. -¿Hacer? Ella decidió irse. Fué su decisión. -¡Costas! ¡No puedes dejarla ir así!- le recriminó elevando la voz -Si tanto te preocupa, llévala a tu casa. -Sabes que no puedo- le recriminó irritado. -Entonces la mata- - ¡Costas!- le riñó impidiéndole terminar -Me matarán...- Murmuré completando la frase,sintiendo la mirada de ambos- No soy estúpida- suspiré conteniendo las lágrimas - no te suplicaré por ayuda- mascullé mirando a Costas a los ojos- y te agradezco todo- miré a Luca - pero ya no quiero esto
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(8) Latidos como flores de primavera
Luego de comer en un puesto de comida,los guié hasta una tienda de ropa totalmente diferente que conocía muy bien. Pequeña, simple y acogedora. El humilde negocio de una vieja costurera. Cómo había ocurrido en el centro comercial, Costas se quedó afuera pero esta vez Luca le hizo compañía. No tardé mucho en pedir un par de uniformes de mi talla para la escuela. Apenas volvimos a la casa, Luca tiró las bolsas sobre el sofá y me llevó a la cocina. - Toma- reaccioné a tiempo para atrapar el delantal que me había lanzado en el aire -¿Sabes cocinar?- preguntó mientras se anudaba el suyo a su espalda baja. - Un poco- Luca rió al verme llevar la mano a mi nuca y rascarlo incómoda. - Pues deberás aprender, recuerda que no estás aquí de gratis- sentí un retorcijón en el estómago- ¿Sabes cortar verduras?- asentí rápidamente, no quería que creyera que era una inútil- Bien, corta esto- me ordenó, dejándo sobre una tabla de picar tomates, cebolla, ají y diversos montes. Me apresuré a cortar
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(9) No todos los caminos conducen a casa
Cuatro sombras pasaron velozmente, eliminando la franja de luz que se filtraba. Contuve la respiración. De repente podía sentir hasta el más mínimo movimiento de Costas, sus dedos sobre mis hombros, su respiración profunda y sus mechones de cabello, haciendome cosquillas en el rostro. De alguna forma era atractiva esa sensación de adrenalina y peligro, tan fuerte como el impulso de empujarlo y salir corriendo.Sin quererlo levanté la mirada solo un poco, detallando su rostro, miraba a la nada pero no tardó en clavar sus ojos en los míos. Me paralicé pero no aparté la mirada, su rostro aunque era fiero y aterrador, estaba acelerando mi corazón, haciéndolo palpitar con fuerza. Era atractivo.Intenté dar un paso atrás para recobrar el aire pero las repisas de un estante con utensilios de limpieza me lo impedía, clavándose en mi espalda. Su rostro se aproximó bruscamente obligándome a mirar a la nada.-Dije que no te movieras- habló entre dientes, haciendo más firme el agarre sobre mis
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(10) Un ángel burlón en la lluvia
El brillante suelo de mármol sin duda abrumaba. No entendía como aún siendo casas idénticas por fuera, sus estructuras internas eran tan diferentes. Mientras la casa de Costas era sobria y algo rústica, la de este chico parecía un palacio romano, con columnas sosteniendo de manera elegante una segunda planta. A parte de eso, la frialdad y sensación de abandono en el aire, así como la alberca, eran exactamente iguales a los de la casa de Costas.Hacía un rato el muchacho había desaparecido sin más por uno de los corredores. Me abracé a mí misma tratando de conseguir algo de calor e intentando no temblar, pero el frío calando en mis huesos lo hacía imposible.- Matteo- miré al frente de golpe, el muchacho estaba extendiéndome una toalla- Me llamo Matteo - alterné la mirada entre la toalla y él, confundida. Finalmente pude reaccionar para extender la mano pero la toalla se había alejado con rapidez, como si le hubiera desagradado la idea de secarme. No tardó en caer sobre mis hombros su
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