- Espera...- Desde su altura, me miraba a los ojos atentamente, inmóvil, con su cabeza ligeramente inclinada, como un perro curioso. Lo detallé por un momento. Su cabello estaba peinado hacia atrás de forma prolija y en general, tenía una apariencia elegante pero peligrosa, de alguna forma. Lo que parecía ser parte de un tatuaje, se dejaba entrever por su cuello y descendía, perdiéndose en el inicio de su abrigo negro. - ¿Cómo sabes mi nombre?- logré articular, pero él no respondió, sólo siguió caminando. Aún no entendía como había terminado siguiéndolo, una parte de mí no me permitía detenerme y alejarme, pero otra parte sabía que algo malo pasaría. Podía sentirlo. - No puedes salir sola tan tarde, es peligroso ¿lo sabes?- Tragué saliva sin responder, clavando las uñas en las mangas de mi suéter. - ¿Quién eres?- No respondió. Llevábamos algunos minutos andando y parecía que caminabamos en círculos, aunque sabía que era el efecto que causaban la similitud de las calles. Comen
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