Luego de sentarnos en una mesa para comer, miré a Alessandra de reojo dándole un gran mordisco a su hamburguesa, obligandome a contener una sonrisa. No había mucha gente en el lugar así que sólo podía dejar mi mente divagar un poco. Viéndola así, justo frente a mí, pensé en lo agradecida que estaba de que ella siguiera a mi lado. Incluso viéndola, a veces la extrañaba porque en el fondo sabía...que de no ser por Alessandra, yo habría enloquecido. Sus ojos verde agua miraron con deseo la hamburguesa que devoraba y está vez no pude evitar reír. Alessandra levantó la mirada como si hubiese sido atrapada in fraganti.-¿Qué? ¡Tengo hambre!- se quejó a la defensiva- Alessandra, ¿Sabes que te quiero verdad?- su mirada quedó en blanco, incomodándome-Ari...no me van las mujeres.-¡Lo digo enserio!- ella soltó una carcajada, rejalándome-¿Pero... Sucede algo?-No, solo quería decírtelo...-También te quiero, tonta- ambas sonreímos, aunque yo más por vergüenza. Me resultaba incómodo decir e
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