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Todos los capítulos de Sé bueno conmigo: Capítulo 31 - Capítulo 40
64 chapters
(30) Compensación
En la entrada del hotel, Alessandra se movía de un lado a otro como un tigre encerrado en una jaula. Bajé del taxi luego de pagar y corrí hacia ella a toda prisa.-¡Oye tuve que decir que te llamaron del hospital! ¿Quieres que nos corten la cabeza? Es la última vez que haces algo así ¿de acuerdo?- A pesar de que siempre tomaba muy en serio sus regaños, intenté no sonreír al verla tan nerviosa y exaltada, caminando inconscientemente como el señor Cristiano. En pocos minutos el viento fresco de la tarde se había desvanecido y ahora sólo el vapor de la colmena nos rodeaba.- Cámbiate y ve a la suite, el huésped dijo que te esperaría allá.-¿Y tú?-inquirí viéndola salir de los vestidores.-Tengo un rato libre, mi huésped quedó inconsciente con tantos tragos, duerme como un bebé.-Que suertuda...- Lo sé- canturreó con una sonrisa de complacencia antes de cruzar la salida y dejarme sola. Sin saber muy bien que esperar o hacer llamé a la puerta, pero como la primera vez, no recibí respuest
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(31) 2304
-Primera cláusula: Estarás a mi disposición sin importar donde estés o lo que estés haciendo. - Pero... - Segundo: Ve por tus cosas, tengo algo importante que hacer y necesito ayuda -¿Ahora? - ¿Hay algún problema? - Pues yo trabajo aquí, no puedo irme de esta forma. -Yo me haré cargo de eso, ve por tus cosas, te espero afuera. -¡Oiga...!- Mis palabras se quedaron en la garganta al ver a ese hombre cruzar la puerta de la habitación. Una serie de escalofríos me recorrieron la columna durante el trayecto el departamento de mantenimiento y de regreso a la salida del hotel pero de forma sorprendente el señor Cristiano no apareció por los pasillos. Tomé mi bolso y colgué la tira sobre mi hombro al tiempo que me adentraba a la puerta giratoria para salir del hotel. El huésped de la 2304 se hallaba dentro del auto rojo que unos minutos atrás casi me había arrollado. Me acerqué y abrí con inseguridad la puerta del acompañante. La vista de ese hombre estuvo clavada en el camino duran
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(32) De vuelta al Paraíso
-Bien, ¡Terminamos por hoy!- el staff comenzó a recoger las cámaras y demás equipos alrededor del Jardín Botánico que ocupamos. Un gran grupo de gente contenida en la salida por una línea seguridad, gritaba el nombre de Natasha con desesperación hasta que ella salió de la enorme carpa que tenía como cambiador y se dirigió a ellos, tomándose fotos y dando autógrafos.La miré por un momento, preguntándome si estaba siendo codiciosa al desear una vida como la suya.- Te ayudo- salí de mis pensamientos al ver la mano Adriano extendida hacia mí, entonces me dí cuenta de que aún seguía en el césped. Me levanté por mí misma y le sonreí a modo de disculpa al verlo tomar su propia mano y devolverla a un costado de su cuerpo - ¿Cómo has estado? no he tenido tiempo de llamarte- a pesar de escucharlo,veía discretamente a mi alrededor. Todos me observaban y murmuraban entre sí -Estoy bien...- Pronto culminarán las grabaciones, así que quería hacerte una propuesta - mis ojos lo enfocaron -¿Qué c
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(33) Conoce a tu enemigo
-¡Despierta! -dí un salto por el susto antes de que mis párpados pesados volvieran a intentar cerrarse, perdiéndose entre los cabellos dorados de Alessandra, que me recordaban a los de alguien más -¿ Acaso no dormiste bien ayer?- cerré los ojos con molestia al recordar la noche anterior.Había llegado a casa faltando sólo dos horas para que amaneciera. Obviamente no había podido dormir bien.- Sólo fue un parpadeo...- murmuré abriendo mis ojos nuevamente, con esfuerzo.- ¿Qué?-Estoy bien- hablé con fuerza y claridad para sonar más animada y espantar el sueño- Pues no lo creo ¿A qué hora llegaste ayer?- A las cuatro...-¿Por qué tan tarde?-preguntó elevando la voz sorprendida-Tuve que ayudar al de la 2304-!Esto se está convirtiendo en un abuso! ¡No eres su sirvienta!- bramó dando un golpe seco a la mesa sobre la que trabajamos.-Es una larga historia...- mascullé terminando de doblar la docena de toallas sobre la que me había quedado dormida- Iré llevar estos al almacén, ya vuelvo
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(34) No soy una persona que olvida fácilmente
Una selva frondosa iluminada por los rayos del sol rodeaba a 4 a lobos cachorros que corrían junto a un niño pequeño de cabello largo y taparrabo como única prenda para cubrirse. Me relajé un poco,pues ya había visto la película.- Quiero cotufas. Cómprame una- Miré a mi lado encontrando la mano de Emilio extendida hacia mí con un par de billetes. Los tomé y me disculpé con las personas a lo largo de la fila,bajé los escalones rápidamente y salí en busca de las cotufas. Me disculpé nuevamente al chocar las piernas de los demás y obstruir la vista de otros más arriba hasta llegar a mi asiento.-Aquí tiene- mis párpados comenzaron a pesar luego de un rato,sin embargo la voz de Emilio entró en mis oídos- Tengo sed- me levanté con pereza y tomé el dinero disculpandome una vez más por tropezar con todos a mi paso, compré el refresco y volví disculpandome ante las quejas del lado derecho de la sala.-Aquí tiene - murmuré dejándome caer en mi asiento.-Aprovecha y compra también algunos dul
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(35) La gran diferencia
-Eh...Creo que deberíamos alistarnos ya, haré las volteretas adicionales- hablé casi automáticamente al ver que Emilio no dejaba de mirarme.-¿Vienes?- sólo cuando escuché a Enrico llamarme, fuí capaz de apartar la mirada y volver a la realidad...La puerta de la mansión había estallado en mil pedazos.Me pegué a la pared con mi arma en alto, a la espera.Respiré profundo y crucé el umbral. Al menos 30 hombres se hallaban en la entrada,clavando sus miradas en mí mientras con pasos sincronizados me colocaba en el centro de la sala, sin perder a ninguno de vista.El primero se abalanzó sobre mí y el caos se desató. Con mi espada atravesé a cada uno de los que se acercaron.Como un torbellino (y con ayuda de los arneses) giré en el aire,al bajar corrí a las escaleras para tomar aire. Los hombres restantes subían los escalones con cautela, al acecho. Ésta vez fuí yo quien se abalanzó sobre ellos con mi espada,rebanando cuellos, atravesando brazos y piernas, haciendolos rodar por las esc
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(35) La gran diferencia
-Eh...Creo que deberíamos alistarnos ya, haré las volteretas adicionales- hablé casi automáticamente al ver que Emilio no dejaba de mirarme.-¿Vienes?- sólo cuando escuché a Enrico llamarme, fuí capaz de apartar la mirada y volver a la realidad...La puerta de la mansión había estallado en mil pedazos.Me pegué a la pared con mi arma en alto, a la espera.Respiré profundo y crucé el umbral. Al menos 30 hombres se hallaban en la entrada,clavando sus miradas en mí mientras con pasos sincronizados me colocaba en el centro de la sala, sin perder a ninguno de vista.El primero se abalanzó sobre mí y el caos se desató. Con mi espada atravesé a cada uno de los que se acercaron.Como un torbellino (y con ayuda de los arneses) giré en el aire,al bajar corrí a las escaleras para tomar aire. Los hombres restantes subían los escalones con cautela, al acecho. Ésta vez fuí yo quien se abalanzó sobre ellos con mi espada,rebanando cuellos, atravesando brazos y piernas, haciendolos rodar por las esc
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(36) Esperanza arrancada de Raíz
-Ariana, debo hablar contigo -su mano se dirigió a mi muñeca pero Emilio jaló la que sostenía, haciendome tropezar con mis propios pies y terminar justo a su lado -Lo siento, pero deberás esperar tu turno súper estrella, la señorita Ariana ya tiene un compromiso- Emilio jaló mi mano, haciéndome caminar detrás de él y no me opuse. Como una fría ráfaga de viento pasé al lado de Adriano y salí del salón.Al salir al campo no tardé en notar que estaba en la mira de todos, espiandome con miradas furtivas.Con delicadeza retiré mi mano de la de Emilio y caminé detrás de él, imitando sus pasos en silencio. Me concentré en el pasto verde que mis botas negras aplastaban y cerré los ojos, agotada.Recordé la manera en que ese hombre me había gritado y luego la manera en la que tragó todas sus palabras al tener en sus manos un cheque.Así que esa era la gran diferencia.El mundo trataba de formas totalmente opuestas a la gente sencilla como yo y a las personas ricas y poderosas como el rubio de
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(37) Ojo por Ojo
Luego de eso era posible que fuera despedida así que decidí volver a la academia por mis cosas. La imagen de Emilio corriendo hacia mí se repetía una y otra vez en mi cabeza mientras salía del Hotel. Miré el alto edificio del que salí y suspiré.En un suspiro ocurrió todo.Tres hombres aparecieron y me tomaron, metiéndome entre forcejeos a una camioneta negra.En un suspiro el miedo se apoderó de cada fibra de mi cuerpo, dominandome.Y solo un suspiro fué suficiente para que un pañuelo sobre mi nariz desvaneciera el mundo y me enviara al abismo más aterrador.¿Esta vez...acabaría todo?Desperté de golpe a sentir que me ahogaba. El agua me escurría por el rostro y algunos mechones de cabello.Algo atontada y mareada miré con dificultad al hombre frente a mí,retirando de sus labios un cigarrillo y liberando el humo al aire. Cuando logré adaptar la vista y ver con claridad, noté una larga y horrible cicatriz recorriendo su sien hasta llegar a su mejilla izquierda.- Lamento despertarte
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(38) Hermosas Margaritas
-Ha perdido algo de sangre pero la herida no es muy profunda...- sentí un punto de dolor taladrarme la cabeza. Dolía mucho pero mientras ese dolor inrrumpía a través de la oscuridad, otros muchos más fuertes acudían a distintas partes de mi cuerpo, reteniendome. Una brillante luz blanca se abrió paso entre las tinieblas, tan intensa, que incluso a la distancia que había de por medio, comenzaba a cegarme pero eso no borraba ni por atisbo la desesperación que sentía por salir de ese extraño y aterrador lugar.Intenté abrir los ojos mientras intentaba emerger de golpe de aquel agujero oscuro.-Me temo que hay algunas costillas rotas -sentí una punzada en el costado al intentar inspirar aire. A pesar de que flotaba bajo aguas negras, habían demasiados dolores para soportarlo,pero eso fué suficiente para salir al fin de la oscuridad.Pestañeé sin poder detenerme. No podía ver con claridad a las altas figuras que me observaban porque mis ojos estaban empañados.-Ariana... - me llamó Emilio
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