No sabía cuánto tiempo había pasado pero ya había anochecido y el salón se volvía cada vez más frío. La falda de estudiante no ayudaba.Emilio permaneció en silencio a mi lado,con esa tonta sonrisa surcando sus labios.-¿Te parece divertido?- Me miró de reojo antes de sonreír ampliamente. Contuve las ganas de bufar. Sin decir nada, se quitó el abrigo que llevaba y me cubrió, los nervios movieron mis brazos con urgencia y me apresuré a devolvérselo, dejándolo sobre sus piernas.-Estás temblando, te congelarás.-Estoy bien.-Ya no eres tan atenta-musitó volviendo a cubrirme.-Ya no soy su mucama- le recordé, quitándomelo de nuevo-Creo que estaremos aquí un largo rato, ¿Qué quería decir?- Al no responder, volteė a verlo,tensándome al encontrar sus ojos clavados en los míos.-Estarás junto a mí toda la noche. Te lo diré luego- traté de evitarlo con todas mis fuerzas, pero no pude. Mi corazón estaba latiendo nervioso por él. De inmediato me levanté y carraspeé, intentando, en vano, abrir
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