- ¿Emilio...?- lo llamé, insegura y asustada. La manera en que me miraba, sin pestañear... La oscuridad es sus ojos, era escalofriante.- Dije que lo olvidaría... pero ahora que sé que está vivo, no puedo seguir ignorándolo. En este punto, alguien tendrá que morir- horrorizada, me dí cuenta de que ya no me miraba a mí, sino sobre mi cabeza, hacia algún punto del pasillo.- Bastardo, ¡díselo de una vez por todas!- gritó Costas a mis espaldas pero me paralicé cuando Emilio disparó a cada lado de mi cabeza, hacia Luca y Costas. Mi cuerpo tembló antes de encogerse en el suelo. Mis manos cubrieron mis oídos, intentando en vano eliminar el dolor punzante e intenso. Las lágrimas cayeron aterradas. Emilio se inclinó frente a mí. Sus ojos me envolvieron con frialdad.- ¿Qué estás haciendo?-ni siquiera pude escuchar mi propia voz. Él apartó mi mano de mi oído y la tomó, levantándome y llevándome al interior del ascensor. Ví detrás de mí. Costas se sostenía el brazo izquierdo y Luca le apunt
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