Emilio se liberó de mis brazos en un parpadeo y abrió fuego contra Costas mientras yo me ocultaba tras un mueble.Cristales, plumones y trozos de madera caían en todas direcciones mientras yo solo lloraba impotente. Las balas cesaron cuando Costas lo tacleó y comenzó a golpearlo en el suelo con furia. Rodaban por el suelo propinándose golpes contundentes. Emilio logró zafarse de él y arrastrarse por el suelo hasta alcanzar su arma. Al ver lo que pretendía, mi cuerpo se abalanzó sobre el arma de Costas, cerca de mí y le apunté muerta de miedo.- ¡Esta noche tú morirás!- por un segundo todo se movió en cámara lenta. Costas en el suelo, respirando con dificultad, Emilio apuntándole justo al rostro con la mirada desorbitada y yo, frente a ambos, oyendo mis latidos martillar mi pecho.Mi dedo se colocó sobre el gatillo y disparé.El sonido paralizó todo y el silencio se cernió sobre el lugar.Los ojos de Emilio me enfocaron asombrados un momento antes de sonreírme con tristeza.Su cuerpo
Desperté con la sensación de que me mecía por el lejano sonido de las olas del mar. Él abrió sus ojos un momento después.Ambos nos miramos en silencio y así mismo nos levantamos, comimos y nos tomamos de las manos al salir de la casa. No intercambiamos más que un par de miradas mientras íbamos hacia la playa. El viento soplaba con fuerza y el sol estaba ocultándose con lentitud. Ambos nos descalzamos y caminamos por la orilla, mirando el firmamento. Decidí dejar mis recuerdos ahogarse por un momento en ese atardecer. A la mañana siguiente volvimos a Milán. Matteo y Alessandra nos recibieron en la estación y no pude evitar sorprenderme al ver que Matteo sostenía la mano de Alessa; ella lo había soltado rápidamente al verme pero él había vuelto a tomarla con la misma rapidez, instalando una expresión nerviosa en el rostro de mi amiga y una sonrisa ladina en los labios de él. Alessa no habló en todo el camino de vuelta. Nadie lo hizo. Ya en casa, me ayudó a desempacar pero aún seguí
Cuando tomamos asiento para comer, escuche el tintineo de unas llaves en la cerradura de la entrada. Gire el rostro justo cuando esta se abría, dejando ver el radiante rostro de Luca.- ¡Buenos días!- gritó llegando a la cocina- ¡estás aquí!- su sonrisa se amplió al verme- ¿Comen sin mí?- como un resorte me levanté de la silla.- Siéntate, aún no empezamos. Te serviré un poco...-solo alcancé a ponerme de pie antes de caer de golpe en la silla de nuevo. La mano de Costas me había devuelto a mi asiento.- Él puede servirse solo, tú come.- Hey... mírate, siendo celoso... ¡No tienes que actuar así!- se burló Luca, a lo que aparté la mirada de él incomoda- Yo me serviré, espérenme- finalmente terminamos comiendo los tres. Soltaba una que otra sonrisa a causa Luca y evitaba la mirada de Costas, que no se apartaba de mí.- Salgamos- levanté la mirada para ver a Luca y de soslayo la mirada expectante de Costas- ¡solo salgamos!- la sonrisa de Luca era tan brillante y contagiosa que por segund
La expresión de Costas era escalofriante.El aire dentro del auto se había vuelto pesado por la tensión. Lo miraba de reojo, nerviosa, sin atreverme a decir algo realmente.Él apagó el motor del auto luego de estacionarse y se volvió hacia mí, fulminándome con la mirada.- 5 minutos- ordenó con una expresión tan iracunda, que no pude moverme. No entendía por qué todo se había vuelto tan incómodo.- De acuerdo...-murmuré abriendo la puerta del auto, justo después de cerrarla escuche como otra puerta se abría y cerraba. Él estaba frente al auto y yo lo miré curiosa- ¿también irás?- ¿Querías verlo a solas?- espetó en tono acusativo. Lo miré extrañada.- Solo iré a ver como esta. No actúes así- murmuré, dirigiéndome al hospital. Escuché sus pasos rápidos detrás de mí, hasta alcanzarme.En la habitación estaban el director Mario, Clara y muchos arreglos florales muy bonitos.-¡Oh! ¿Cómo estás?- incluso en una camilla, él lucía totalmente relajado. Me sentí aliviada.-¿Estás postrado en
Alguien debía estar jugando. Tal vez solo era alguien muy parecido a él. Mis piernas temblorosas comenzaron a ir hacia el hombre apoyado contra uno de los pilares del mirador. El corazón me latía tan rápido que parecía estar a punto de detenerse. Mis pasos inestables, se volvieron firmes y rápidos hasta llegar a su lado y ver el perfil de su rostro. Lo ví, su perfil relajado, contemplando la vista con los ojos en el horizonte. Cuando se giró hacia mí, con una pequeña sonrisa en los labios, se detuvo. Mi corazón se detuvo.- Se ve increíble desde aquí. No cambia- las lágrimas se agolparon en mis ojos impactados y ya no respiraba con normalidad, sentía que mis piernas dejarían de sostenerme en cualquier momento- ¿Cómo has estado?- él estaba tan calmado, que todo parecía un sueño. Mis labios se separaban pero no podía emitir ni una sola palabra- ¿Tan guapo soy que te he dejado sin habla?- bromeó, dando un paso hacia mí; en ese momento mis piernas cedieron pero sus brazos me atraparon
Milán. Italia.Habían pasado varias horas desde que había salido de clases y el frío había entumecido mis piernas, entonces me maldije internamente por haber olvidado esa mañana que tenía deporte, la falda gris que me cubría ahora sólo parecía un trapo de seda que ondeaba descontrolado por las ráfagas de viento de la ciudad.Ya debería haber vuelto a casa pero Alonzo no volvería hasta las 2 de la mañana así que no tenía caso, prefería pasar el tiempo en algún otro lugar, aunque deambular por la calle a media noche no fuera lo más inteligente. Llené de aire mis pulmones y la rabia que había olvidado hace un momento, volvió.Mi madre había muerto hace un año, lo que m
En medio de aquella luz cegadora, una sombra alta y definida se alzó, como si flotara en medio de la nada. Desde el suelo, mis ojos contemplaban horrorizados como esa sombra se acercaba en medio del silencio, se quedó de pie y pude ver sus zapatos polvorientos pero el resto de él seguía siendo un aterrador misterio. -Bien. Toma tu mercancía- le indicó la voz, rompiendo el silencio, entonces un grito creó el caos en un instante - ¡La policía! ¡Viene la policía! -¿Qué?!- gritó la voz pero podía escuchar como todos corrían y se alejaban- ¡Ella lo hizo!- escupió con rabia la voz, en ese momento sentí que palidecía- la mataré...- me apresuré a levantarme del suelo, asustada -¡Jefe!- gritó alguien más con desespero, entonces escuché sus pasos alejándose a toda prisa. Era mi oportunidad. Con el corazón en la garganta y aún cegada por el reflector frente a mí, estuve a punto de salir corriendo pero mi comprador se movió ágilmente frente a mí y sus dedos largos atraparon mi brazo como gar
Me rehusé a abrir los ojos. Mi falda rozaba mis piernas y no olía a tocino como cada mañana,olía a... Nada.Sin ser capaz a de mantener los ojos cerrados por más tiempo, miré a mi alrededor. Me dí cuenta de que estaba sobre la cama cuando estuve totalmente consciente, me incorporé alarmada pero no ví al chico aterrador , de igual forma me levanté y me detuve a examinar el lugar. No había movimiento,ni ruidos. Suspiré aliviada al saber que estaba sola,no quería imaginar que hubiera pasado si el pelinegro me hubiese encontrado durmiendo en su cama. Observé el lugar sobre el que hace unos momentos descansaba tan cómodamente.¿Acaso caminaba dormida?Recorrí los escalones sin bajar la guardia,examinando la planta baja, al parecer el chico no había vuelto.Recordando su amena