Me rehusé a abrir los ojos. Mi falda rozaba mis piernas y no olía a tocino como cada mañana,olía a... Nada.
Sin ser capaz a de mantener los ojos cerrados por más tiempo, miré a mi alrededor. Me dí cuenta de que estaba sobre la cama cuando estuve totalmente consciente, me incorporé alarmada pero no ví al chico aterrador , de igual forma me levanté y me detuve a examinar el lugar. No había movimiento,ni ruidos. Suspiré aliviada al saber que estaba sola,no quería imaginar que hubiera pasado si el pelinegro me hubiese encontrado durmiendo en su cama. Observé el lugar sobre el que hace unos momentos descansaba tan cómodamente.
¿Acaso caminaba dormida?
Recorrí los escalones sin bajar la guardia,examinando la planta baja, al parecer el chico no había vuelto.
Recordando su amenaza, observé todo sin llegar a tocar nada. A un costado de las escaleras había un comedor con seis puestos,justo al lado de la entrada,así como una cocina empotrada, en una esquina frente a la mesa, me contuve de dirigirme a ella, tenía hambre pero me deshice de esa sensación con rapidez.
El sol golpeaba detrás de mí, aparté de la vista de la cocina y giré para cerrar los ojos con fuerza cuando la luz solar me cegó por un instante, cuando me acostumbré a los brillantes rayos de la mañana, me dí cuenta de que con la luz natural el lugar ya no parecía tan aterrador pero aún conservaba un aire frío y solitario. Distinguí una hermosa alberca del otro lado de las puertas corredizas, cuidando de no hacer ruido, deslicé una de las puertas y observé el lugar, estaba rodeado por grandes arbustos poco más altos que yo, un par de sillas blancas reclinables descansaban junto a la piscina que abarcaba gran espacio en el centro.
Miré detrás de mí pero todo seguía tranquilo, tanto que me inquietaba, corrí hasta los arbustos en busca de alguna salida encontrando una baranda que delimitaba toda la alberca, miré hacia abajo, a la carretera, el auto negro de mi secuestrador no estaba, toda la calle estaba desierta.
Era mi oportunidad.
Mi corazón comenzó a latir con fuerza y la adrenalina recorrió mi cuerpo, miré a todos lados y salí de los arbustos, para cuando el pelinegro llegara yo estaría muy lejos y no volvería a verlo de nuevo, sin embargo todo se vino abajo en un segundo, cuando ví la puerta principal entre abriéndose, nisiquiera había llegado a las puertas corredizas y sabía que si intentaba volver a los arbustos me vería y luego seguramente me mataría, mi cuerpo se dirigió a la piscina por instinto,deslicé las piernas con cuidado y terminé de entrar sin crear mucho movimiento en el agua para no ser descubierta ,cuando oí la puerta cerrarse de un portazo respiré un par de veces antes de tomar una gran bocanada de aire y sumergirme por completo bajo una de las orillas de la piscina. Estabilicé los latidos y el miedo que me invadía controlando mejor la respiración, luego de varios segundos bajo el agua mis pulmones empezaron a quejarse por aire, intenté desviar mis pensamientos de aquella insistente petición pero me hice más consciente cuando ví la figura de aquel hombre junto a la piscina, entonces las ganas de volver a respirar se volvieron incontenibles.
Flashback____________________________
Del cielo nocturno caían las infinitas gotas de agua que caían con furia y rapidez contra el parabrisas, la camioneta comenzó a temblar a causa de las pequeñas rocas de asfalto que ocupaban el pavimento.Miré a mamá con una sonrisa y le pregunté por medio de señas si podríamos ir el próximo fin de semana al club Premiun para practicar lo que había aprendido en mis clases de natación,ella sonrió a causa de mi emoción por ser el primer deporte que realmente me había gustado y se limitó a asentir con la cabeza mirándome a través del retrovisor, me dejé caer sobre el espaldar del asiento trasero y cerré los ojos para descansar el resto del camino a casa. Abrí los ojos de golpe cuando el auto comenzó a zigzaguear de manera muy violenta a través del puente, las rocas eran mas grandes y estaban por todos lados,mamá trataba de estabilizar la camioneta pero la humedad en la carretera lo impedía, sus cabellos oscuros y alasiados se sacudían bruscamente y sus ojos grandes miraban horrorizados las rocas de asfalto,poco mas pequeñas que un balón de fútbol. Cuando perdió el control total de la Explorer plateada en la que íbamos, ésta fué directamente hasta la baranda que delimitaba el costado derecho de la costa, separando los tubos de hierro y dejándonos el paso libre hacia la caída de 12 metros que nos condujeron al agua. La camioneta iba llenándose de agua a gran velocidad mientras se dirigía al fondo del mar mamá saltó a la parte trasera y se colocó junto a mi, traté de golpear con todas mis fuerzas la ventana a mi lado pero mamá me detuvo, tomándome de la mano.
- No lo hagas- ordenó moviendo sus manos velozmente
-¡Tenemos que salir de aquí!- le grité horrorizada al ver que el nivel del agua seguía ascendiendo con rapidez hasta nuestros torsos, pero tomó mi rostro entre sus manos, acariciando mis mejillas mientras sonreía como si no estuviéramos en aquellas turbias y silenciosas aguas. Me miró a los ojos de tal forma, que el miedo desaparició y apartó sus manos para comunicarse.
- Ariana,cuando el agua llegue a tu cuello, toma una gran bocanada de aire y contén la respiración,luego toma mi mano y cierra los ojos, cuando los abras ya no estaremos aquí, te lo prometo- una gota se deslizó por mi rostro y se unió al agua que ahora llegaba a mi pecho y seguía en ascenso. La observé consternada mientras ella aún sonreía con dulzura .
La única opción era dejarnos morir.
La abracé con fuerza mientras lloraba en su hombro y ella me daba palmadas en la espalda, me separé de ella y tomé su mano cuando el agua llegó hasta nuestros cuellos, mientras mis lágrimas caían ella aún sonreía a pesar de que temblaba ,alargó su cuello lo más que pudo para que el agua no la cubriera y pudiera usar su voz ahora entrecortada, por única vez, para que con ojos vidriosos pudiera decir las tres palabras que nunca antes había podido oír salir de sus labios y que quería oír en ese momento
- Ariana, te amo- El agua la cubrió por completo al igual que a mí, el pánico me invadió y ella se apresuró a tomar mi mano y entrelazar nuestros dedos, me aferré a su mano con todas mis fuerzas, su sonrisa no había desaparecido,acarició un mechón de mi cabello mirándolo detenidamente para luego acariciar el contorno de mi rostro,se acercó y posó sus labios en mi mejilla luego me miró a los ojos y me regaló una amplia sonrisa ,deslizó su mano sobre mis ojos para que los cerrara, decidí obedecerla y relajarme para contener mi respiración el mayor tiempo posible, siempre atenta a la fuerza que aplicaba para tomar mi mano. Luego de un momento su mano soltó la mía de repente,abrí los ojos de par en par, su mano ahora flotaba sobre el asiento, su cuerpo se movía lentamente al igual que sus cabellos, sus ojos estaban cerrados y sus labios entreabiertos,dando la impresión de que dormía,tomé su mano nuevamente cerrando los ojos con fuerza, me acerqué a ella y apoyé mi cabeza en su hombro, imaginé que realmente dormía para no perder la calma y contener la respiración por mas tiempo ,ahora con el silencio que me estaba tragando y el pánico que trataba de opacar en mi cabeza, me debatía entre contener la respiración o seguir viviendo. Dejé de pensar cuando la oscuridad cayó sobre mí. Sobre ambas.
El cielo nocturno estaba iluminado por luces rojas y azules y habían siluetas negras encima de mí.
- Mamá...- boqueaba como un pez y nisiquiera sabía si las sombras me escuchaban pero mamá no apareció en ese momento, ni después
Desperté con la silueta de un rostro que debido al azul brillante del cielo no podía distinguir ,el viento que me envolvió de repente y erizó mi piel me despertó por completo,haciéndome dar cuenta de que estaba empapada y que los labios de aquel rostro estaban sobre los míos brindándome calor y transportando aire hasta mis pulmones. Sintiendo como el vómito empezaba a subir por mi garganta me apresuré a apartarme para expulsarlo,sin embargo sólo había sido agua. Cuando me volteé encontré al pelinegro más cerca de lo que había estado antes,mirándome a los ojos de una forma intimidante, peligrosa,con los mechones de cabello cayendo sobre sus pestañas,goteando. Su camiseta blanca se había pegado a su cuerpo como una segunda piel traslúcida, dejando ver su torso. -¿Aún no he hecho nada contigo y ya intentas matarte?- habló con voz muy calmada pero aún así podía distinguir el peligro en aquel tono,por otro lado agradecí que pensara que había intentado morir
El trance en el que estaba se esfumó en el momento en que crucé la puerta,eché a correr con todas mis fuerzas,mirando a todos lados, tratando de ubicarme,pero era imposible,no había nombres de calles ,direcciones o letreros.-¡Oye!- miré de reojo al chico extraño acercándose rápidamente pero seguí corriendo, doblé la esquina esperando perderlo pero me quedé sin aliento. La calle era exactamente igual a la anterior, las mismas casas grises de dos plantas,los mismos jardines impecables,la misma calle solitaria.¿Qué era este lugar?El miedo y la desesperación me estaban carcomiendo rápidamente. Seguí corriendo con la intención de llegar al final de la calle y volver a cruzar,sin embargo sentí que mi alma había salido de mí cuerpo y regresado al oír el rugido de un motor en cólera detrás de mí,
"No volveré a repetirlo,no me subestimes"Ahogué una exclamación y mi vista se nubló por las lágrimas,mi celular ya no estaba. Descubrí las prendas en el suelo. La sudadera gris y los pantalones ajustados.No había sido un sueño.Mientras recogía la ropa observé la hora en el reloj de pared. Solté la ropa y corrí al baño a toda prisa.-¡ Ariana corre!- en la entrada del colegio logré ver a Nina. Los portones se cerraron justo detrás de mi- ¡¿Puedes decirme donde estuviste estos días?!- traté de pensar en cualquier cosa pero mi mente estaba en blanco-Te lo diré luego,vamos tarde a clase.-No creas que lo olvidaré- advirtió dirigiéndose
Un leve golpeteo en la puerta me trajo de vuelta. -¿Ariana?- abrí la puerta con cuidado,descubriendo a Luca del otro lado. -¿Si?- sólo pude verlo a los ojos por un segundo antes de apartar la mirada. -Ven conmigo- me limité a seguirlo escaleras abajo- Costas- le oí llamarlo antes de terminar de bajar los escalones y verlo salir de la cocina. Sentí que me miraba pero no me atreví a hacer lo mismo. -¿Qué haremos?-preguntó finalmente Luca, acabando con la tensión y el silencio. -¿Hacer? Ella decidió irse. Fué su decisión. -¡Costas! ¡No puedes dejarla ir así!- le recriminó elevando la voz -Si tanto te preocupa, llévala a tu casa. -Sabes que no puedo- le recriminó irritado. -Entonces la mata- - ¡Costas!- le riñó impidiéndole terminar -Me matarán...- Murmuré completando la frase,sintiendo la mirada de ambos- No soy estúpida- suspiré conteniendo las lágrimas - no te suplicaré por ayuda- mascullé mirando a Costas a los ojos- y te agradezco todo- miré a Luca - pero ya no quiero esto
Luego de comer en un puesto de comida,los guié hasta una tienda de ropa totalmente diferente que conocía muy bien. Pequeña, simple y acogedora. El humilde negocio de una vieja costurera. Cómo había ocurrido en el centro comercial, Costas se quedó afuera pero esta vez Luca le hizo compañía. No tardé mucho en pedir un par de uniformes de mi talla para la escuela. Apenas volvimos a la casa, Luca tiró las bolsas sobre el sofá y me llevó a la cocina. - Toma- reaccioné a tiempo para atrapar el delantal que me había lanzado en el aire -¿Sabes cocinar?- preguntó mientras se anudaba el suyo a su espalda baja. - Un poco- Luca rió al verme llevar la mano a mi nuca y rascarlo incómoda. - Pues deberás aprender, recuerda que no estás aquí de gratis- sentí un retorcijón en el estómago- ¿Sabes cortar verduras?- asentí rápidamente, no quería que creyera que era una inútil- Bien, corta esto- me ordenó, dejándo sobre una tabla de picar tomates, cebolla, ají y diversos montes. Me apresuré a cortar
Cuatro sombras pasaron velozmente, eliminando la franja de luz que se filtraba. Contuve la respiración. De repente podía sentir hasta el más mínimo movimiento de Costas, sus dedos sobre mis hombros, su respiración profunda y sus mechones de cabello, haciendome cosquillas en el rostro. De alguna forma era atractiva esa sensación de adrenalina y peligro, tan fuerte como el impulso de empujarlo y salir corriendo.Sin quererlo levanté la mirada solo un poco, detallando su rostro, miraba a la nada pero no tardó en clavar sus ojos en los míos. Me paralicé pero no aparté la mirada, su rostro aunque era fiero y aterrador, estaba acelerando mi corazón, haciéndolo palpitar con fuerza. Era atractivo.Intenté dar un paso atrás para recobrar el aire pero las repisas de un estante con utensilios de limpieza me lo impedía, clavándose en mi espalda. Su rostro se aproximó bruscamente obligándome a mirar a la nada.-Dije que no te movieras- habló entre dientes, haciendo más firme el agarre sobre mis
El brillante suelo de mármol sin duda abrumaba. No entendía como aún siendo casas idénticas por fuera, sus estructuras internas eran tan diferentes. Mientras la casa de Costas era sobria y algo rústica, la de este chico parecía un palacio romano, con columnas sosteniendo de manera elegante una segunda planta. A parte de eso, la frialdad y sensación de abandono en el aire, así como la alberca, eran exactamente iguales a los de la casa de Costas.Hacía un rato el muchacho había desaparecido sin más por uno de los corredores. Me abracé a mí misma tratando de conseguir algo de calor e intentando no temblar, pero el frío calando en mis huesos lo hacía imposible.- Matteo- miré al frente de golpe, el muchacho estaba extendiéndome una toalla- Me llamo Matteo - alterné la mirada entre la toalla y él, confundida. Finalmente pude reaccionar para extender la mano pero la toalla se había alejado con rapidez, como si le hubiera desagradado la idea de secarme. No tardó en caer sobre mis hombros su
El reloj del microondas marcaba las 11:40 de la noche, subí mis piernas a la silla y las abracé contra mi pecho mientras observaba la pasta que había servido, ya fría. Costas no había vuelto y por alguna razón me sentía nerviosa. Me levanté finalmente cuando dieron las doce y apagué las luces de la casa, dejando solo la de la cocina encendida. Clavé la mirada en la puerta a la espera. Él debía volver, debía estar en casa... Los rayos del sol golpearon mi rostro y aunque intenté volver a dormir,el sueño ya se había ido. Bufé y me levanté de mala gana,fulminando al sol mientras que me dirigía a las escaleras. Froté mis ojos con pereza pero al instante en que toqué la manilla de la puerta me detuve. Golpeé un par de veces pero no recibí respuesta del otro lado, así que abrí más aliviada pero volví a detenerme, como si mis pies se hubieran pegado al suelo, me volteé y miré la cama de Costas.Estaba perfectamente tendida. Él no había vuelto. Suspiré y entré al baño arrastrando los