Alessa no estaba en casa y había un silencio absoluto. No pude evitar mirar por encima de mi hombro varias veces. A punto de ir a tomar una ducha, algo destelló en la oscuridad de la habitación. El collar que Costas me había regalado estaba sobre la peinadora. Un peso cayó sobre mis hombros al verlo y mis piernas se volvieron pesadas mientras arrastraba los pies y me sentaba frente a la peinadora, contemplando el collar. Cerré los ojos y respiré profundo. Los recuerdos se liberaron en mi mente como una vieja película, rebobinándose a toda velocidad. Abrí los ojos de golpe y miré mi reflejo en el espejo un momento antes de tomar el collar y mi bolso para salir. Todo era extraño dentro del taxi, como si el tiempo, los sonidos, los sentimientos y pensamientos, como si todo el ruido fuese amortiguado y diluido hasta disiparse y dejar una molesta presión en mis oídos, como si estuviese bajo el agua. De alguna forma, el acuario seguía abierto a pesar de la hora, pero no le tomé tanta aten
Me sentía aturdida y conmocionada viendo a Luca, Costas y ahora, a Mateo frente a mí. No sabía cuánto tiempo había pasado desde que me había desmayado, pero aunque fingía estar calmada, el temblor de las manos sobre mis muslos me delataba claramente ¿cómo se suponía que debía actuar?- Así que están...vivos- murmuré mirando a la mesita en medio de los sillones que ocupábamos. Desde que llegaron a mi casa, no me atreví a verlos realmente, sin embargo podía sentir la mirada pesada de Costas, perforando cada parte de mí.- Lo siento mucho Ari...- la voz de Luca, tan cargada de dolor, me hizo estremecer- fué difícil no poder decírtelo en todo este tiempo pero nunca te abandonamos, aunque lo pareciera...no fué así- tragué con fuerza cuando se formo un nudo en mi garganta.- ¿Y por qué aparecen hasta ahora?- me mordí el labio al darme cuenta del involuntario tono ácido en mi pregunta. Mis lágrimas morían por salir y la mirada de Costas se clavó en mí con más intensidad.- Pensamos que si de
-Si...creo que estoy a punto de perder la cabeza- jadeé aún con la respiración agitada- creo que voy a enloquecer finalmente- el frunció el ceño de repente y yo imité el gesto al no entender que ocurría, pero no tardé en sentir como las lágrimas se derramaban y resbalaban por mis mejillas. Sus manos atraparon mis hombros y me arrojaron a su pecho, sus brazos me envolvieron con fuerza y mi cuerpo vibró cuando se cortó mi respiración antes de que mis ojos se nublaran- si es real... es real...- sentí como sus brazos la estrechaban con fuerza. Cerré los ojos, sin pensar en nada más hasta que su cuerpo se alejo del mío y me miró en silencio. Dí un paso atrás torpemente y miré a ambos - Gracias. Esto... ya no me duele tanto. Me alegra que estén bien. Ya tengo que irme, tengo un compromiso. Ya ha pasado mucho tiempo y tenemos nuevas vidas, así que... dejemos el pasado en paz. Tal vez nos veamos luego- sonreí como pude porque en el fondo no creía del todo en mis propias palabras, pero era lo q
Su cuerpo cayó como un árbol talado y se desplomó sobre el mío, haciéndonos caer al suelo.- ¡Ay!- mi espalda y cabeza chocaron dolorosamente contra el piso y mi pecho se quejó por el peso extra- ¡Levántate!- le grité, pero sus brazos se plantaron a cada lado de mi cabeza y su cuerpo solo se elevó lo suficiente como para verme a la cara.- ¿Cómo te atreves a hacerme esto? Tú... ¿tienes el valor de darme la espalda y pretender que nada ha pasado? ¿Realmente piensas olvidarme?- su lengua se enredaba y su aliento estaba impregnado de alcohol.- Estás ebrio...- murmuré con cierta decepción antes de removerme para levantarme, pero en un rápido movimiento tomó mis muñecas y las clavó donde antes estaban sus manos. A cada lado de mi cabeza. Lo miré asustada.-No. Te lo prohíbo. No te atrevas a alejarme de nuevo ó...- negó con la cabeza lentamente- ¿Es un castigo acaso? ¿Todo esto?- mi corazón se encogió al escuchar el tono herido en su voz.-Solo debes olvidar todo y seguir adelante...-Yo n
- Abre los ojos- tardé un momento en obedecer esa orden y un poco más en acostumbrar la vista debido a la oscuridad. El azul del acuario fué iluminando la sala. Los peces se movían lentamente en un mundo lejano, ajeno a todo. Me quedé frente al cristal un largo rato. Hasta que mi corazón logró calmarse y el miedo fue desvaneciéndose.- Esas personas... por mi culpa...- Déjalo- me interrumpió Costas a mis espaldas. Cerré los ojos nuevamente - ¿Cuándo va a terminar esto?-murmuré cansada pero mi cuerpo se estremeció al recordar a Alessa. Me volví hacia él con avidez- Préstame tu celular- él solo me lo dió sin hacer preguntas.- ¿Hola?- casi caí al suelo al escuchar su voz fuerte y clara.- ¿Dónde estas?- ¿En casa y tú?- ¿Estás bien?- Tengo una especie de perro guardián aquí, estoy bien.- No me esperes despierta.- Ten cuidado- colgué y marqué el número de Emilio. Los pitidos me ponían nerviosa pero su voz no se escuchaba. Colgué y le devolví el teléfono- gracias- me dirigí a la sal
Casi me fué imposible respirar al ver la residencia en la que había estado hacía casi cuatro años. Quedé sin habla al ver como Costas estacionaba el auto frente a la casa que había explotado ante mis ojos. Mis piernas temblaron mientras bajaba del vehículo, luchando contra la impresión para mantenerme de pie y coordinar mis pasos hasta la entrada.La luz cálida del sol inundaba todo, haciéndolo parecer un sueño. Crucé la puerta perpleja. Los muebles color crema, la cocina abierta, la alberca... todo estaba exactamente como lo recordaba. Las lágrimas se acumularon en sus ojos mientras contemplaba el lugar sobrecogida.- Bienvenida- volteé rápidamente, encontrando a Luca en la entrada con una amplia sonrisa. Le sonreí de igual forma, haciendo saltar las lágrimas de mis ojos mientras me acercaba a él para abrazarlo- Costas pidió que reconstruyeran la casa exactamente del mismo modo, en caso de que de volvieras ó... de que te trajera- lo miró de reojo a lo que Costas bufó y se dirigió a
Me removí incómoda por los movimientos limitados, obligándome a abrir los ojos. Dí un respingo y retuve la respiración al ver rostro de Costas justo frente al mío. Me congelé al sentir como su respiración tibia chocaba contra mi nariz y su brazo envolviendo mi cintura, impidiendo que cayera del sofá. Con el mayor cuidado, me removí para alejarme pero perdí el aliento cuando su brazo ejerció presión en mi cintura, reteniéndome.- No te muevas, estoy durmiendo...- murmuró con voz ronca, empujando mi espalda baja con su mano, pegandome a su cuerpo, dejándome sin aliento.- Deja de temblar- cerré los ojos muerta de vergüenza y volví mis manos, puños tensos contra su pecho. Permanecí quieta por un momento hasta que recordé que día era. Esta vez me moví sin ningún cuidado y salí del sofá. Costas me fulminó con la mirada fastidiado, haciéndome encoger de hombros.- Tengo que irme ahora.- Tu viaje a Venecia no sale hasta las 4 de la de la tarde, no seas ruidosa.- Pero...- un suspiro salió d
- ¿Emilio...?- lo llamé, insegura y asustada. La manera en que me miraba, sin pestañear... La oscuridad es sus ojos, era escalofriante.- Dije que lo olvidaría... pero ahora que sé que está vivo, no puedo seguir ignorándolo. En este punto, alguien tendrá que morir- horrorizada, me dí cuenta de que ya no me miraba a mí, sino sobre mi cabeza, hacia algún punto del pasillo.- Bastardo, ¡díselo de una vez por todas!- gritó Costas a mis espaldas pero me paralicé cuando Emilio disparó a cada lado de mi cabeza, hacia Luca y Costas. Mi cuerpo tembló antes de encogerse en el suelo. Mis manos cubrieron mis oídos, intentando en vano eliminar el dolor punzante e intenso. Las lágrimas cayeron aterradas. Emilio se inclinó frente a mí. Sus ojos me envolvieron con frialdad.- ¿Qué estás haciendo?-ni siquiera pude escuchar mi propia voz. Él apartó mi mano de mi oído y la tomó, levantándome y llevándome al interior del ascensor. Ví detrás de mí. Costas se sostenía el brazo izquierdo y Luca le apunt