3 Días después....El olor del hospital ya no era tan insoportable pero aún emanaba esa sensación incómoda que me tensaba el cuerpo. Tres días habían pasado Alessa aún no despertaba. Tres días y aún no había rastro alguno de Emilio.Las grabaciones habían sido suspendidas luego de contarle lo necesario a Adriano y que éste lo notificara al director, manteniéndome al corriente con llamadas. El tiempo parecía ir más lento, como si quisiera alargar este momento amargo solo para torturarme. Calentándome las manos con el vaso de café que sostenía, recorrí los pasillos del hospital, arrastrando los pies hasta el ascensor, en dirección a la habitación de Alessandra. Como las mañanas previas, miré el cielo por la ventana un momento para luego tomar asiento frente a Alessandra, y dejar el teléfono sobre mis piernas, en altavoz, viéndola respirar débilmente y escuchando los largos y fríos pitidos que llamaban a Emilio hasta el cansancio, en vano, esperando... guardando la esperanza de que ella
La cabeza me daba vueltas y mi respiración se había descontrolado. Liberé mi brazo y retrocedí para alejarme, pero nuevamente logró detenerme.-Suélteme- Ariana... - ¿Cuál es tu excusa?-Ariana... -le clavé la mirada, con rabia contenida.- No te atrevas a decir mi nombre de nuevo. Podría golpearte aquí mismo- Sus ojos se clavaron en los míos, cortándome la respiración.- Hazlo. - Ni siquiera puedes darme una excusa.- Golpéame- lo miré a los ojos, llena de impotencia y furia contenida. Quería golpearlo con todas mis fuerzas pero no podía. Las lágrimas se agolparon en mis ojos, cargadas de ira.- Yo confié en ti...te fuiste sin decir nada, pensé... pensé que Alessandra moriría y tú no respondiste una sola llamada- las lágrimas me traicionaron- ¡yo confié en ti!- intentó acercarse pero retrocedí bruscamente y aparté mis lágrimas mientras clavaba la mirada en el suelo. Mi voz se quebró- Ahora no eres más que un extraño para mí. No vales la pena...- corrí desesperada hasta el departam
Me levanté de golpe y miré la hora en mi celular. Eran más de las seis de la mañana. Aún espabilando, salí de la cama de un salto y corrí al baño. Miré a mí alrededor agitada y confundida. No podía recordar como había vuelto a casa pero ahora solo estaba concentrada en arreglarme lo más rápido posible para no llegar tarde al set, aunque era imposible. Necesitaría de un milagro para llegar justo a tiempo.Entre tropezones salí de la habitación mientras verificaba que todo lo necesario estuviese en mi bolso- Alessa, no comeré aquí, ¡ya me voy!- paré en seco y casi me caí al ver a Emilio sentado frente al mesón de la cocina tomando una taza de café junto a Alessandra, tan casuales que se me revolvió el estómago y se me erizó la piel por los nervios. Por alguna razón no pude moverme al ver un atisbo de sonrisa por la comisura de sus labios mientras él me miraba fijamente – ¿qué...haces aquí?- dió un ultimo sorbo a su taza divertido, como si algo de causara gracia. Fruncí el ceño, confun
Alessa no estaba en casa y había un silencio absoluto. No pude evitar mirar por encima de mi hombro varias veces. A punto de ir a tomar una ducha, algo destelló en la oscuridad de la habitación. El collar que Costas me había regalado estaba sobre la peinadora. Un peso cayó sobre mis hombros al verlo y mis piernas se volvieron pesadas mientras arrastraba los pies y me sentaba frente a la peinadora, contemplando el collar. Cerré los ojos y respiré profundo. Los recuerdos se liberaron en mi mente como una vieja película, rebobinándose a toda velocidad. Abrí los ojos de golpe y miré mi reflejo en el espejo un momento antes de tomar el collar y mi bolso para salir. Todo era extraño dentro del taxi, como si el tiempo, los sonidos, los sentimientos y pensamientos, como si todo el ruido fuese amortiguado y diluido hasta disiparse y dejar una molesta presión en mis oídos, como si estuviese bajo el agua. De alguna forma, el acuario seguía abierto a pesar de la hora, pero no le tomé tanta aten
Me sentía aturdida y conmocionada viendo a Luca, Costas y ahora, a Mateo frente a mí. No sabía cuánto tiempo había pasado desde que me había desmayado, pero aunque fingía estar calmada, el temblor de las manos sobre mis muslos me delataba claramente ¿cómo se suponía que debía actuar?- Así que están...vivos- murmuré mirando a la mesita en medio de los sillones que ocupábamos. Desde que llegaron a mi casa, no me atreví a verlos realmente, sin embargo podía sentir la mirada pesada de Costas, perforando cada parte de mí.- Lo siento mucho Ari...- la voz de Luca, tan cargada de dolor, me hizo estremecer- fué difícil no poder decírtelo en todo este tiempo pero nunca te abandonamos, aunque lo pareciera...no fué así- tragué con fuerza cuando se formo un nudo en mi garganta.- ¿Y por qué aparecen hasta ahora?- me mordí el labio al darme cuenta del involuntario tono ácido en mi pregunta. Mis lágrimas morían por salir y la mirada de Costas se clavó en mí con más intensidad.- Pensamos que si de
-Si...creo que estoy a punto de perder la cabeza- jadeé aún con la respiración agitada- creo que voy a enloquecer finalmente- el frunció el ceño de repente y yo imité el gesto al no entender que ocurría, pero no tardé en sentir como las lágrimas se derramaban y resbalaban por mis mejillas. Sus manos atraparon mis hombros y me arrojaron a su pecho, sus brazos me envolvieron con fuerza y mi cuerpo vibró cuando se cortó mi respiración antes de que mis ojos se nublaran- si es real... es real...- sentí como sus brazos la estrechaban con fuerza. Cerré los ojos, sin pensar en nada más hasta que su cuerpo se alejo del mío y me miró en silencio. Dí un paso atrás torpemente y miré a ambos - Gracias. Esto... ya no me duele tanto. Me alegra que estén bien. Ya tengo que irme, tengo un compromiso. Ya ha pasado mucho tiempo y tenemos nuevas vidas, así que... dejemos el pasado en paz. Tal vez nos veamos luego- sonreí como pude porque en el fondo no creía del todo en mis propias palabras, pero era lo q
Su cuerpo cayó como un árbol talado y se desplomó sobre el mío, haciéndonos caer al suelo.- ¡Ay!- mi espalda y cabeza chocaron dolorosamente contra el piso y mi pecho se quejó por el peso extra- ¡Levántate!- le grité, pero sus brazos se plantaron a cada lado de mi cabeza y su cuerpo solo se elevó lo suficiente como para verme a la cara.- ¿Cómo te atreves a hacerme esto? Tú... ¿tienes el valor de darme la espalda y pretender que nada ha pasado? ¿Realmente piensas olvidarme?- su lengua se enredaba y su aliento estaba impregnado de alcohol.- Estás ebrio...- murmuré con cierta decepción antes de removerme para levantarme, pero en un rápido movimiento tomó mis muñecas y las clavó donde antes estaban sus manos. A cada lado de mi cabeza. Lo miré asustada.-No. Te lo prohíbo. No te atrevas a alejarme de nuevo ó...- negó con la cabeza lentamente- ¿Es un castigo acaso? ¿Todo esto?- mi corazón se encogió al escuchar el tono herido en su voz.-Solo debes olvidar todo y seguir adelante...-Yo n
- Abre los ojos- tardé un momento en obedecer esa orden y un poco más en acostumbrar la vista debido a la oscuridad. El azul del acuario fué iluminando la sala. Los peces se movían lentamente en un mundo lejano, ajeno a todo. Me quedé frente al cristal un largo rato. Hasta que mi corazón logró calmarse y el miedo fue desvaneciéndose.- Esas personas... por mi culpa...- Déjalo- me interrumpió Costas a mis espaldas. Cerré los ojos nuevamente - ¿Cuándo va a terminar esto?-murmuré cansada pero mi cuerpo se estremeció al recordar a Alessa. Me volví hacia él con avidez- Préstame tu celular- él solo me lo dió sin hacer preguntas.- ¿Hola?- casi caí al suelo al escuchar su voz fuerte y clara.- ¿Dónde estas?- ¿En casa y tú?- ¿Estás bien?- Tengo una especie de perro guardián aquí, estoy bien.- No me esperes despierta.- Ten cuidado- colgué y marqué el número de Emilio. Los pitidos me ponían nerviosa pero su voz no se escuchaba. Colgué y le devolví el teléfono- gracias- me dirigí a la sal