Luego de esa noche todo salió a luz.Según el reporte de la policía, Angélica Di Castro era mitad americana y pertenecía a una de las familias más poderosas de la mafia siciliana, de hecho, era su líder. Al ser hija única, había heredado el puesto de su padre luego de que falleciera.El cuerpo de Alonzo había sido encontrado 6 meses después, en una bahía. Se había determinado que la mafia lo había enviado de "pesca" junto a otras doce personas a las cuales se les crearon cuentas de seguro social a sus nombres y en las cuales se depositaron grandes sumas de dinero. Luego de sus "trágicas muertes" los seguros fueron cobrados poco después por "familiares".Sólo se encontraron cuatro cuerpos. Incluido el de Alonzo.Ninguno de los cuerpos de las personas que estuvieron en la explosión fueron encontrados. Todo había quedado reducido a cenizas.Alonzo Rossi, Luca D' Angelo, Costas Rinaldi, incluso Matteo y Bruno. Todos se habían ido como si nunca los hubiera conocido. Como si no hubiesen exi
-Ya llegué- anuncié al cerrar la puerta al tiempo que dejaba mis botas junto a los tacones negros de Alessandra.-Oye, ¿te quedaste un rato más en el gimnasio?- ella salió de la cocina masajeando sus mejillas, creando círculos con la crema que esparcían sus manos- No me trajiste Tiramisú- se quejó mirándome con reproche.-Lo olvidé- su mano se arrastró por mi rostro, dejándome media cara llena de crema a modo de venganza. Reí por lo bajo mientras esparcía la crema uniformemente.-¿como te fué en el trabajo?- pregunté mientras la seguía a nuestra habitación.-Respecto a eso... Debo decirte algo- dejé el bolso sobre la cama y me volví hacia ella. Luego de urgar un poco, dejó su bolso de cosméticos sobre el tocador y suspiró con los ojos cerrados. Esto era serio.-¿Qué sucede?-Me despidieron de la tienda-sus ojos siguieron cerrados. La miré incrédula pero no fuí capaz de decir algo- un hombre trató de sobrepasarse con una de las chicas en la tienda, me molesté y le pedí que saliera per
No quería tomarle mucha importancia pero los pasos presurosos de aquel señor me ponían nerviosa. Lo seguimos en silencio entre los angostos pasillos del bajo mundo hasta un amplio comedor que empezaba a llenarse rápidamente por el personal. Unos minutos después las numerosas mesas del comedor estaban ocupadas por completo y nosotras nos encontrábamos al frente junto a aquel hombre con cara de pocos amigos.-¡A callar!- su grito resonó por todo el lugar,haciendo enmudecer a todos los presentes quienes hasta el momento habían estado murmurando y dedicándonos miradas curiosas -El día de hoy se estarán integrando al personal éstas jóvenes, espero que para mañana estén al corriente de la política y modo de trabajo de Four stations. Presentense - ordenó con un movimiento de cabeza en dirección a las personas que nos observaban en silencio. Alessandra dió un paso adelante. Sus ojos verdes parecieron agrandarse y brillar más de lo normal, incluso su rostro se transformó. Una sonrisa encantado
-Estoy en casa- Murmuré, quitándome los zapatos con los talones. -¿Oye por qué llegas hasta ahora? ¿Y mi Tiramisú? -Hoy había mucha gente en la tienda y se revolvieron un poco...- informé sacándolo de mi bolso- Iré a darme un baño... -¿No cenarás? -No, sólo quiero descansar -Está bien... Por cierto, te llegó un correo electrónico. -¿De quién?- pregunté, volteandome hacia ella. Contuve las ganas de reír al verla comiendo con esmero el tiramisú. -No lo sé...- logré entender de entre esas mejillas llenas de comida- respeto fervientemente tu privacidad. - Alessandra...- sólo una mirada de "Dilo ya" bastó para hacerla hablar. - Ay está bien, un tal Adriano ¿Quién es? -Un amigo de infancia- le aclaré entrando a la habitación. El computador junto a la cama estaba encendido, mostrando la bandeja de entrada de mi correo. Allí estaba. "Hola Ari ¿Cómo has estado? Ha pasado mucho tiempo, espero que no me hayas olvidado, eso me haría sentir mal :( Mañana regresaré a Italia, me gustaría
Luego de sentarnos en una mesa para comer, miré a Alessandra de reojo dándole un gran mordisco a su hamburguesa, obligandome a contener una sonrisa. No había mucha gente en el lugar así que sólo podía dejar mi mente divagar un poco. Viéndola así, justo frente a mí, pensé en lo agradecida que estaba de que ella siguiera a mi lado. Incluso viéndola, a veces la extrañaba porque en el fondo sabía...que de no ser por Alessandra, yo habría enloquecido. Sus ojos verde agua miraron con deseo la hamburguesa que devoraba y está vez no pude evitar reír. Alessandra levantó la mirada como si hubiese sido atrapada in fraganti.-¿Qué? ¡Tengo hambre!- se quejó a la defensiva- Alessandra, ¿Sabes que te quiero verdad?- su mirada quedó en blanco, incomodándome-Ari...no me van las mujeres.-¡Lo digo enserio!- ella soltó una carcajada, rejalándome-¿Pero... Sucede algo?-No, solo quería decírtelo...-También te quiero, tonta- ambas sonreímos, aunque yo más por vergüenza. Me resultaba incómodo decir e
En la entrada del hotel, Alessandra se movía de un lado a otro como un tigre encerrado en una jaula. Bajé del taxi luego de pagar y corrí hacia ella a toda prisa.-¡Oye tuve que decir que te llamaron del hospital! ¿Quieres que nos corten la cabeza? Es la última vez que haces algo así ¿de acuerdo?- A pesar de que siempre tomaba muy en serio sus regaños, intenté no sonreír al verla tan nerviosa y exaltada, caminando inconscientemente como el señor Cristiano. En pocos minutos el viento fresco de la tarde se había desvanecido y ahora sólo el vapor de la colmena nos rodeaba.- Cámbiate y ve a la suite, el huésped dijo que te esperaría allá.-¿Y tú?-inquirí viéndola salir de los vestidores.-Tengo un rato libre, mi huésped quedó inconsciente con tantos tragos, duerme como un bebé.-Que suertuda...- Lo sé- canturreó con una sonrisa de complacencia antes de cruzar la salida y dejarme sola. Sin saber muy bien que esperar o hacer llamé a la puerta, pero como la primera vez, no recibí respuest
-Primera cláusula: Estarás a mi disposición sin importar donde estés o lo que estés haciendo. - Pero... - Segundo: Ve por tus cosas, tengo algo importante que hacer y necesito ayuda -¿Ahora? - ¿Hay algún problema? - Pues yo trabajo aquí, no puedo irme de esta forma. -Yo me haré cargo de eso, ve por tus cosas, te espero afuera. -¡Oiga...!- Mis palabras se quedaron en la garganta al ver a ese hombre cruzar la puerta de la habitación. Una serie de escalofríos me recorrieron la columna durante el trayecto el departamento de mantenimiento y de regreso a la salida del hotel pero de forma sorprendente el señor Cristiano no apareció por los pasillos. Tomé mi bolso y colgué la tira sobre mi hombro al tiempo que me adentraba a la puerta giratoria para salir del hotel. El huésped de la 2304 se hallaba dentro del auto rojo que unos minutos atrás casi me había arrollado. Me acerqué y abrí con inseguridad la puerta del acompañante. La vista de ese hombre estuvo clavada en el camino duran
-Bien, ¡Terminamos por hoy!- el staff comenzó a recoger las cámaras y demás equipos alrededor del Jardín Botánico que ocupamos. Un gran grupo de gente contenida en la salida por una línea seguridad, gritaba el nombre de Natasha con desesperación hasta que ella salió de la enorme carpa que tenía como cambiador y se dirigió a ellos, tomándose fotos y dando autógrafos.La miré por un momento, preguntándome si estaba siendo codiciosa al desear una vida como la suya.- Te ayudo- salí de mis pensamientos al ver la mano Adriano extendida hacia mí, entonces me dí cuenta de que aún seguía en el césped. Me levanté por mí misma y le sonreí a modo de disculpa al verlo tomar su propia mano y devolverla a un costado de su cuerpo - ¿Cómo has estado? no he tenido tiempo de llamarte- a pesar de escucharlo,veía discretamente a mi alrededor. Todos me observaban y murmuraban entre sí -Estoy bien...- Pronto culminarán las grabaciones, así que quería hacerte una propuesta - mis ojos lo enfocaron -¿Qué c