Gracias Dios, porque siempre me das el ánimo, las fuerzas y la inspiración para continuar esta historia, Muchas gracias a ustedes también por apoyar a "Sé bueno conmigo"❤
Costas se dirigió a la segunda planta a grandes zancadas, dejándome en la entrada. Luca se aproximó rápidamente pero se detuvo con brusquedad, como si se hubiera recordado a sí mismo mantener la distancia suficiente entre ambos.-¿Estás bien?- asentí sin atreverme a seguir mirándolo si quiera. Sus brazos me atrajeron hacia él, abrazándome con fuerza- No vuelvas a hacer algo así de nuevo, por favor - Cerré los ojos, abatida y débil.-Lo siento...de verdad - Murmuré dirigiéndome a Bruno también, detrás de Luca. Solo me sostuvo la mirada y asintió levemente.-No importa...-musitó separándose para dedicarme una pequeña sonrisa. Volteó con dirección a las escaleras y suspiró antes de volver a encararme - debes descansar, ha sido un día largo, te veré mañana - Tensé mis labios en un intento de sonrisa y acompañé a ambos hasta la salida.- Luca....- apenas me escuché pero él se giró de inmediato - Disculpa, por preocuparte así, no volverá a ocurrir...- una leve sonrisa se dibujó en sus labi
Había empezado a atardecer y el sol que se había convertido en una esfera roja, no me permitía apartar la mirada del cielo y los trazos que se dibujaban en tonos naranjas y rosas. Luego de salir de la cafetería y haber llorado un poco me sentía serena, liviana, como si pudiera separar los pies del suelo en cualquier momento.Matteo no volvió a hablar luego de salir del local y no me molestaba, solo lo había visto de reojo un par de veces y él se veía tranquilo. Caminabamos sin rumbo fijo, envueltos en un agradable silencio.Los rayos comenzaban a reflejarse en las tiendas y en los enormes vitrales de los edificios. Seguí sin apartar la mirada del cielo, no me quería perder ningún segundo del atardecer.-¿Desde cuándo conoces a Costas?-¿Hm?-elevé la mirada hasta él alarmada. Había pensado en voz alta.Me mordí el interior de mi labio inferior con nerviosismo.-A Costas... Iniciamos en esto al mismo tiempo. Él actuaba como loco al principio, supongo que todos teníamos nuestros propios
Caminamos un par de calles en silencio y como había dicho, llegamos a un bar elegante, las tenues luces amarillas, la suave música de fondo. Nos quedamos en una mesa cerca de la entrada, pero lo suficientemente alejada del resto como para dar privacidad. En silencio lo observé servir un par de copas de vinotinto. Por un momento quedé ensimismada por sonido del licor cayendo en las copas. -Aquí están- levanté la mirada, encontrando a Luca de pie, frente a ambos. Clavé la mirada en la mesa- ¿por qué te fuiste así?- mi cuerpo se tensó. -Lo siento...- fué lo único que pude decir - Se sentía mal, es todo- Añadió Matteo y Luca no insistió. - Bien, me sentaré con ustedes. -Yo no he dicho que puedes hacerlo- Matteo colocó un codo sobre la mesa, descansando su mentón sobre sus manos. Luca hizo señas a un mesero mientras tomaba asiento - Otra copa, porfavor. -Enseguida- el hombre se deslizó entre las mesas con gracia y desapareció. - Yo no dije que podías ir al cumpleaños de Costas- co
Mis piernas corrían por si solas. Corrían con desesperación detrás aquellos cabellos oscuros adheridos a su blusa azul. Aparté los molestos mechones de mi cuello y pestañas al entrar al subterráneo. Otra sacudida me recorrió con violencia, partiendome en dos por dentro mientras miraba a todos lados, tratando de distinguirla entre tantas personas.Se reojo pude verla aferrarse al bolso rojo sobre su hombro. Me quedé allí, viéndola alejándose, atónita ante su imagen, los choques entre mis hombros y los de la gente y sus pasos, claros y latentes. Podía ver, sentir y escuchar.Todo era real. Desperté de aquel shock bruscamente al verla dirigirse al tren que acababa de llegar a la estación. Obligué a mis piernas a volver a correr con la potencia y velocidad de antes.-¡Mamá!- Deseé llorar al ver que a excepción de las personas que volteaban a mirarme con curiosidad o como si fuera algún bicho raro, ella ni siquiera se inmutaba. Empujé a todo aquel delante de mí para evitar perderla de vis
Podía sentir como el calor se extendía por mi cara de forma explosiva pero no podía apartar mis ojos de los suyos, no podía articular palabra o moverme. -¿Acaso no quieres salir de aquí? Asegurate de recuperarte antes de volver a cometer otra estupidez - estando tan cerca, sus palabras no herían de la manera habitual, en ese momento no podía pensar en nada más que la cercanía entre ambos. ¿Él acaso estaba consciente de la manera en que estaba poniendo todo de cabeza en mi interior? Sus manos se deslizaron con increíble suavidad hasta hacerme erguir de tal manera que mis pies pudieran sostenerme nuevamente. Tomó un par de bolsas del suelo, que no había notado hasta el momento y con su mano libre me atrajo a su cuerpo para que el mío tuviera algo de soporte. Mí ritmo cardíaco salió disparado al igual que el rubor en mis mejillas cuando procesé aquella cercanía y cuando de reojo, noté como una de las comisuras de sus labios se había estirado hacia arriba en una sonrisa casi impercept
- Luca...-¿Si?- retorcí con fuerza el borde del abrigo sobre mi regazo-¿Yo podría... Irme a vivir contigo?- a pesar de mantener la vista en las calles que pasábamos, pude sentir su mirada sobre mí.-¿ Costas te hizo algo?-No es así... Es sólo que siento que le estoy dando muchos problemas. Dado que vive sólo, no debe estar acostumbrado a hacerse cargo de otras personas, así que debe ser frustrante para él.-Aunque Costas pueda mostrarse como una persona molesta, en realidad no le incómodas, de lo contrario ya lo hubiera dicho y estaríamos buscando otro lugar para que te quedaras. Además... Ahora que sabes lo que hacemos, sería aún más peligroso para tí que te quedarás en mi casa, digamos que no soy el más prudente de los tres- murmuró, soltando una risita incómoda.-Entiendo...- la idea de que todo lo que estaba sucediendo era por Costas, se hacía cada vez más latente en mi cabeza. Aparté la mirada de la ventana y lo miré mientras conducía- Mañana... Será el aniversario luctuoso de
Las miles de casas idénticas fueron dejadas atrás y poco después, las mismas calles conocidas de la ciudad. Salir de aquel lugar así, sin más, era extraño.Ante el silencio dentro del auto mi mente divagó un poco. Miré el teléfono entre mis manos.¿Ya habría llegado a casa?¿Habría notado mi ausencia? ¿Él... sería capaz de pensar alguna vez en mí durante estos días?Aparté la mirada del teléfono con brusquedad. Un par de horas y ya estaba haciendome películas mentales. Yo no le importaba en lo absoluto. Debía detenerme.Un túnel oscuro se alzaba en el camino. Al cruzarlo miles de pequeñas luces amarillas alrededor de la paredes del túnel brindaban una luz tenue.Pensé en Alba, y en lo bonitas que eran las noches cuando poniendo toda mi atención podía ver miles de estrellas, como fluyendo en un río a lo largo del cielo.Desde atrás una repentina luz blanca iluminó de manera enceguecedora, tal como una estrella, el interior del auto. Miré atrás con dificultad hasta que de entre tanta l
Me retorcí entre las sabanas tibias. Una sonrisa se dibujó en mi rostro. Había pasado tiempo desde que había dormido tan cómodamente, entonces me levanté de un salto. No reconocía la habitación. Apenas unos rayos de sol lograban entrar a través de las pesadas cortinas. Bajé con cuidado de la cama para apartarlas pero retrocedí con brusquedad al oír un quejido provenir del suelo.-Aún en las mañanas eres un desastre andante...- mi estómago se retorció ante aquella voz ronca pero al instante la reconocí.-Lo siento...- Guarda silencio y déjame dormir ¿puedes hacer eso bien?- tensé los labios al verlo colocarse boca abajo y ocultar su mirada entre los mechones desornados de su cabello. Pasé por su lado con sumo cuidado para no volver a tropezar y me dirigí a una puerta entreabierta que supuse era el baño, con la maleta entre mis brazos.Saqué lo necesario para lavar mi rostro y dientes. Tomé un baño rápido para no hacer mucho ruido y tomé un enorme suéter grueso junto a unos pantalones