Sam presionó sus párpados, y aquel sentimiento de resentimiento en contra de su verdadera madre, apareció quemándole el pecho, ya que ella fue la que trajo a Franco a sus vidas, también pensó en Renato, y en el odio que sentía por Óscar, gruesas lágrimas corrieron por sus mejillas. —Quizás Óscar no correría peligro, si no nos hubiéramos reencontrado —expresó con la voz temblorosa. Gaby sacudió su rostro al escucharla. —Qué cosas dices. —La tomó por los hombros—. No es vida vivir alejada del hombre que amas, no puedes culparte por las acciones de otros, si no es Flavio es Renato, siempre alguien ahí —expresó—. Depende de ustedes como los enfrenten y se cuiden, no permitas que nada te robe la felicidad, lucha y quítate culpas que no te corresponden, eso dice la terapeuta ¿Ya lo olvidaste? —sonrió con cariño. Sam abrazó a Gaby y sollozó en el hombro de su amiga, inhaló profundo. 
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