En horas de la noche, cuando todos se habían ido a dormir, siendo algo tarde, Óscar llevó a Norita en sus fuertes y cálidos brazos a su habitación. Tomó la maleta de viaje de su hija y buscó el pijama con el que se iba a recostar, suspiró y la miró con profunda ternura.—¿Te divertiste? —cuestionó, mientras le ayudaba a retirar su ropa para cambiarse y ponerse cómoda.—Sí —respondió, bostezando, cansada. —¿Vas a dormir conmigo? —indagó. Óscar ladeó los labios.—No, tú vas a hacerlo junto a mí —refirió—. Esta es mi habitación —comentó con una amplia emoción—, cuidaré de ti —aseguró.Norita sonrió y lo abrazó, recargó su cabeza en el pecho de &e
Leer más