Una vez afuera, se encontró con un rubio al teléfono, lo observó mientras él hablaba, ya se había acomodado su cabello y su voz fría con ese tono soberbio, estremecieron su piel, dios, le gustaba tanto. Leia portaba solo un largo blusón gris que cubría apenas un par de centímetros bajo su trasero, el mismo caía de uno de sus hombros, cepilló su cabello, entendió que la llamada era otra vez con asuntos relacionados a su empresa, le dio la espalda pretendiendo no escuchar, ella veía a la cama y él, había estado de pie frente al balcón. Caleb resopló frustrado. —Que Alfred se encargue, él es el encargado de esos asuntos— ordenó al hombre del otro lado de la línea y vio de medio lado a Leia comenzar a preparar la cama —Lo sé, pero ahora no puedo encargarme—
Leer más