Ella sintió la tibieza de sus labios sobre los de ella y contrario a esa cálida sensación, sus manos no hicieron el intento por tocarlo y corresponder a ese beso que le daba, sentía un vacío extraño en el pecho y no supo de dónde provenía esa sensación de quebranto, una vez mas, lo alejo de ella…
La mujer de mirada azulina dejó de verlos para cerrar la puerta del local de su propiedad, y antes de marcharse entrecerró los ojos al voltear de nueva cuenta donde la pareja se besaba.
“… Leia… así que ella es la novia de mi hijo, ¿Estarás enterado de esto, Caleb?”, pensó al marcharse”
A la chica de mirada chocolate se le rasaron los ojos en llanto y no dijo nada, no sabía qué sentía, ni qué debía sentir…habían sido menos de seis meses en
—Leia— la llamó al salir tras ella —¡Leia espérame, maldita sea!, ¿a dónde demonios crees que vas?— mencionó para correr tras ella.—No quiero hablar, no quiero verte… ¡Eres un idiota, Caleb! — le gritó frustrada y dolida, ¿por qué todo el mundo quería escuchar de ella una respuesta? — ¡Suéltame!— le gritó cuando él la tomó del brazo al detenerla y los ojos de ella derramaron el llanto… lo único que necesitaba era un abrazo y alguien que le asegurara que eso que sentía era normal.—Regresa al auto— suplicó el joven al forzar su voz a calmarse.—No— dijo y le forcejeó. Sus sollozos fueron audibles.—Ah, maldita sea, Leia, enfermarás— mencionó molesto al car
Leia bajó la mirada, su mirada expresiva y generalmente alegre, ahora se frustró distante, casi sombría.“Él dijo que me amaba” recordó preocupada la joven, una sensación caliente y dolorosa le apretó el pecho; sus ojos temblaron y una sensación extraña le erizó la piel al mismo tiempo.—¡Señorita! – la voz de una mujer entrada en años la hizo alzar su vista.—¿Eh? – mencionó al verla mientras la misma le entregaba un embace de leche.La mujer sonrió —También me cobra esto, por favor— le dijo insistiendo para que lo tomara.Leia vio extrañada a la mujer y al embace por un segundo, luego respingó —L-lo siento— se disculpó— ¿Algo más? – le preguntó al ma
Casi una hora después, Leia suspiró cansadamente mientras entraba a su casa, sus ojos rodaron por la sala, la cocina y el comedor al seguir de pie frente a la puerta cerrada.-… Otra vez no está— mencionó para ella misma.Las lámparas de los burós estaban encendidas, iluminando cálidamente la sala, la luz de la cocina alcanzaba a iluminar también el comedor, dando una sensación acogedora al encontrarse todo en perfecto orden, pero faltaba él.—Últimamente llega bastante tarde— mencionó Leia al colgar sus llaves y colocarse la mano en el cuello para relajar sus músculos mientras entraba; dijo esto, sin ser consciente que se acostumbraba a una vida en pareja con el joven rubio de fríos ojos azules.Estaba a punto de subir las escaleras para terminar una de las tareas que no alcanz&
—¡Ahh! – Leia gimió en sus labios mientras él la levantaba luego de haberla privado del placentero tormento de sus dedos en su interior… ella bajó su mirada y apreció ese enorme miembro perderse entre sus piernas al ser guiado por una de las manos de Caleb… los ojos de ella temblaron ante la impaciencia de experimentar ese placer de sus cuerpos unidos; ese placer que la quemaba en pasión y angustia —Caleb…—¡Aghh! – gimió roncamente el rubio al interrumpir las palabras de la pelinegra al comenzar a penetrarla al dejarla caer sobre su rigidez… la piel de ambos ardió y Leia compartió su gemido.—Ced… - lo nombró y apretó sus piernas a los costados de las de él y sus brazos en el fuerte cuello del rubio. Gimió en su oído provocando que el rubio reaccionara apretando sus man
—¿Qué harás hoy? – preguntó el rubio mientras terminaba de ajustarse una elegante corbata al estar parado entre la sala y el comedor, aquellas palabras de Leia, aquella noche anterior, aun mantenían su corazón caliente.Leia permaneció recargada en el comedor al terminar de recorrerlo de pies a cabeza con la mirada, se sentía feliz, tan dichosa como nunca antes.—Terminar mis deberes y en un rato más vendrán las chicas a visitarme— mencionó al alzar su vista a los ojos azules del joven que le sonrió arrogantemente… ¿qué haría un chico como Caleb poniendo sus ojos en ella desde un principio? … en ocasiones como esa, viéndolo lucir como todo un futuro empresario y ella vistiendo ridículamente su tonta pijama de ositos, sentía que no había razón para que eso hubiera ocu
—¿Te has imaginado lo que sintió cuando perdió todo y se vio sólo a los doce años? – volvió a hablar la mujer al verla dudar.—Ah… - mencionó Leia y sus ojos se aguaron… Asintió… sí, se lo había imaginado muchas veces.—Seguro te preguntarás por qué no volví— volvió a mencionar y Leia desvió la vista incómoda -… Por cobardía. No merecía a mi hijo— dijo y sonrió con ironía -… creí que estaría mejor con mi hermana y su familia, después sólo cuando él lo creyó conveniente.—Pero él…-Perder. Fui una estúpida— interrumpió al creer saber lo que diría -. Eso ya no lo puedo cambiar… pero al menos espero ha
—¿Estás bien? – preguntó extrañado el rubio al ver a Leia caminar con prisa del comedor a la cocina, a la mañana siguiente.—Ajá… sólo tengo algo de prisa, ¿tienes hambre? – preguntó la joven que ya se encontró vistiendo unos sencillos leggins oscuros y una blusa morada de manga larga que se ajustaba en su cadera y marcaba las curvas de su cuerpo, no le diría de la visita de su madre ni de toda la basura que le arrojo encima sobre que debía dejarlo.—No— respondió secamente el rubio al verla regresar.Leia le dedicó una sonrisa forzada y quiso pasarlo de largo para salir e ir a la universidad.—¿Qué pasa contigo, Leia? – preguntó el rubio al alargar su brazo y tomarla de la cintura para no dejarla seguir avanzando.<
Los ojos fríos azules y molestos del rubio se mantenían pendientes de cada movimiento de Leia y el idiota de James… él había regresado a la facultad para buscarla al concluir que se había comportado como un idiota, luego de haber partido al salir antes; no seguir molesto con ella y lo que menos esperó fue encontrarla con ese imbécil, pero ella, lo había rechazado a todas luces, incluso, el idiota moreno parecía demasiado disgustado.Sonrió al ver el auto de la cobriza abandonar el lugar sin notarlo.—Veo que no pierdes el tiempo, ¿qué se siente hacer el ridículo al casi correr tras ella? – habló el ojiazul al caminar con pasos firmes pero lentos al pelinegro que todavía le daba la espalda.James sonrió de medio lado… los había estado viendo.—¿C