ApoloNo podía creer tenerla entre mis brazos nuevamente, después de que la arrebataran de la forma en la que no habían hecho. No podía creer que se estremeciese con cada toque, con cada beso, tal como la primera vez que la había tenido entre mis brazos.Le coloqué un mechón de cabello detrás de la oreja y la observé un instante, deleitándome en su rostro delicado, en el brillo de sus ojos. Brianna se mojó los labios, jadeando suavemente, regalándome uno de esos deliciosos ruiditos que solía realizar cuando estaba entregada a mí. Su aroma almizclado, en conjunto con su perfume, me envolvió.Luego de que Adrián me dijese que su informante, afirmaba que entre ella y Ciro, estaba ocurriendo algo. Incluso se decía en la finca donde la tenían que estaban compartiendo habitación, me había vuelto loco de celos, a tal punto que en lo único que podía pensar era en ir por ella. No le hice caso al consejo de Massimo, ni de nadie, tomé un arma, un par de hombres y simplemente me arriesgué a ir a
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