El alma se le cayó a los pies al observar que estaba subiendo los peldaños de su casa, a esa hora los vigilantes estaban en descanso, por esa razón nadie lo había detenido, solo quedaban diez minutos para que los hombres contratados por su padre regresaran a sus puestos y lo vieran, desatando un problema con el que no quiere lidiar hoy. —¡Ni se te ocurra hacer una idiotez, Stevenson! —con una mirada se comunicó con Emma, quien entendió lo que quería, y era vigilar a su padre para que no saliera de su habitación y si lo hacía, retenerlo. —Muy tarde, estoy a punto de…—¡Voy a bajar, quédate quieto, hablemos, si tocas el timbre juro que voy a destruirte! Everly colgó enfadada, salió de su habitación echando chispas por los ojos, si había algo que detestaba Everly Hilton, era que la manipularan de cierto modo, por lo que abriendo la puerta principal de su casa, jaló del brazo a Bruno y lo arrastró hacia la cocina, donde no había nadie, cerró
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