Ese era el motivo principal por el cual, sus hermosos ojos lo revisaban minuciosamente, grabando en su mente cada rasgo de su rostro, de su porte, de sus modales. Todo en aquel hombre le parecía perfecto, aún podía recordar claramente su voz, seria, firme y varonil, y al mismo tiempo, tierna, dulce, arrulladora y acariciante en cada palabra, llena de matices y colores.Por un breve momento, que a Amanda le pareció un siglo, tuvo una pequeña fantasía muy íntima.Se veía a sí misma, al lado de Andrés, estaban a la orilla del mar, ambos desnudos, sintiendo en sus pieles la brisa y el sol del atardecer, abrazados frente a frente, parados en la arena.Aquel abrazo estaba lleno de ternura, de pasión, de anhelo y él estaba besándola con intensidad, con un beso como jamás se lo había dado nadie y menos aún con tanta intensidad.Mientras l
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