Muchas veces el miedo nos paraliza, nos detiene. Y hacemos lo que creemos que es lo correcto, incluso cuando aquello no es lo que nos dicta el corazón.Creemos, erróneamente, que tenemos todo el tiempo del mundo, tanto para equivocarnos, como para remendar los errores. Pero a veces, el destino no nos ofrece segundas oportunidades. Y rara vez te encuentras con la mágica e inexplicable sorpresa de poder compensar lo que hiciste mal.Pero el tiempo es implacable, la vida está en continuo movimiento y no se detendrá porque tú así lo quieras.No hay marcha atrás para las decisiones, solo queda aceptar las consecuencias y aprender a vivir con ellas.Llegar a un punto medio en el que el tiempo se convierte en tu amigo y tu único compañero.Esperar que sea él mismo el que ponga cada cosa en su lugar.Lo que deba ser será… tarde o temprano, llegará. Est&
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