Angélica sentada en la cama con las piernas cubiertas se acomoda los lentes, tiene la carpeta verde abierta y sobre estas, desparramadas todas las cartas que contenía, las junta y ordena, sigue buscando y abre nuevamente la carpeta.Con las manos un tanto temblorosas, un poco por sus años, otro poco por los nervios de no encontrar lo que buscaba, abre el cajón de su mesa de noche, ahí ve todas las píldoras que debe tomar a diario, recetas medicas, un par de lapiceras y una libretita, resopla y mete la mano más al fondo y al palpar lo que quería se le dibuja una gran sonrisa. Saca el teléfono móvil y lo pone
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