Y allí estaba, con el mismo bañador que había usado en la mañana, el único que tenía en aquel lugar, de hecho. Pues la futura mujer de Jaime, Arantxa, la cual era muy amable y simpática, había insistido tanto que no había podido negarme, y aquel idiota también estaba allí, pues se había apuntado sin ser siquiera invitado. Estaba sentada cerca del borde final del palo de proa, en aquel hermoso velero, sintiendo el delicado viento marino sobre mi rostro, que echaba mis cabellos hacia atrás, mientras recordaba algo que había pasado hace aproximadamente una media hora.Estábamos sentados sobre los sofás de cubierta, mientras el capitán del navío conducía el barco hacia mar abierto. Bebíamos vino y tomábamos un poco de fruta, uvas para ser concretos.¿Qué tipo de
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