Mi cabeza daba vueltas. No, no era la comida china de la noche anterior lo que me había sentado mal, si no la noticia de que Han Tae Sang y la señora se conocían desde antes incluso que, a mí, y que los dos me lo habían ocultado. Durante todo aquel tiempo me habían mentido.
Y luego estaba la triste y melancólica historia de Aina, aquella historia que hacía que se me encogiese el corazón de sólo pensar en lo mal que lo habría pasado Kevin todos aquellos años.
Me levanté más temprano de lo habitual, me recogí el cabello en un alto moño, me maquillé un poco, aunque sin demasiados ánimos por hacerlo, me vestí con una camiseta gris, unos jeans y mi chaqueta de cuero, y me paré frente a la puerta de la casa al mismo tiempo que esta se abría y entraba él:
La semana se estaba volviendo realmente agotadora, no parábamos en el trabajo de perseguir a un malhechor tras otro, y siempre tenía que soportar las ironías de mi compañero. Aquello me hacía odiarle hasta un punto inimaginable.Como de costumbre el volvía a ser como siempre, y eso me tranquilizaba, pues no quería tener nada que ver con él, no ahora que sabía el tipo de relación que mantenía con mi ex novio.Lo único bueno de aquella semana había sido la llamada inesperada de Pope, que prometía venir a visitarme en pocos días.Volví la vista hacia el escenario, donde una pareja discutía acaloradamente al son de una canción. Si, estábamos en un musical, pero no os creáis que estaba allí por gusto, no, estábamos en medio de un operativo.Estaba realmente
Aquella noche estaba espectacular, cabe destacar.Mi amigo Pope había llegado antes de lo que esperaba, y como el estúpido de mi compañero había decidido dejarme fuera de la misión, no me importó en lo absoluto unirme a la fiesta. Estábamos en una de las mejores discotecas de la ciudad: Pacha.Hablemos de mi aspecto, que es lo que nos importa: Iba de lo más normal, pero no por ello menos sexy. Llevaba una falda de tubo negra y una blusa azul metida por dentro, el cabello peinado a lo afro y un colgante floral sobre el cuello.Bailaba como una loca junto a mi amigo, que había venido a despejarse un poco…Así que… te cansaste de tu ex – adivinaba, mientras él asentía despacio.No deja de controlarme, ¿qué hago? ¿dónde voy? Me estoy arrepintiendo de haber vuelto
Rompí a reír a carcajadas, tapándome la boca con la mano, tan pronto como me percaté de lo mucho que él me deseaba en aquel momento, haciendo que él me mirase malhumorado.Tendrías que haberte visto la cara… - comencé divertida, mientras él me agarraba la mano de malos modos y tiraba de mí hacia el cuarto de baño de hombres. Era una suerte que estuviese vacío, pensé.Me agarró del cuello y me empujó a uno de los retretes, mientras yo le miraba temerosa.Te mataré si vuelves a burlarte de mí – me amenazó, pero antes de que su amenaza hubiese surtido efecto, bajó la mirada hacia mis labios con deseo, y comprendí que tan sólo estaba intentando intimidarme falsamente.No voy a caer con la segunda caricia – dije, haciendo que el afloja
Tan sólo habían pasado unos cuantos días desde aquello. Aún me volvía loca cuando le recordaba mordiéndome en aquel cuarto de baño o cuando recordaba sus besos sobre mis labios. Aún no podía quitarme de la cabeza sus palabras “he estado a punto de olvidar quién eras” ¿qué es lo que había querido decir con aquello.Ni siquiera tenía mucho tiempo de pensar en ello, pues el jefe nos acababa de dar, apenas unas horas antes, la agradable noticia de que nos íbamos de viaje, a una misión, al Reino unido, y no habíamos cruzado palabra desde que nos habíamos montado en el avión.Un chivatazo había situado al Gringo en Londres, en una gran convención de fanáticos de Sherlock Holmes en el museo de este investigador privado.Tan pro
Tras el gran triunfo que habíamos logrado con el Gringo, el jefe nos premió con una semana de vacaciones. Así que allí estábamos visitando la ciudad él y yo, parecía mentira que estuviésemos haciendo cosas juntos, nunca lo había esperado de él. Y por supuesto ni siquiera habíamos hablado de lo que había pasado el día anterior, tan sólo fingíamos que nada había ocurrido.Paseábamos por Picadilly Circus cuando nos encontramos de frente con mi hermana, en aquel momento deseé que la tierra me tragase.¡Ana! – Exclamó entusiasmada, para mi sorpresa. Miré hacia ella con los ojos como platos al notar que estaba un poco más gorda, algo anormal en ella.¿estás embarazada? – Pregunté sin saludarla si quiera, admirando como ella asentí
Estaba tumbada sobre su cama, boca abajo. Estaba totalmente exhausta tras haberlo hecho apasionadamente dos veces más desde la vez del lavabo, dentro del jacuzzi.Notaba como las sábanas se empavan con el agua que chorreaba de mi cuerpo, pero estaba demasiado cansada como para preocuparme de ello.Ana…- me llamó al mismo tiempo que sentía como me abría las piernas y me acariciaba con la yema de los dedos el muslo, subiendo más y más hacia mi sexo. Sintiendo como aquella electricidad me recorría entera, haciendo crecer el deseo hacia él de nuevo.Era increíble, mi cuerpo estaba cansado, pero con tan sólo una caricia podía volver a activarme y olvidar mi cansancio.Se echó sobre mí mientras me agarraba de la barbilla y tiraba de ella, echándome la cabeza hacia atrás, para lueg
Caminábamos por la ciudad agarrados de la mano, no quería soltarme, y yo no lograba entender por qué.Estábamos frente al río Támesis, caminando sobre el puente. Miré hacia él que parecía estar pensando en otra cosa, parecía que se encontraba muy lejos de allí en aquel momento.Me solté de su mano y me acerqué más a la barandilla del puente, mientras Kevin miraba hacia mí preocupado.Han Tae Sang…- comenzó mientras le miraba sin comprender que pretendía volviendo a pronunciar aquel nombre de nuevo - ¿aún le amas? – volvió a preguntar mientras yo reía con ironía, dejando claro que no quería contestar esa pregunta. Me di la vuelta de nuevo y volví a apoyarme en la barandilla, mientras sentía como él me abrazaba por detrás y me besab
Y allí estaba, con el mismo bañador que había usado en la mañana, el único que tenía en aquel lugar, de hecho. Pues la futura mujer de Jaime, Arantxa, la cual era muy amable y simpática, había insistido tanto que no había podido negarme, y aquel idiota también estaba allí, pues se había apuntado sin ser siquiera invitado.Estaba sentada cerca del borde final del palo de proa, en aquel hermoso velero, sintiendo el delicado viento marino sobre mi rostro, que echaba mis cabellos hacia atrás, mientras recordaba algo que había pasado hace aproximadamente una media hora.Estábamos sentados sobre los sofás de cubierta, mientras el capitán del navío conducía el barco hacia mar abierto. Bebíamos vino y tomábamos un poco de fruta, uvas para ser concretos.¿Qué tipo de