Apoyada sobre el borde de madera de la piscina miraba hacia él, que mantenía su mirada fija en aquel al que todos llamaban Pablo Chacón, o como más comúnmente era conocido, el Gringo.Se quitó los pantalones, dejando claro que los calzoncillos negros que llevaba debajo le quedaban de escándalo, se despojó de su camiseta y se acercó al borde de la piscina.Se tiró al agua, haciendo que mirase hacia él, contrariada, pero sin abandonar mi posición, sintiendo, entonces, como él salía a la superficie y se unía, a mi lado, rozando su brazo con el mío, provocando que un leve escalofrío me recorriese entera.No puedes fingirlo todo – comenzó, haciendo que volviese a la realidad, mirando hacia él, que se sacudía el cabello con su mano izquierda, en aquel momento - te estremeces cada vez que te toco – a
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