Capítulo 56 – No aceptar un no por respuesta.
Acababa de llegar a casa, había sido un día aturdidor, no había podido tomar aire en todo el día: por la mañana un duro entrenamiento por parte del instructor, sin mencionar el encontronazo con Key, y por la tarde había tenido que ocuparme de algunos asuntos en la tienda de café, pues las obras ya habían empezado y Philip tenía reunión con la señora en su casa.
Me daría una ducha en breve, y calentaría algún plato precocinado, pues estaba agotada como para ponerme a cocinar. Pero antes de que hubiese decidido si cenaría o me ducharía en primer lugar, llamaron a la puerta, haciendo que saliese de mis pensamientos y corriese a abrir la puerta, con desgana.
Me quedé embobada al verle allí, frente a mí, con una chupa de cuero y un pantalón vaquero, peina
Cuando desperté, encontré a la señora descansando sobre una silla y mi fiebre parecía haber desaparecido por completo, pues me encontraba mucho mejor.Me senté y me dispuse a levantarme cuando me percaté de que la señora se desperezaba y posteriormente abría los ojos, dándose cuenta de que ya estaba despierta.¿Estás bién? – preguntó, mientras me tocaba la frente, para cerciorarse de que todo iba bien.¿Cuánto tiempo lleva aquí? – pregunté asustada, pues no quería que la señora tuviese una mala noche por mi causa – no quiero que se enferme por …He llegado hace tan solo una media hora – me explicaba, haciendo que yo la mirase sin comprender – cuando he llegado, él estaba aquí…¿él? – p
Bailaba de nuevo, junto a Meryem y Monic, ninguna de las dos había pronunciado palabra desde que había vuelto, y sentía la mirada de los chicos en nosotras, ninguno me quitaba ojo, aunque no podía ver a Key por ningún lado.Key es un gilipollas – comenzó Monic, haciendo que tanto mi amiga como yo mirásemos hacia ella, sin comprender por qué soltaba algo como aquello en aquel momento – también lo intentó conmigo alguna vez – nos revelaba, haciendo que aquel comentario me molestase bastante, no porque Monic lo hubiese revelado, si no el hecho de que él intentase ligar con toda la que se le ponía a huevo. En aquel momento le odié aún más, si es que aquello era posible, pues ya le odiaba de una manera inimaginable.¿Podemos no hablar de él? – Pregunté, mientras la canción terminaba y empezaba otra
CAPÍTULO 59 – Más allá de un simple juego.Me encontraba recostada en su cama junto a él, que tenía apoyada la cabeza en mis pechos mientras me acariciaba la pierna con la yema de los dedos y yo le acariciaba la cabeza despacio, intentando adivinar qué era lo que pensaba.¿en qué piensas? – Me atreví a preguntar, tras largo rato en silencio, sin dejar de acariciar su cabeza.Sabes que no te lo diré – reconoció mientras levantaba la cabeza y miraba hacia mí rostro – nunca te diré que siento cuando estoy contigo, ni te hablaré de lo que pasa por mi mente cuando te veo, tampoco te trataré como debería hacerlo…- me explicaba mientras sus ojos se inundaban en lágrimas, y yo me preocupaba por lo que le estaba pasando – Ana, debes irte – me espetó mientras se levan
Los días posteriores fueron insoportables en el trabajo, teniéndole de compañero, él actuaba extraño conmigo, aunque intentase que no se le notase podía notarlo, en sus miradas, en sus gestos, en la forma de actuar cuando nuestras miradas se cruzaban.Cuando llegué a entrenar a la agencia aquel día, pude ser partícipe de que algo iba mal en él, pues nada más llegar, observé como un montón de gente rodeaba lo que parecía ser una pelea entre dos hombres. Se trataban de Key y Marcus, que se estaban peleando con los puños cerrados, mientras Meryem y Paul intentaba separarlos, pero parecía estar siendo en vano.Me abrí paso entre la gente, hasta llegar hacia Meryem, intentando agarrar a Key para que dejase de pelearse, pero él no parecía haberse percatado de mi presencia.¡BASTA! – grité, haciendo
Kevin esperaba sentado entre cajas, junto al muelle, hacía ya más de media hora que su compañera, o sea yo, debería de haber llegado, pero no había ni rastro de ella por ninguna parte. Ya comenzaba a impacientarse. Se levantó de golpe y sacó el teléfono móvil del bolsillo del pantalón.¿dónde está? – Preguntó con insistencia hacia el señor Olivares, que no entendía a qué se refería el muchacho. - Verá jefe, llevo más de una esperando en el muelle y aquí no hay nadie.Me parece estupendo que me llames para contarme tu vida…- comenzó el señor Olivares con cara de pocos amigos - … deja de ser un capullo y vuelve al trabajo – le espetaba mientras colgaba el teléfono de su despacho. ¿pero que se había creído ese imb&eacu
Apenas había pasado una semana, y Olivares aún no me había asignado compañero, me llevaba los días aburrida, entrenando en el gimnasio de la agencia, pues no tenía mejor cosa que hacer.Salí de la piscina, aquella que acababan de acondicionar para los trabajadores de la agencia, se encontraba en el último piso, y apenas solían usarla, pues siempre estaban todos tan ocupados que no tenían tiempo para nada más.Me sequé la cara con la toalla, pasando luego mis manos por ella, dejándome llevar por el silencio que tan sólo era interrumpido por el chorro de agua que caía sobre la piscina de agua caliente.Dejé caer mis manos, con los ojos cerrados, mientras sentía como mi piel se abría y yo me moría de ganas de tener sexo, aquel baño me había excitado demasiado.Ladeé mi cabeza, li
Aquel día había sido mucho más duro que de costumbre, en el entrenamiento, por esa razón, cuando el entrenador dijo que nos invitaba a todos a una copa, lo agradecimos bastante.Tan sólo habían pasado un par de días desde la piscina, y aún me sentía algo incómoda al mirar a Kevin, la verdad. Pero puesto que estaba rodeada de mucha más gente, aquel día no me importó ir al bar frente a la agencia junto a mis compañeros.Estaba sentada en la barra, junto a Meryem, llevaba algo de lo más casual, ya que antes de ir al entrenamiento, aquel día había tenido que pasarme por la tienda del café, para firmar unos documentos.Lucía un blazer remangado, y bajo este una blusa negra, bastante escotada, cabe destacar, y unos pantalones cortos del mismo color.Miraba hacia mi amiga con atención, pues me estaba contando q
Mi nuevo compañero se hacía llamar el Turco, pero era mucho menos temeroso de lo que había esperado, era un chico de unos 20 años, bastante nervioso y mono.Ya llevaba unos pocos días con él, y ya parecía que empezábamos a congeniar.Mi forma de trabajar no tiene nada que ver con la del coreano – me explicaba - él es más de acción, a mí me gusta más observar. Nos sentaremos cada uno en un lado de la calle, en uno de esos bancos, y vigilaremos a nuestros sujetos todo el día. Es lo que se llama trabajo de campo.Nos encargamos de los informes. - admití, dejando claro que había leído el informe.Exacto, vigilamos a los sujetos y redactamos el informe, ese que luego servirán a nuestros compañeros para darles caza. Si buscabas acción, no deberías ha