CAPÍTULO 59 – Más allá de un simple juego.
Me encontraba recostada en su cama junto a él, que tenía apoyada la cabeza en mis pechos mientras me acariciaba la pierna con la yema de los dedos y yo le acariciaba la cabeza despacio, intentando adivinar qué era lo que pensaba.
Los días posteriores fueron insoportables en el trabajo, teniéndole de compañero, él actuaba extraño conmigo, aunque intentase que no se le notase podía notarlo, en sus miradas, en sus gestos, en la forma de actuar cuando nuestras miradas se cruzaban.Cuando llegué a entrenar a la agencia aquel día, pude ser partícipe de que algo iba mal en él, pues nada más llegar, observé como un montón de gente rodeaba lo que parecía ser una pelea entre dos hombres. Se trataban de Key y Marcus, que se estaban peleando con los puños cerrados, mientras Meryem y Paul intentaba separarlos, pero parecía estar siendo en vano.Me abrí paso entre la gente, hasta llegar hacia Meryem, intentando agarrar a Key para que dejase de pelearse, pero él no parecía haberse percatado de mi presencia.¡BASTA! – grité, haciendo
Kevin esperaba sentado entre cajas, junto al muelle, hacía ya más de media hora que su compañera, o sea yo, debería de haber llegado, pero no había ni rastro de ella por ninguna parte. Ya comenzaba a impacientarse. Se levantó de golpe y sacó el teléfono móvil del bolsillo del pantalón.¿dónde está? – Preguntó con insistencia hacia el señor Olivares, que no entendía a qué se refería el muchacho. - Verá jefe, llevo más de una esperando en el muelle y aquí no hay nadie.Me parece estupendo que me llames para contarme tu vida…- comenzó el señor Olivares con cara de pocos amigos - … deja de ser un capullo y vuelve al trabajo – le espetaba mientras colgaba el teléfono de su despacho. ¿pero que se había creído ese imb&eacu
Apenas había pasado una semana, y Olivares aún no me había asignado compañero, me llevaba los días aburrida, entrenando en el gimnasio de la agencia, pues no tenía mejor cosa que hacer.Salí de la piscina, aquella que acababan de acondicionar para los trabajadores de la agencia, se encontraba en el último piso, y apenas solían usarla, pues siempre estaban todos tan ocupados que no tenían tiempo para nada más.Me sequé la cara con la toalla, pasando luego mis manos por ella, dejándome llevar por el silencio que tan sólo era interrumpido por el chorro de agua que caía sobre la piscina de agua caliente.Dejé caer mis manos, con los ojos cerrados, mientras sentía como mi piel se abría y yo me moría de ganas de tener sexo, aquel baño me había excitado demasiado.Ladeé mi cabeza, li
Aquel día había sido mucho más duro que de costumbre, en el entrenamiento, por esa razón, cuando el entrenador dijo que nos invitaba a todos a una copa, lo agradecimos bastante.Tan sólo habían pasado un par de días desde la piscina, y aún me sentía algo incómoda al mirar a Kevin, la verdad. Pero puesto que estaba rodeada de mucha más gente, aquel día no me importó ir al bar frente a la agencia junto a mis compañeros.Estaba sentada en la barra, junto a Meryem, llevaba algo de lo más casual, ya que antes de ir al entrenamiento, aquel día había tenido que pasarme por la tienda del café, para firmar unos documentos.Lucía un blazer remangado, y bajo este una blusa negra, bastante escotada, cabe destacar, y unos pantalones cortos del mismo color.Miraba hacia mi amiga con atención, pues me estaba contando q
Mi nuevo compañero se hacía llamar el Turco, pero era mucho menos temeroso de lo que había esperado, era un chico de unos 20 años, bastante nervioso y mono.Ya llevaba unos pocos días con él, y ya parecía que empezábamos a congeniar.Mi forma de trabajar no tiene nada que ver con la del coreano – me explicaba - él es más de acción, a mí me gusta más observar. Nos sentaremos cada uno en un lado de la calle, en uno de esos bancos, y vigilaremos a nuestros sujetos todo el día. Es lo que se llama trabajo de campo.Nos encargamos de los informes. - admití, dejando claro que había leído el informe.Exacto, vigilamos a los sujetos y redactamos el informe, ese que luego servirán a nuestros compañeros para darles caza. Si buscabas acción, no deberías ha
Llovía estrepitosamente, mientras bebía un sorbo de la taza de café y agarraba la manta que me envolvía con la otra mano, admiraba como caía la lluvia desde mi ventana.Era más de media tarde. No había ido a trabajar debido a la lluvia pues mi compañero opinaba que aquella ventisca no nos iba a dejar ver nada con claridad. Así que me encontraba en casa, dándole vueltas al tarro.Aún no podía quitarme de la cabeza sus últimas palabras “esto ha dejado de ser un simple polvo”. ¿Qué habría querido decir? ¿En qué etapa estábamos ahora? ¿Qué era exactamente lo que éramos?El teléfono volvió a sonar haciéndome salir de mis pensamientos mientras volvía la vista hacia él. Era la quinta vez aquel día, y cada vez que descolgaba nadie contestaba. Des
Sonreía divertida hacia mi compañero, acababa de hacer una broma sobre mis nuevos manolos y no había podido evitarlo.Estábamos en una de esas misiones aburridas, pero ya no era lo mismo, ahora lo pasaba realmente bien charlando con él.De nuevo con prismáticos en mano, dentro de su coche, ya que volvía a llover, vigilábamos la casa del sujeto en cuestión: una prostituta que parecía ser la amante de Luis Costa, uno de los traficantes de maría más grandes de todo el país.Estás radiante últimamente – comenzó mi compañero mientras dejaba de prestar atención a la casa de la muchacha, bajaba los prismáticos y me prestaba atención.Jonas – le llamé divertida – deja de intentar ligar conmigo – bromeé haciendo que el chico riese
Me encontraba sentada en la cama mirando hacia él que se vestía para ir a trabajar. Era mi día libre, así que no tenía que ir a trabajar.Estaba realmente apuesto con aquellos vaqueros negros y su camiseta negra. Seguí allí devorándole con la mirada, sin perder detalle a lo que hacía.Se pasó la mano por el pelo para alborotarlo un poco y volvió la cabeza para mirarme.Sonreí pausadamente al sentir su mirada sobre la mía, al mismo tiempo que él lo hacía también.Me levanté de la cama, aún con mi camisón de transparencias y caminé hacia él, admirando como él se acercaba a mí, despacio, hasta que ambos nos encontramos a mitad de camino.¿puedo hacerte una pregunta? - pregunté cuando sentí la yema de sus dedos sobre