Dormía sobre el sofá, cuando me desperté sobresaltada, percatándome de que me había quedado dormida en el salón.
Me levanté despacio, intentando alejarle de mis pensamientos, pues desde que habíamos vuelto de Londres se comportaba como un capullo conmigo, como el capullo que solía ser, y eso era algo que odiaba, que hiciese como si no hubiese pasado nada entre nosotros.
Miré hacia el espejo del pasillo, percatándome de que tenía un aspecto horrible: mi cabello estaba alborotado, la máscara de pestañas se me había quedado pegada en la ojera y el labial había manchado la comisura de mis labios por completo.
Intenté arreglar un poco aquel desastre, volviendo a colocar mi cabello en su lugar, cuando lo escuché: la puerta de la casa se abría en ese justo instante, haciendo que mirase sobrecogida hacia mi izquierda, aún sin poder
Al día siguiente desperté algo atolondrada, sin poder parar de pensar en lo que había estado a punto de suceder la noche anterior, no podía quitarme de la cabeza su rostro de perplejidad al verme despierta frente a él.Me preparé para ir a trabajar, ya que aquel día era realmente especial, pues teníamos indicios de que el Gringo asistiría esa misma noche a un gran evento en la casa del duque de Montreal. A la que, por supuesto estábamos invitados, aunque como era obvio, con identidades falsas.Tenía que ir a la tienda del café, pues tenía asuntos pendientes que arreglar, y como no tenía que trabajar hasta la noche, me dispuse a encargarme de ello.Estaba realmente despampanante aquella mañana, pues había estrenado uno de los vestidos que me había comprado en Londres, era un bello vestido de media pierna en tono blanco
Apoyada sobre el borde de madera de la piscina miraba hacia él, que mantenía su mirada fija en aquel al que todos llamaban Pablo Chacón, o como más comúnmente era conocido, el Gringo.Se quitó los pantalones, dejando claro que los calzoncillos negros que llevaba debajo le quedaban de escándalo, se despojó de su camiseta y se acercó al borde de la piscina.Se tiró al agua, haciendo que mirase hacia él, contrariada, pero sin abandonar mi posición, sintiendo, entonces, como él salía a la superficie y se unía, a mi lado, rozando su brazo con el mío, provocando que un leve escalofrío me recorriese entera.No puedes fingirlo todo – comenzó, haciendo que volviese a la realidad, mirando hacia él, que se sacudía el cabello con su mano izquierda, en aquel momento - te estremeces cada vez que te toco – a
Aquella noche llevaba uno de esos vestidos que reservaba para eventos especiales. La mitad del vestido tenía transparencias, por lo que dejaban ver gran parte de mis pechos desnudos. Caminé hacia la casa del sospechoso, tenía la pistola oculta debajo de la falda y estaba totalmente preparada para liquidar a Pablo Chacón en cuanto tuviese oportunidad.En cuanto al otro tema… había tomado la decisión de que le ignoraría, haría como si nada hubiese pasado entre nosotros, seguiría tratándole como siempre y me alejaría de él tanto como lo permitieran las circunstancias.Fue una noche de lo más aburrida: Kevin no dejaba de mirar hacia mí, mientras yo vigilaba al sospechoso, que hablaba con unos y con otros como si llevase toda la vida esperando aquella noche. Tan sólo esperaba poder tener una oportunidad de encontrarme con
Habían pasado unos pocos días desde aquello, nuestra relación en el trabajo era demasiado fría, más de lo habitual, y eso me preocupaba. Él apenas hacía bromas, y eso no era normal en él. Así que me tenía algo intranquila.Aquel día teníamos entrenamiento en la agencia, él se reía con sus compañeros y suponía que también eran sus amigos, mientras yo saludaba a Meryem.Llevaba el pelo recogido en una coleta y ropa cómoda para pelear, ya que era lo que solíamos hacer allí en días como aquel.Eh novata – me llamó él, haciendo que ni siquiera le mirara, pues estaba harta de que siguiese llamándome así frente a los demás.Es un capullo – comenzó mi amiga – no sé cómo aún puedes aguantarle, yo ya le hubiese mandado
Capítulo 51 – Dejar de ser un gilipollas.Meryem bajó del coche y se despidió de nosotros con la mano, en la puerta de su casa, mientras Kevin metía primera, dispuesto a marcharse del lugar.Condujo hacia mi casa, sin hablar siquiera, mientras yo miraba por la ventanilla, admirando el hermoso amanecer.Se paró antes de doblar la esquina que llegaba a mi calle, incluso paró el motor.No quiero que tengas problemas con ella – aseguró, dejando claro que se estaba refiriendo a su madre, pues sabía que ella salía de la casa bien temprano para ir a caminar a central park, todas las mañanas.Agarré el bolso, y abrí la puerta, dispuesta a marcharme, sin decir palabra alguna, cuando le escuché de nuevo.Les diré a los chicos que me lo inventé – aseguró, haciendo que volviese la mirada ha
Mis días de permiso habían terminado y debía volver al trabajo, esa misión era arriesgada, y aun así me apunté la primera, pues necesitaba estar segura de que volvía a estar al cien por cien.Había decidido enterrar todo aquello en aquella parte de mi corazón herida, en el mismo lugar en donde se encontraba Tae Sang y Luis. Ya no dejaría que mis problemas con él volviesen a afectar al trabajo, ya no dejaría que sus palabras volviesen a afectarme, ya no volvería a confiar en él, jamás.Caminaba por las abarrotadas calles de Manhatan en mi nueva misión, perseguir a Ivanov sin ser descubierta. Había cambiado totalmente mi aspecto: Llevaba un pantalón de pinzas, una blusa blanca y una chaqueta larga a modo de abrigo. Tenía el cabello rubio, por supuesto era una peluca, con un flequillo bien
Capítulo 54 – Sin más.Me limpié las lágrimas con rapidez, tan pronto como me percaté de que habíamos llegado a la esquina de mi calle, de nuevo él no quería ser visto por su madre. Lo comprendía perfectamente, así que no dije nada, tan sólo abrí la puerta y agarré el paraguas, dispuesta a marcharme, pero antes de que lo hubiese hecho me detuvo.Es mi paraguas – me dijo, tan pronto como le miré, haciendo que comprendiese que tenía razón, pues yo había olvidado el mío en el local en que habíamos coincido.Tienes razón – admití, poniendo el paraguas en su pecho, haciendo que él lo cogiese con su mano libre – gracias por traerme – dije, justo antes de volver a hacer el intento de salir del auto de nuevo, pero él volvió a retenerme, agarrando mi m
Capítulo 56 – No aceptar un no por respuesta.Acababa de llegar a casa, había sido un día aturdidor, no había podido tomar aire en todo el día: por la mañana un duro entrenamiento por parte del instructor, sin mencionar el encontronazo con Key, y por la tarde había tenido que ocuparme de algunos asuntos en la tienda de café, pues las obras ya habían empezado y Philip tenía reunión con la señora en su casa.Me daría una ducha en breve, y calentaría algún plato precocinado, pues estaba agotada como para ponerme a cocinar. Pero antes de que hubiese decidido si cenaría o me ducharía en primer lugar, llamaron a la puerta, haciendo que saliese de mis pensamientos y corriese a abrir la puerta, con desgana.Me quedé embobada al verle allí, frente a mí, con una chupa de cuero y un pantalón vaquero, peina