El peor de mis temores se hizo realidad. Kaleb resultó ser una persona patética a la hora de ensayar, ya que nada de lo que pensábamos nosotros coincidía y eso ocasionó muchos conflictos.Nos habían dado seis días para preparar la siguiente presentación, y yo había propuesto escribir una canción para la presentación.Kaleb accedió curioso, pero al no saber componer en piano, esto se complicó. Naturalmente para mí la guitarra era protagonista en mis canciones, pero, a su vez, para Kaleb el piano era protagonista.Perdimos dos días en esa discusión. Entre encontrar una canción que se ajustara a mi tesitura y que pudiéramos destacar los dos, como también por el estilo de canción que permitiera el uso de mi guitarra.“Asqueroso esclavo afroamericano”, llegó a decir en un momento dado con cara de repudio
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