Luna estaba sentada con las piernas cruzadas con la mirada clavada en mí.
Su bufanda color café resaltaba el brillo de sus ojos avellana, y su piel blanca y delicada parecía que ahora estuviera más hermosa que nunca.
Aunque sus ojos me expresaban peligro.
Ella se levantó lenta y elegantemente dando pasos estilizados hasta llegar a mí.
- Luna, yo…
- Shh -hizo un gesto con las manos con mucha energía para que no dijera nada-. Tengo que darte un mensaje que me dijo papá. No vayas a confundir las cosas.
Los hombres que me escoltaron seguían tras de mí, y con Luna hecha una furia a mi frente, no tenía mucho a donde moverme.
- Tengo preguntas -me adelanté a decir.
- Me temo que responderás las mías primero -el gen Vidali se hacía notar en Luna en ese momento. La dureza de las palabras ocasionaba eso, mas no su presencia.
El tiempo que pasé en esa pequeña oficina no fue mayor a cinco minutos. ¿Quién está preparado para ver a la persona que le ha flechado el corazón después de tanto tiempo y esperar que las cosas estén en paz con tan solo cinco minutos de charla?Eso era imposible.Sin embargo pasó y no podía hacer nada.Me encontré con los Cidarte y me llevaron a casa. Los vi sonrientes, contentos por mi, mientras yo me consumía por dentro en intriga y conflictos sin resolver.Quería volver a donde estaba Luna, abrazarla y hacerle mil preguntas, sentir que realmente ella iba a estar ahí para mí, pero no era tan fácil.Valentina me habló un par de veces, pero estuve inmerso en mis pensamientos, por lo que ella me preguntó si ocurría algo.Yo le negué el derecho de saber lo que estaba aconteciendo en ese momento, donde tras
El peor de mis temores se hizo realidad. Kaleb resultó ser una persona patética a la hora de ensayar, ya que nada de lo que pensábamos nosotros coincidía y eso ocasionó muchos conflictos.Nos habían dado seis días para preparar la siguiente presentación, y yo había propuesto escribir una canción para la presentación.Kaleb accedió curioso, pero al no saber componer en piano, esto se complicó. Naturalmente para mí la guitarra era protagonista en mis canciones, pero, a su vez, para Kaleb el piano era protagonista.Perdimos dos días en esa discusión. Entre encontrar una canción que se ajustara a mi tesitura y que pudiéramos destacar los dos, como también por el estilo de canción que permitiera el uso de mi guitarra.“Asqueroso esclavo afroamericano”, llegó a decir en un momento dado con cara de repudio
¿Hubiera querido un día más de ensayo? Si.¿Estamos perfectamente listos para destacar? No.Un poco el lío de no ponernos de acuerdo a tiempo entre Kaleb y yo.No le puedo reprochar mucho ya que él fue quien al final tomó riendas en el asunto y tuvo la iniciativa de elegir la canción a mis espaldas.Lo único que no habíamos completado era las voces, que aún me perdía en algunas partes de la canción de manera algo tonta.Lo corregí un poco cuando llegué a casa y escuché las grabaciones, donde si me di cuenta a lo que se refería Kaleb, y tenía mucha razón.Le mostré las grabaciones a Valentina la noche antes de la tercera gala. Ya me parecía algo normal estar con ella y tener mucho contacto, aunque después de ese día, no nos hemos vuelto a besar, lo cual lo considero algo prudente ya q
Estuve todo el trayecto junto a lo que quedaba de mamá Elisa.No salían lágrimas, pero si había un agujero negro en mi estomago y un frío consumidor en mi cabeza. El detrimento del suceso trágico dejaba mi pecho abierto sin barrera alguna, como esperando a que una flecha perdida acabara con mi dolor de alguna manera.Las personas me hablaban, pero no las escuchaba.Así pasó durante el velorio.Curiosamente, ese día llovió.Después del entierro, me quedé horas viendo la tumba de mamá Elisa, y Frey me acompañó con un paraguas hasta que dejó de llover. Entonces me quedé solo frente a ese montículo de tierra. Haces de sol resplandecían cayendo del cielo como velos de claridad.No había nadie a mi alrededor. Creí haber escuchado a Frey decirme algo antes de que se fuera, pero no me importaba.A&
Ir en el mismo vehículo con Evans y con Kaleb era algo estresante, ya que se notaba que había un choque de imponencias y de egocentristas que hacía que el ambiente estuviera a punto de estallar a todo momento.Por otra parte, el tal Phillip era un chico muy agradable, algo risueño.Ninguno en esa limusina tenía conocimiento de mi luto, pero era mejor así. En ese momento no necesitaba la compasión de nadie.Fueron cuarenta minutos de camino hasta que llegamos a lo que parecía ser una mansión frente al mar. Un hermoso edificio construido en color blanco con muchos detalles en madera robusta.Nos bajamos y los demás participantes estaban como niños pequeños presenciando regalo de cumpleaños. El lugar era asombroso.Y para mayor sorpresa, la persona que nos iba a hacer el tour por la casa era Luna Vidali, quien llevaba el cabello recogido en una cola de caballo y
A la mañana siguiente fueron arribando los invitados quienes eran maestros de música. Por lo que pude observar, los participantes no teníamos idea de quienes eran ellos, pero algo estaba claro, ellos nos ayudarían a montar nuestras canciones y nos instruirían en aprendernos la coreografía para la presentación. Aquellos sujetos arribaron de un barco que amarraron al muelle. Un hermoso navío de ciento veinte pies que destacaba en ostentosidades. En la popa y a los costados tenía una inscripción en cursiva: Vidali. Luna nos dejó hablando con ellos en el salón de ensayos, en donde cada quien tenía horas designadas para practicar con los maestros, además de las horas libres que estuviera disponible el salón. El lugar de ensayos era un lugar amplio con muchos instrumentos y paredes de corcho para insonorizarlas. Ahí podríamos montar un concierto y las personas en el caney de afuera no estarían al tanto del ruido que había en la sala. Un suj
Dijeron que fue un altercado menor a pesar de que el pesado de Evans me quería recriminar por lo sucedido. La verdad era que él no me daba ni una pizca de miedo después de ver que muy cobardemente recurrió a hacerse la victima para hacerme quedar mal.La noche esperada por Luna había llegado, no tardaría en querer escaparse y estuve en mi habitación pensando al respecto. Ese día no recibí una nota en el espejo como lo venía haciendo desde que llegue, donde me decía dónde ibamos a vernos, y la mañana siguiente me iría de la residencia directamente al teatro Maximiliano por lo que tenía que despedirme de ella.Fui a la mansión de los Vidali para ver si Luna no había cometido ninguna locura.En el camino que cruzaba uno de los jardines más grandes de la residencia encontré un movimiento inusual detrás de uno de los arbustos.
Ver cómo un hombre se jacta de su poder tal como lo hace Bruno Vidali me hierve la sangre. Que hubiera comentado lo de mi padre, lo hacía una persona muy ruin.Era el tercer participante en pasar al escenario. Presentó Kaleb primero y sorprendió con su canto. Era perfecto y sin desafinar, pero a mi parecer carecía de brillo y sentimiento.Al fondo del escenario, en la penumbra, estaban los músicos que eran dirigidos por el maestro de orquesta. Decenas de personas repartidas en instrumentos de aire, cuerda y percusión. Una pareja de bailarines comenzó a bailar pasionalmente con movimientos al son de la música. Recorrían el escenario a la inversa de Kaleb, quien siempre tenía un foco de luz sobre sí en medio de la penumbra, al igual que los bailarines.Después estuvo Evans, siendo la primera vez que tenía la oportunidad de verlo en vivo.Era impresionante el de