Cada vez que me miro al espejo, desconozco a la mujer que se refleja en él. He perdido mi esencia, mi humanidad. Rogué durante años por un milagro, pero dejé de creer que existiera un Dios al que pudiera pedirle algo como lo que yo necesito.Debería rendirme, dejar de luchar por seguir viviendo, o mejor dicho, sobreviviendo, pero no puedo. Simplemente, no tengo más opción que seguir adelante.Esta noche, me siento especialmente ansiosa sin saber por qué. He hecho esto por años, ya debería estar acostumbrada a mostrar mi cuerpo a cada desgraciado que paga la cuota, pero es inevitable. El asco y la vergüenza siempre arderán en mis venas. Creo que a pesar de todo, no he perdido toda mi humanidad; aún queda algo de mí salvable ¿habrá alguien que lo vea?Me quito la bata negra de seda y la dejo en el respaldo de la silla antes de salir a escena.
Leer más