Mérida Ashton: Despertar así era maravilloso, frente a mi tenía una vista imponente que me recordaba lo hermoso que es vivir. El sonido del mar provocaba que mi piel se erizara y sonreía como una adolescente enamorada. Mire hacia la habitación, específicamente hacia la cama en donde se encontraba un hombre dormido… No acostumbraba a hacer este tipo de cosas, mis padres me regalaron un viaje a Mónaco para festejar que ya era ingeniera, pero todo se descontrolo durante la primera noche en donde fui al bar del hotel con una amiga. Ambas estábamos dispuestas a conseguir una cita esa noche, aunque ciertamente yo estaba escéptica a eso. No era del tipo de mujer que levantaba pretendientes a donde quiera que llegara, era una flaca de piernas largas, pero a duras penas tenía par de limones por senos y el trasero no era gran cosa al menos eso es lo que yo creo. ‒ ¿Acostumbras a despertar temprano siempre? ‒ su voz gruesa me hizo ruborizar, ni idea de qué diablos tiene este hombre, jamás
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