Todos los capítulos de IRA - El hombre que no entendía asesinar: Capítulo 11 - Capítulo 16
16 chapters
Tu enemigo
El setenta y cinco por ciento de los que estuvieron dentro de la estación,  entraron en un estado delicado más por las enfermedades psicosomáticas que por el veneno, que este, como le dijo el moderador a Samanta Veliz, se erradicaba riendo, porque ese proceso natural siempre ha eliminado las toxinas del cuerpo. Aunque tres periodistas informaron la posible muerte de veinte personas, nadie falleció. Por meses padecieron dolor en las articulaciones y calambres musculares los que no habían atacado la toxina a tiempo como lo hizo Samanta Veliz y otras veintidós personas que fueron informadas del antídoto por haber cumplido con ser felices.El hecho fue una noticia internacional. Algunos entrevistados civiles declaraban que había que ponerle fin a Justo Lara, otros decían que lo de Justo Lara se estaba saliendo de control, pero muchos otros celebraban lo ocurrido y hasta daban las gracias, porque no debería
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Otro mundo
Ella se lamentó un momento por sus deseos de saber más sobre él, y seguir esas conversaciones profundas y correspondidas, donde detrás de cada respuesta o comentario había un análisis que como él había dicho era «igual al momento posterior a mover una pieza en el ajedrez». Le había hecho ignorar la soledad que los dos sentían, pero con él fuera, había vuelto a hacer estragos.-Volverá. -Le dijo Juan José, y María Victoria se cuestionó si en esa casa todos podían diagnosticar sentimientos o pensamientos con la mirada.-¿A dónde fue?-A Buena Vista, a correr quebrada abajo saltando de piedra en piedra, o por la montaña por caminos improvisados. Él dice que no hay otra forma de sentirse más libre. Y luego irá a seguir con nuestro oficio, está planeando algo grande, donde ni a mí me
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Abiel
Pasados tres meses y dieciocho días de la muerte de Luna Andreina se mantenía serio, sin decir una palabra, con el plan listo de su venganza para el asesino de su novia, pero con la caja del corazón incómoda y obstinada, sin fuerzas para ejecutarlo. A veces gritaba tan fuerte que las paredes hubieran querido tapar sus oídos, cuando despertaba luego de haber soñado con ella. Encendía la televisión y veía las noticias de asesinatos, guerras, masacres, problemas económicos y políticos que siempre terminaban en muerte, y le agradaba «Humanos de mierda, mientras más mueran mejor» decía, y profesaba el día en que los humanos se matarían unos a otros por placer, ni si quiera como los zombis que según lo hacen para comerse a otros, o como los gladiadores que según lo hacían por deporte. Su vida le repugnaba, por eso a veces hablaba con las paredes, o con
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El miedo a la muerte
Justo Lara quiso saber por qué había sentido morir y él le contó que un catorce de Julio, dos años después del asesinato de Verónica Triana, estaba en un parque turístico con su esposa Natalia y su hija Valery de siete años. Relató que hicieron carreras, rodaron por la grama y montaron a caballo. Había poca gente por ser miércoles y estaba empezando a oscurecer:-“Papi, Papi, un conejo Papi es un conejo, allá míralo”. Dijo mi hija. Lo recuerdo perfectamente porque fueron las últimas palabras que escuché de ella.Abiel siguió contando, que la niña corrió colina abajo emocionada sin que ellos pudieran reaccionar rápido porque estaban acostados «Le gritamos al mismo tiempo que no corriera» narraba. Pero cuando su hija llegó a los arbustos, un hombre salió de la maleza, la cargó y corri&oacu
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El farsante
Justo Lara miró a María Victoria y Juan José concentrados en sus reflexiones después de su profunda conversación, y bajó, sereno, a dar indicaciones precisas a sus moderadores.María Victoria lo esperó durante una hora en el balcón, sin poder sacarse esas palabras de la mente.-Dijiste que estarías fuera por una semana.- le recordó la detective a su delincuente cuando se sentó a su lado.-Ese era el tiempo supuesto, pero no calculé la falta que le haría a estos ojos tu sonrisa de niña seria. –Allí se quedaron hablando.Por órdenes de Justo Lara, Juan José había bajado para que Valeria América y Edward Mejía le contaran el nuevo ejercicio a realizar, para que se encargara con William Chacín de llevarlo al Plano de perfección. Perdomo había salido refunfuñando de la casa despu&ea
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Justo
Los moderadores de Justo Lara más los quince que se ofrecieron a ayudar en el ejercicio tomaron posiciones de defensa: Siete con rifles de mira telescópica en ventanas y azoteas, y el resto con fusiles de asalto en las entradas. Frank Pierre esta vez fue cuidadoso y apostó sus fuerzas alrededor del hospital para que no tuvieran por donde salir. A la media hora el ambiente estaba exponencialmente tenso a las afueras, el Zombi buscaba un medio de comunicación para iniciar negociaciones «No tienes nada que ofrecerme» Fue lo que le dijo Justo Lara la única vez que le contestó. El camarógrafo enfocó ese momento, pero se concentraba más en ir detrás del Pastor desesperado que caminaba de arriba a abajo mirando a los pacientes que le rogaban que les remediara sus males, a lo que él respondía huyendo, por la pena que sentía al enfrentarse con un escenario real. Juan José le segu&iac
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