No podía dejar de pensar en todo lo que había visto, y no llegaba a entender por qué lo hacían. Y lo que era peor, a Dorian le gustaba todo esto. ¿Pero qué tenía que ver conmigo? ¿Esperaba qué yo me uniera a su pequeño club de perversión? ¿Quería que fuera como Kim y Blake? ¿Sería capaz de hacer algo así? Estaba llena de preguntas. Y lo que era peor, estaba absolutamente curiosa por todo eso. Quería estar con Dorian, de eso no había dudas, pero ¿Estaba dispuesta a pasar por todo esto, para tenerlo? Y lo que más me asustaba de todo, era la enorme excitación que sentía, por mucho que me negué a aceptarlo, me había excitado, estaba empapada de mis propios fluidos, inquieta, deseosa… —¿Y bien? —interrumpió Dorian mis pensamientos. —¿Cómo dices?
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