Cerré la puerta del auto y no me volví a mirar. Acababa de fastidiarme yo sola. ¿Cómo le diría a Jason que tenía una cita con otro hombre? Dorian era absolutamente encantador, de todas las maneras posibles, su belleza, su seguridad, su forma de comportarse, de moverse. Jamás había conocido un hombre así, y sin dudas, me encantaba y deslumbraba. Pero era más como admirar algo que sabes que jamás vas a tener. Algo imposible, un ideal. Me sentí estúpida durante toda la clase. Dorian no salía de mi cabeza, no conseguía pensar en otra cosa y mucho menos concentrarme en algo más que no fueran sus ojos, su mirada, su voz, su aroma… de repente caí en cuenta de la realidad, era solo una fantasía, un cuento, como una novela de Jane Austen, el hombre fascinante y rico que se fija por un minuto en la pobre hija del campesino. Pero a diferencia de las nove
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