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Todos los capítulos de Impostor: Capítulo 1 - Capítulo 10
14 chapters
1. ¿¡Una mujer!?
Dicen que la casualidad no existe en el destino. ¿Cuán cierto puede ser? Antes no tenía estos pensamientos; vivía sin miedo y apático a todo. Se podría decir que, me acostumbré a la soledad. A pesar de estar rodeado de personas, soy yo quien no siento que puedo encajar aquí.Antes de salir del apartamento, cotejo que tenga el cuchillo dentro del bolsillo. Teniendo todo asegurado, salgo en busca de reunirme con mis amigos en la esquina.—¿Qué hay con esa cara de pocos amigos, Fabián? — cuestiona Cesar, descansando su mano en mi hombro.—Es la única que tengo.—¿No tienes otras respuestas, siempre tiene que ser la misma?—¿No tienes otras preguntas, para evitar que la respuesta sea la misma? — le imito irritado.—Lo que sea— quita su mano de mi hombro y atrae a los demás—. Tengo sed y no hay agua cerca. Hay que darnos prisa.Todos captamos la referencia. Antes de reti
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2. ¡Tu lo tienes!
Esa mujer abre la puerta y retrocedo hasta que mi espalda impacta con la pared.—¿Quién eres? ¿Qué fue lo que me hiciste? ¿Dónde estoy? ¿Eres una bruja? ¿Un extraterrestre? ¿Qué demonios eres? Tú no eres normal. ¿Qué le pasa a mi cuerpo? ¿Dónde está mi pene? ¿Me lo has robado? ¿Fuiste tú?—Hija, ¿qué cosas dices? ¿No me digas que es otra de tus bromas? ¿De qué pene estás hablando? ¿Tuviste una pesadilla en dónde tenías uno? — ríe, mientras se acerca y cruzo mis dedos—. Te he dicho que no veas esas caricaturas chinas.—Un paso más y no respondo— miro a todos lados y en ese descuido, sus brazos me rodean.—¿Qué te sucede, mi niña? ¿Has tenido una pesadilla? ¿Por qué estás temblando? ¿Puedes contarle a mamá?—No me toques, vieja— la intento alejar, pero ella me abraza más fuerte.—Sea lo que sea, ya todo pasó— recuesta su cabeza de la mía y extrañamente mi cuerpo se relaja.<
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3. Humillación
—¿Quién dice que necesito permiso para tocar mi propio cuerpo? Ya deja de estar apuntándome y baja mi pene.—Si supiera cómo bajarlo, ya lo hubiera hecho — con la yema de sus dedos trata de tocarlo y me levanto de inmediato.—¡Ni se te ocurra tocarlo, cochina!—¿Y cómo quieres que lo baje si no lo toco?Veo al vecino asomarse por la puerta, la cual permanece abierta por descuido y abre sus ojos en sorpresa por obvias razones. No creo que sea un escenario que se encuentre todos los días, ¿cierto?—No es lo que crees, Peter — le digo, alcanzando el cojín del sofá y entregándoselo a ella para que se cubra.—No he visto nada, jovencita. No se preocupe — su expresión de espanto es notable, debe estar pensando que estaba atragantándome con mi propio pene —. Les cierro la puerta inmediatamente — cierra la puerta sin permitir que me defienda.—Es tu culpa. Ahora van a pensa
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4. Objetivo
—Voy a necesitar que no te muevas o te voltees, no importa lo que sientas, ¿he sido claro? —Trataré. Respiro hondo, mientras pongo jabón en mis manos y rodeo su cuerpo para agarrar mi pene. Teniéndolo entre mis manos, ella se mueve y hace un extraño sonido que, por alguna extraña razón, un escalofrío recorre mi cuerpo. —Pareces una yegua relinchando. Quédate quieta y no hagas esos ruidos extraños. —Es que se siente muy extraño cuando tocas ahí. —¿Y cómo crees que me siento yo? Esto es una simple erección matutina, así que la tendrás a menudo, si es que no logramos regresar a nuestros cuerpos. Ahora aguanta un poco — froto mi pene entre mis manos y no deja de temblar. Eso puedo comprenderlo, pues me ocurrió lo mismo cuando toque sus balones. ¿Así me escucho cuando gimo? Creo que cuando regrese, no podré hacer esto de la misma manera. La camisa me e
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¿Y ahora qué?
—¿Así que estamos de ánimo para chistes? Rebusquen el apartamento— ordena Cesar.—¿Y con qué permiso? — pregunto molesto y Cesar solo me observa.—¿Y tú quién eres, guapa? ¿No me digas que eres novia de ese imbécil? — su mano se posa en mi mentón y se la quito de un manotazo.—¿Qué hay con esa mirada sucia? ¿Cómo te atreves a mirarme así, marica?—¿Marica? ¿Acaso tienes pene, guapa?—Yo lo tengo — la respuesta de Araceli me hace mirarla. ¿Qué demonios hace?—No estamos hablando contigo, así que no te metas, Fabián — vuelve a mirarme y sonríe como un idiota—. ¿Por qué no me cuentas un poco sobre ti, muñeca? ¿Cuál es tu relación con
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Lección
—Date prisa, quiero bañarme.—Pero si ya te bañaste.—Eso fue en la mañana. ¿No me digas que solo te bañas una vez al día? Bueno, eso explicaría el olor a perro muerto que cargas encima.—Cuidado con lo que dices. Y claro que debo bañarme una vez. ¿Eres tú quien paga el agua?—Eres tacaño como tú solo. ¿Cómo puedes vivir de esta manera?—Si no estás satisfecha, puedes irte a tu casa y explicarle a tu madre que ahora tendrá un hijo, en vez de una hija.—Como si pudiera.Termino en el baño y enciendo varios fósforos seguidos.—Nos bañaremos juntos — le aviso.—Yo no voy a bañarme contigo.—Bueno, si prefieres que me bañe solo, no me responsabilizo
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Repulsión
Su risa se pasma justo cuando mi sólido puño aterriza en su boca. Cae al suelo casi noqueada, sin poder ni reponerse y volteo a ver a la mujer que me tiró la pintura por encima, quien retrocede con el cubo hasta pegar su espalda contra la pared. Sin decirle una sola palabra, le arrebato el restante de pintura y se lo tiro, finalizando con un fuerte golpe con el mismo cubo en la cara. Las risas dejaron de oírse, todos estaban sorprendidos por lo que estaba ocurriendo. Estoy viendo un lado positivo a este cuerpo y es que ella tiene fuerza, es una lastima que no la aproveche para darse a respetar.—No soy de halar pelo o arañar como gata en celo, soy de tumbar dientes, en tu caso, de acomodarlos. ¿Alguien más tiene intenciones de joder conmigo? — alcanzo a ver al idiota de Giovanni mirando la situación a lo lejos —. Esto va para todas las estúpidas que vengan buscando problemas. La que se atre
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Malestar
Unas chicas nos interrumpieron para hablarme a mí.—Estuviste genial. ¿Dónde aprendiste a golpear así?—No hablemos de eso aquí — llevo la mano a la nuca para disimular.La mirada asesina de Araceli, estremeció todo mi ser de temor. Incluso me veo temerario y terrorífico. No sabía que tendría una manera de ver mis propias expresiones.—¿Así que te estabas divirtiendo?—No es lo que piensas.—Váyanse de aquí — las espanta y vuelve a mirarme—. ¿No llevas ni quince minutos desde que entraste y ya has formado una pelea?—Yo no tengo la culpa de que seas la última coca cola, en un desierto donde hay tanta sed. Por tu culpa he sido manchado por la desgracia. Esto es algo que va a perseguirme de por vida — me está doliendo mucho la
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Adictivo
Me como la comida que preparó en silencio, mientras ella solo me observa.—Te daría medicina, pero desafortunadamente mi cuerpo nunca responde a ellas.—¿Y quién podría responder? Debes tomarte el pote entero para que te haga algo. Es insoportable este dolor. No me gusta sentir esos labios tan resbalosos, es asqueroso. Además, esa toalla que me diste es incómoda. Me guaya la raja.—Tendrás que soportar los siguientes tres o cuatro días con la quebrada salida de su cauce.—¿No hay una forma de quitarme esa basura de ahí? No lo sé, ponerme una gasa. ¿No es eso lo que le ponen a las heridas y detiene el sangrado? La tela de una gasa es mucho más suave que la lija que tengo ahí.—No quiero imaginar lo que voy a tener que vivir contigo desangrándote y haciendo este teatro todos los d&
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Amargo destino
Me empuja fuertemente por el pecho y su mano aterriza en mi mejilla.—Eres un pervertido. ¿Cómo te atreves a besarme y meter tu lengua en mi boca? — su fatiga no le permite hablar claramente—. Si llegaba a saber que eras capaz de esto, jamás hubiera aceptado quedarme aquí contigo.—Entonces lárgate y déjame solo. Soy yo quien jamás hubiera aceptado que una mujer como tú se quedara en mi casa a querer criticar todo lo que tengo. Maldigo el maldito día en que esto tuvo que pasar y tuve que tener la mala suerte de conocerte.—Bien, ya lo he entendido. ¿Quién en su sano juicio o por decisión propia querría estar al lado de alguien tan despreciable como tú? Adiós — se levanta de la cama y, sin recoger sus cosas, sale del cuarto y de la casa corriendo.Debo estar acostumbrado a la soledad. A fin de
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