4. Objetivo
—Voy a necesitar que no te muevas o te voltees, no importa lo que sientas, ¿he sido claro? —Trataré. Respiro hondo, mientras pongo jabón en mis manos y rodeo su cuerpo para agarrar mi pene. Teniéndolo entre mis manos, ella se mueve y hace un extraño sonido que, por alguna extraña razón, un escalofrío recorre mi cuerpo. —Pareces una yegua relinchando. Quédate quieta y no hagas esos ruidos extraños. —Es que se siente muy extraño cuando tocas ahí. —¿Y cómo crees que me siento yo? Esto es una simple erección matutina, así que la tendrás a menudo, si es que no logramos regresar a nuestros cuerpos. Ahora aguanta un poco — froto mi pene entre mis manos y no deja de temblar. Eso puedo comprenderlo, pues me ocurrió lo mismo cuando toque sus balones. ¿Así me escucho cuando gimo? Creo que cuando regrese, no podré hacer esto de la misma manera. La camisa me e
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