—¿Así que estamos de ánimo para chistes? Rebusquen el apartamento— ordena Cesar.
—¿Y con qué permiso? — pregunto molesto y Cesar solo me observa.—¿Y tú quién eres, guapa? ¿No me digas que eres novia de ese imbécil? — su mano se posa en mi mentón y se la quito de un manotazo.—¿Qué hay con esa mirada sucia? ¿Cómo te atreves a mirarme así, marica?—¿Marica? ¿Acaso tienes pene, guapa?—Yo lo tengo — la respuesta de Araceli me hace mirarla. ¿Qué demonios hace?—No estamos hablando contigo, así que no te metas, Fabián — vuelve a mirarme y sonríe como un idiota—. ¿Por qué no me cuentas un poco sobre ti, muñeca? ¿Cuál es tu relación con Fabián?—Él es mi primo — contesto incómodo.Esa mirada que me está dando, me tiene nervioso. Tengo la breve impresión de que en cualquier momento va a saltarme encima. ¿Cómo es posible que le esté echando el ojo a Araceli?—Oh, qué buena noticia — sonríe de nuevo, y las ganas de sacarle los dientes uno a uno, me están carcomiendo por dentro, pero debo buscar la paz interior y no hacer una tontería—. Tienes unas tetas bien grandes. ¿Qué tamaño eres?—¡¿Cómo te atreves a estar mirando mis tetas?! — Araceli trata de soltarse, pero ellos la aguantan.—¿Y tú por qué tan agresivo? Hasta que al fin muestras interés por una chica. ¿Realmente son primos?—Que sea la primera y última vez que mires mis tetas o te saco los ojos — me defiendo y él sonríe.—Me gustan las mujeres ariscas.—En cambio a mí no me gustan los sinvergüenzas como tú. Se te nota lo mujeriego por encima.—Por ti dejaría de serlo.—No encontramos nada, Cesar — le notifica Alex.—Bien, entonces déjenlo tranquilo — suelta a Araceli y suspiro.En este momento es cuando siento un alivio al no estar en mi cuerpo. No pensé que podría sentirme así, estando en una circunstancia tan desafortunada como esta.—¿Tienes celular?—No, y si tuviera, jamás te daría mi número. Estoy fuera de tus posibilidades, así que lárgate y deja a mi primo en paz.—Esta actitud hace que crezca mi interés por ti.Cesar jamás se había comportado de esta manera, no sé por qué lo está haciendo ahora. Con las mujeres que suele revolcarse, son prostitutas y delgadas. ¿Por qué está teniendo interés en el cuerpo de Araceli?—Ya vete — voy a darle la espalda, cuando siento sus brazos rodear mi cuerpo y le doy un codazo en la barriga—. ¿A ti qué m****a te ocurre? Vuelves a tocarme y te corto los huevos, imbécil.—Tienes fuerza. Me encantan las mujeres que saben defenderse. Volveré — les hace seña a los demás y ellos salen del apartamento con él.—¡Qué ganas de partirle el huevo en dos! — grita Araceli, corriendo hacia la puerta.—Quédate quieta. Ya se fue.—¿Quiénes son esos tipos y por qué estaban armados?—No es tu problema.—¿No es mi problema? Si no hubieras estado aquí y me encuentran sola, me hubieran hecho puré.—Pero no lo hicieron y por ahora no lo harán.—¿Qué haremos ahora?—Por lo pronto, vas a tener que venir a vivir conmigo.—¡¿Qué?!—Claro, tengo que estar pendiente de lo que haces con mi cuerpo.—Yo no puedo vivir con un desconocido. Además, ¿cómo le puedo explicar eso a mi madre?—Ella no tiene que saberlo. Puedes decirle que te vas a quedar en casa de unas amigas y listo.—¿Te parece que soy de tener amigas?—Podemos inventarle la excusa de las amigas, al menos mientras logramos seguir a aquel imbécil o encontramos la manera de regresar a nuestros cuerpos. No puedes estar lejos, no sabemos lo complejas que se pueden poner las cosas.—¿Y dónde dormiré? Solo hay una cama.—En el suelo.—Realmente no puedes considerarte hombre. Debería cortar esto que tengo entre las piernas, porque realmente no mereces cargarlos.—Atrévete, y voy a coser tus dos tetas a la boca.—¡Eres un degenerado!—En vez de estar peleando, deberíamos ir llamando a tu mamá.Llamo a su mamá por el teléfono de la casa, ya que no sé dónde está mi teléfono y ella tampoco tiene el suyo encima. Su madre cree la versión que le doy, así que es un problema menos.—¿Esto es lo que regularmente comes? — cuestiona, viendo dentro de la nevera—. Con razón pareces un lagartijo disecado.—Y tu una ballena.—Una ballena que morirá de cualquier cosa, excepto de hambre. Algo me dice que no sabes cocinar y por eso vives de esta manera. ¿Quién puede preferir comida enlatada, cuando existen mejores cosas? ¿Tienes dinero?—Es para la renta.—¿Y qué rayos vamos a comer?—Puedo encargar una pizza. ¿Qué hay con esa mirada?—Mañana irás a mi casa y vas a traer comida, no voy a pasar hambre por tu culpa — suspira —. Y así es capaz de pedirme que me quede en este lugar — murmura.Prefiero ignorar su habladuría y encargar una pizza. Al cabo de un rato, la traen y nos sentamos a comer en silencio. Luego de comer, me comienza a arder el estómago y unas ganas de correr al baño como Culson aparecen. Dejo de hacer todo, para ir corriendo al baño y ni siquiera cierro la puerta por la misma emergencia. Sentado desde el trono, escucho la risa de Araceli en la sala y la veo asomarse por la esquina.—¿Y tú de qué te ríes? — estaba sudando y con dolor, esta descarga no es de Dios.—¿Ya ves la importancia de alimentarte bien? ¿Qué se siente no tener vesícula? — ríe más fuerte, y la miro molesto.—¿Por qué demonios no me dijiste nada?—Fuiste tú quien quiso comer grasa.—Me duele el estómago y el agujero negro por tu culpa.—¿Tienes algo de leche fresca?—Solamente la de mis bolas.—Bueno — con el dedo índice señala mi pene y sonríe—, si quieres puedes exprimirlas y tomar de ella, si tanta emoción te causa mencionar que tienes esa habilidad.—Joder, estás muerta por dentro — busco unos fósforos debajo del lavamanos y lo enciendo para que se vaya ese mal olor que me tiene a punto de morir.Esto es lo más asqueroso, vergonzoso y humillante que haya hecho. Yo que creí que lo peor había sido ayudarle a bañar y resulta que hay cosas peores.—Date prisa, quiero bañarme.—Pero si ya te bañaste.—Eso fue en la mañana. ¿No me digas que solo te bañas una vez al día? Bueno, eso explicaría el olor a perro muerto que cargas encima.—Cuidado con lo que dices. Y claro que debo bañarme una vez. ¿Eres tú quien paga el agua?—Eres tacaño como tú solo. ¿Cómo puedes vivir de esta manera?—Si no estás satisfecha, puedes irte a tu casa y explicarle a tu madre que ahora tendrá un hijo, en vez de una hija.—Como si pudiera.Termino en el baño y enciendo varios fósforos seguidos.—Nos bañaremos juntos — le aviso.—Yo no voy a bañarme contigo.—Bueno, si prefieres que me bañe solo, no me responsabilizo
Su risa se pasma justo cuando mi sólido puño aterriza en su boca. Cae al suelo casi noqueada, sin poder ni reponerse y volteo a ver a la mujer que me tiró la pintura por encima, quien retrocede con el cubo hasta pegar su espalda contra la pared. Sin decirle una sola palabra, le arrebato el restante de pintura y se lo tiro, finalizando con un fuerte golpe con el mismo cubo en la cara. Las risas dejaron de oírse, todos estaban sorprendidos por lo que estaba ocurriendo. Estoy viendo un lado positivo a este cuerpo y es que ella tiene fuerza, es una lastima que no la aproveche para darse a respetar.—No soy de halar pelo o arañar como gata en celo, soy de tumbar dientes, en tu caso, de acomodarlos. ¿Alguien más tiene intenciones de joder conmigo? — alcanzo a ver al idiota de Giovanni mirando la situación a lo lejos —. Esto va para todas las estúpidas que vengan buscando problemas. La que se atre
Unas chicas nos interrumpieron para hablarme a mí.—Estuviste genial. ¿Dónde aprendiste a golpear así?—No hablemos de eso aquí — llevo la mano a la nuca para disimular.La mirada asesina de Araceli, estremeció todo mi ser de temor. Incluso me veo temerario y terrorífico. No sabía que tendría una manera de ver mis propias expresiones.—¿Así que te estabas divirtiendo?—No es lo que piensas.—Váyanse de aquí — las espanta y vuelve a mirarme—. ¿No llevas ni quince minutos desde que entraste y ya has formado una pelea?—Yo no tengo la culpa de que seas la última coca cola, en un desierto donde hay tanta sed. Por tu culpa he sido manchado por la desgracia. Esto es algo que va a perseguirme de por vida — me está doliendo mucho la
Me como la comida que preparó en silencio, mientras ella solo me observa.—Te daría medicina, pero desafortunadamente mi cuerpo nunca responde a ellas.—¿Y quién podría responder? Debes tomarte el pote entero para que te haga algo. Es insoportable este dolor. No me gusta sentir esos labios tan resbalosos, es asqueroso. Además, esa toalla que me diste es incómoda. Me guaya la raja.—Tendrás que soportar los siguientes tres o cuatro días con la quebrada salida de su cauce.—¿No hay una forma de quitarme esa basura de ahí? No lo sé, ponerme una gasa. ¿No es eso lo que le ponen a las heridas y detiene el sangrado? La tela de una gasa es mucho más suave que la lija que tengo ahí.—No quiero imaginar lo que voy a tener que vivir contigo desangrándote y haciendo este teatro todos los d&
Me empuja fuertemente por el pecho y su mano aterriza en mi mejilla.—Eres un pervertido. ¿Cómo te atreves a besarme y meter tu lengua en mi boca? — su fatiga no le permite hablar claramente—. Si llegaba a saber que eras capaz de esto, jamás hubiera aceptado quedarme aquí contigo.—Entonces lárgate y déjame solo. Soy yo quien jamás hubiera aceptado que una mujer como tú se quedara en mi casa a querer criticar todo lo que tengo. Maldigo el maldito día en que esto tuvo que pasar y tuve que tener la mala suerte de conocerte.—Bien, ya lo he entendido. ¿Quién en su sano juicio o por decisión propia querría estar al lado de alguien tan despreciable como tú? Adiós — se levanta de la cama y, sin recoger sus cosas, sale del cuarto y de la casa corriendo.Debo estar acostumbrado a la soledad. A fin de
—¿Cómo que quién soy?El médico se acerca a ella a evaluarla junto a la enfermera y me le quedo viendo. ¿Qué quiere decir con eso de quién soy? ¿Está mal de la cabeza o qué?—Este joven estuvo involucrado también en el accidente. Según tengo entendido por testigos, fue quien salvó a su hija de algo mayor. No tengo conocimiento de si se conocen de mucho antes del incidente, pero es toda la información que puedo brindarles. Con respecto a ambos casos, necesitaré evaluarlos a profundidad, ya que aún no logro dar con una posible causa del estado en que ambos estuvieron. El cuadro de ambos y signos vitales eran muy similares, es algo de lo que no puedo tener una explicación médica comprobada o precisa.—Araceli, no sé lo que está pasando, ¿pero por qué finges no conocerme? —
—Debes comer antes de que se enfríe. En este lugar no hay nada y sé que estás hambriento.—Gracias.—Esto hacen los amigos, ¿no? Por cierto, ¿dónde están tus muletas? — las vio a lo lejos y entró a recogerlas—. Debes caminar con ellas, puedes lastimarte o incluso caerte si no lo haces.—No me acostumbro a usar eso.—Tendrás que hacerlo, aunque no te guste — me las trae para acomodarlas en su sitio y ayudarme a caminar hacia el cuarto.—Todo está hecho un desastre.—Nada que no se pueda reparar. ¿Sabes quién pudo haberlo hecho? Tal vez, ese tal César.—Es el único que se me cruza en la cabeza.—No volverás a eso, ¿verdad?—¿Y puedo hacer algo estando de esta forma?
—¿Tienes una idea de lo mucho que se puede malinterpretar? ¿Cómo puedes ser tan descarada y burlarte de eso?—Pero si fuiste tú quien lo dijo. Luego tuve a mi madre investigándome sobre eso. Ella piensa que tú y yo tuvimos algo.—¿Y no le explicaste? El día que saliste de aquí, dijiste que irías a contarle la verdad.—¿Y piensas que va a creerme? Según el médico, nosotros estuvimos en coma por tres meses.—Buen punto.—No sé qué fue lo que sucedió, pero todo se vio tan real. Aunque, por alguna razón, todo luce distinto ahora.—¿A qué te refieres?—No lo sé, pero tu forma de tratarme es distinta y me gusta más esta.—Mejor cállate y ayúdame a levantar.&mdas