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Todos los capítulos de EL DEBIDO PROCESO # 1: Capítulo 21 - Capítulo 30
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VEINTE
...William recibió una llamada a eso de las seis de la tarde. Era la mujer de la tintorería para comunicarle que la mancha no había salido por completo del abrigo, pese a los esfuerzos y los sofisticados mecanismos utilizados. Él la dejó hablar un rato y por fin la cortó:— No se preocupe, hizo lo que pudo.Antes de que la mujer pudiera insistir en sus justificaciones, agregó:— En serio, agradezco muchísimo su esfuerzo. Iré por la prenda en un rato, ¿de acuerdo?, adiós.Colgó sin esperar una respuesta.El reloj marcaba
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VEINTIUNO
...May aguardó sentada en las banquetas de piedra fuera del salón de clase. Atajaría a su profesor en cuanto este pusiera un pie fuera del aula. O mejor aún, esperaría a que todos los estudiantes se hubieran retirado y lo atraparía dentro del salón, sin darle la oportunidad de inventarse excusas. Porque, al fin de cuentas, eso era lo que él hacía. Inventar excusas con las que pretendía disfrazar el desagrado que sentía por ella.Se habían dado la mano, ¿y para qué? Para que él volviera a comportarse como un déspota a pesar de que ella no le había dado ninguna razón para hacerlo. May era imprudente, eso lo sabía muy bien, pero se había comportado esta vez. No había intentado
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VEINTIDOS
...— ¿Te has vuelto loca? — exclamó Carol al verla llegar a la cafetería con un sencillo jersey de lana y unos vaqueros. Afuera, el viento soplaba con fuerza y los termómetros se negaban a subir más allá de los ocho grados.May se encogió de hombros, sin darle respuesta. Por un lado, no sabía qué decir y por otro, prefería mantener la boca cerrada para que no le castañearan los dientes.— May, hablo en serio, te morirás de frío — insistió Carol, en cuanto May se ubicó a su lado, recogida como una ostra.— Pídeme un café — susurró, aflojando un poco la mand&i
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VEINTITRES
...May tenía los ojos abiertos, fijos en el teléfono. Cuando este sonó, ella saltó fuera de la cama, lo cogió con ambas manos y se paseó de un lado a otro de la habitación antes de atreverse a abrir el correo.La ansiedad la atrapó en cuanto abrió el correo."Señorita Lehner:Por esta vez, pasaré por alto lo inapropiado de la hora y solo le diré que, sea lo que sea, lo averiguará mañana. Saludos cordiales (sí, me gusta la cortesía)May leyó varias veces el mensaje. Por a
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VEINTICUATRO
...William concluyó el día con la cabeza muy lejos de sus obligaciones laborales. Había citado a un cliente a su oficina en la firma de abogados de la familia , pero durante la hora y cuarto que duró la reunión, no prestó real atención a lo que el hombre le decía y se limitó a mirarle el ojo derecho, preguntándose por qué rayos nunca parecía cerrarse del todo cuando pestañaba. De camino a casa, estuvo a punto de pasarse una luz roja y por poco derribó a un ciclista que iba zigzagueando por su vía exclusiva. El sujeto, enajenado, se bajó de su bicicleta y lo increpó por un buen rato. William no podría precisar cuánto tiempo estuvo con el vidrio del coche abajo, escuchando al sujeto y pensando en cualquier otra cosa menos en el improbable he
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VEINTICINCO
...El sonido de mensaje entrante pilló a William con los ojos abiertos y la mirada perdida en algún punto del techo de su habitación. Elena se removió a su lado, pero siguió durmiendo.William se incorporó sobre su brazo derecho y estuvo tentado a borrar el correo sin siquiera echarle una leída. Si no lo hizo fue porque ya estaba más o menos atrapado en el juego de esa chiquilla y se moría de ganas de leer lo que ella tenía que decir.Le bajó la iluminación a la pantalla del teléfono para evitar que Elena despertara y entonces, comenzó a leer:"Lo más terrible era que, acompañado de la perdida de esa no
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VEINTISEIS
...William había arrancado como un cobarde. Lo sabía y no se sentía para nada bien. Él solía enfrentar las cosas, al menos las cosas que tenían que ver con su profesión y todo el riesgo que ella suponía. Nunca evitaba a un cliente, ni los problemas colaterales que derivaban de un caso. Era pragmático e iba con la verdad por delante, aunque eso le significara perder un caso o un cliente.Pero los sentimientos eran otra cosa. Toda su vida había tratado de evitar cuestionarse sus propias emociones, viviendo el día a día sumido primero en la escuela, luego en la universidad y finalmente en el trabajo. Sus logros académicos y profesionales habían opacado sus emociones hasta el punto de que ni siquiera se sentaba a pensar en qu&
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VEINTISIETE
...Durante la reunión, recibió dos llamadas de Elena y tres llamadas de Aaron. Ignoró todas hasta que finalmente terminó la reunión y pudo coger el teléfono para devolver, al menos, las llamadas de Elena. Después de todo, ella había actuado muy extraña esa mañana y ni siquiera había querido besarlo de despedida cuando él la acompañó hasta su coche.Elena atendió al cabo de unos segundos. Aunque él percibió un tono extraño en su voz, parecía estar de buen humor otra vez y lo había estado llamando para proponerle almorzar juntos. William aceptó solo porque necesitaba distraerse de la confesión de May Lehner y la mejor forma de hacerlo sería pasando el rato con qu
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VEINTIOCHO
...May miraba la fuente de fideos instantáneos sin decidirse a darle una probada. Tenía los ojos rojos de tanto llorar y un nudo en el estómago, de modo que difícilmente podría digerir esos fideos que acababa de preparar.Después del encuentro con el profesor Fitzmore, May había resuelto irse a casa. Microeconomía era una tortura y ella no quería más eventos tortuosos en su vida. Con el rechazo de William Horvatt había tenido suficiente. Y pensar que había llegado a creer que entre ellos existía algo especial.¿Qué tan estúpida podía llegar a ser?Extendió una mano, cogió el tenedor y c
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VEINTINUEVE
...May arribó a la facultad con tiempo suficiente para llegar al salón antes que William Horvatt y ahorrarse en bochornoso encuentro cara a cara. Sin embargo, cuando entró al salón descubrió que estaba completamente vacío a pesar de que faltaban tres minutos para el inicio de las clases.¿Acaso se había equivocado de salón?No, por supuesto que no. Era estúpido solo pensarlo.¿Y entonces? Revisó su correo institucional por si había habido un cambio a ultima hora y descubrió, por primera vez, que tenía un correo del departamento de derecho privado anunciando un congreso de derecho común para el día lu
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