Alexander tomó un sorbo de su café mirando a la nueva pareja comprometida. Su hermana mayor, Jenn, y su novio, Adam. Eran la típica pareja que olvidaba que habían personas frente a ellos. Ella estaba casi metida en su regazo, mientras que Adam la cubría como un ave con su ala. Ni siquiera quería saber qué estaba susurrándole. Alexander suspiró y miró por la ventana a la concurrida calle afuera de la cafetería. Sí, él los había citado, para felicitarlos por su compromiso, pero al menos esperaba que hablaran con él. La cena que tuvieron una semana atrás en casa de sus padres fue divertida, aunque la tensión entre su padre y los novios de sus hermanas no fue tan divertida. En todo caso, su otra hermana, Lisa, se iba del país a trabajar y su novio la seguiría. Así que su padre no estaba tan feliz. Todo pasando en la misma semana lo puso de mal humor. Andrew también lo estaba, pero Alexander no veía el problema. Si eran felices, qué importaba. Miró otra vez a
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