Capítulo 2

Alexander por primera vez después de varias semanas, empezaba a sentirse como su viejo yo. Ya podía dormir mejor, también se dio cuenta de que sonreía más en el trabajo, incluso aceptó salir con Elle. Ella era bonita, tenía una suave voz y podía decir que realmente estaba interesada. Damian le dio un guiño cuando lo vio hablando con ella en el almuerzo. Era un idiota la mayor parte del tiempo, pero se alegraba de haberle prestado atención.

Las puertas del elevador de abrieron y Alexander apretó los labios mientras salía, mirando a Liam besar a un chico bajo el marco de su puerta. Apartó la mirada y buscó sus llaves en los bolsillos, fingiendo que no los estaba viendo. Los sonidos húmedos de los besos le hicieron arrugar la cara mientras se paraba frente a su puerta. 

"Adiós," escuchó decir a Liam. Alexander metió la llave en la cerradura y estaba a punto de entrar. "Hey, ¿qué tal tu día?"

Sonriendo de lado, Alexander lo miró. "De seguro no tan bien como el tuyo."

"Ah, eso." Liam se cruzó de brazos y rió con suavidad, pasándose una mano por el cabello. Se encogió de hombros. "No es nada importante."

"Auch. Creo que dolería si mi cita me dijera eso." Arrugó la nariz, apoyándose en su puerta. 

Liam se lamió los labios. "Nah, eres demasiado bueno como para un momento." Suspiró antes de meter las manos dentro de los bolsillos de sus shorts. "Tengo una nueva receta, ¿te gustaría seguir jugando a ser mi conejillo de indias?"

"Me estás haciendo engordar," se rió, frotándose el abdomen. Liam sonrió sin una gota de culpa. "Pero no puedo decir que no. De acuerdo, pero comeremos una ensalada después."

"¿Estás invitándome a cena?" Liam ladeó la cabeza, sonriendo. "Soy bueno con mis manos. Puedo ayudarte."

Asintió aflojado el nudo de su corbata. "Suena bien. Estaré allí en un momento."

Liam lo miró fijamente por un momento antes de sacudir la cabeza. "Eres adorable."

"Me han llamado muchas cosas en mi vida, pero estoy seguro de que jamás adorable," Alexander murmuró mientras pensaba. "Quizás mis padres."

Riendo, Liam asintió. "Estará abierto, solo entra cuando estés listo," dijo y entró a su apartamento. 

Alexander se limpió, le envió unos mensajes a su hermana y fue directamente al apartamento de al lado. Cerró con cuidado, inhalando el olor dulce y cálido que siempre había en el lugar de Liam. Con tantas muestras que siempre cargaba el chico, Alexander estaba sorprendido de que no fuera una casa llena de galletas a este punto. Lo encontró en al cocina. Liam estaba revisando su celular, murmurando para sí mismo antes de que se diera cuenta de que no estaba solo. Dejó su teléfono a un lado y empujó a Alexander hacia el sofá, luego deslizó un plato de lo que parecían ser galletas rellenas frente a él. Se sentó a su lado, cruzando las piernas bajo su cuerpo.

"Adelante," dijo, tendiéndole un cuchillo.

Asintió tomando el cuchillo. La cortó a la mitad, viendo el relleno en medio. Le dio una mordida y gimió, lanzando la cabeza hacia atrás. Terminó la mitad en apenas unos segundos, mirando la otra mitad con hambre. Giró la cabeza para verlo. "Me casaría contigo si eso significa comer una de estas todos los días." 

Liam sonrió. "¿Están tan buenas?"

"Dios, sí." Tomó la mitad restante y se la tendió a Liam. 

"Pude haberle puesto más mezcla de fresas." Liam asintió, tomando el último pedazo. Tragó y se frotó la mandíbula. "Le diré a Daniel que tenemos que revisar la receta. Pero me alegra que te gustara. Te llevaré un par de esas mañana cuando salga del trabajo."

Alexander se limpió las manos en su sudadera. "De hecho, tengo una cita mañana," sonrió para sí. "Ella parece estar realmente interesada en mi, y es una chica agradable, así que pensé '¿por qué no?' Además me estaba volviendo un ermitaño."

Liam murmuró antes de chasquear los labios. "Buena suerte con eso entonces." Se estiró perezosamente en la esquina de sofá, luciendo como un gato. "Puedes preparar la cena, mi cocina es tuya." Se rascó el pecho y miró alrededor. "Tengo que revisar unas cosas de todas formas." Se levantó del sofá y se fue por el pasillo. Después regresó con una laptop y gafas de borde grueso y se sentó en la mesa del comedor. 

Alexander hizo la cena para ambos en silencio. Después comieron mirando una película antes de despedirse e irse a dormir.

***

Liam había tenido un terrible día. Sus órdenes de harina y frutas no pudieron llegar, una de sus empleadas se enfermó, uno de los hornos dejó de funcionar, la estúpida cosa incluso echó humo. Tuvo que arreglárselas para ayudar a hornear, arreglar los pedidos y buscar una compañía que arreglara el horno tan pronto como fuera posible.

El único momento en el que pudo tomarse un descanso fue al cerrar. Estaba terriblemente cansado y sin energía. Llegar a su apartamento fue casi como tocar el cielo.

Por eso estaba sobre su sofá, mirándo un documental de animales salvajes, una copa de vino entre sus dedos. El dolor de cabeza había desaparecido, incluso se las arregló para comer un emparedado con las escasas cosas que mantenía en su refrigerador. Debía ir de compras, también necesitaba salir y distraerse. Con suerte encontrar a un chico que le entretuviera por una noche.

Tomó un sorbo de su vino antes de que el timbre sonara. Suspiró mientras se arrastraba hacia la puerta y la abría. Levantó las cejas y se apoyó en el marco mirando a Alexander.

Eran pasadas de las diez de la noche y él se veía bastante delicioso en ese traje negro, los dos primeros botones de la camisa sueltos y su cabello estaba bien arreglado, incluso parecía haberse afeitado. Además olía bastante agradable.

Clavó sus ojos de cachorro en Liam. "¿Estás ocupado?" Se frotó el cuello nerviosamente. "Necesito hablar con alguien."

"Adelante." 

El hombre de dejó caer en su sofá como un saco de papas. Liam lo miró por un momento antes de buscar una copa limpia y servir algo de vino allí. De paso volvió a tomar algo para él también. Se la dio antes de sentarse a su lado, una de sus piernas bajo su cuerpo. "Gracias." Alexander sonrió antes de llevarse la copa a los labios, tomando el líquido de un solo golpe. Liam abrió los ojos de par en par, pero no dijo nada. Alexander parecía estar pasando por un momento. "¿Alguna vez alguien te pidió hacer un trio?"

Liam casi escupió el vino. "Um... " Se pasó una mano por el cabello, girando la cabeza para mirarlo. Alexander parecía serio con la pregunta. "Sí," respondió tardíamente pensando bien en lo que debía decir. "¿Ella te pidió un trio?" rió con suavidad, acariciando los bordes de su copa. "¿Qué es, su tercera cita? Trabaja rápido."

"¿Lo hiciste?"

Ladeó la cabeza. Alexander se sentó correctamente, girando el cuerpo hacia Liam. Su camisa abierta se hizo a un lado, dándole una buena vista de la piel desnuda bajo la ropa. "Cuando te preguntaron si quería hacer un trío, ¿aceptaste?"

"¿Con mis novios?" preguntó, Alexander asintió, mordiéndose el labio inferior. "No. Nunca. Soy demasiado posesivo para compartir supongo." Tomó un trago de vino y chasqueó los labios. "La verdad, no me agrada. Es incómodo y las personas creen que es un juego. Aunque hay relaciones de tres, no son muy comunes, pero lo he visto." Se encogió de hombros, mirando la mano de Alexander moverse hacia su pierna. Por Dios santo, estaba usando pantalones cortos. Liam apretó los labios y se esforzó en concentrarse. No era nada. Alexander era solo... raro. Era obviamente un hombre de piel, le gustaba tocar y se sentía lo suficientemente cómodo con Liam como para hacer eso. Se aclaró la garganta. "No los juzgo, ellos parecen hacerlo funcionar, pero solo no es lo mío. Cuando salgo con alguien me gusta saber que es mío, que estamos comprometidos."

Alexander asintió. "Pero no has estado en una relación en mucho tiempo." Apretó su mano en la rodilla de Liam, frunciendo el ceño. "¿No lo extrañas? Tener a alguien ahí para ti."

"A veces. Pero las emociones, son sentimientos... " hizo una mueca, mirándolo a los ojos. "Es demasiado complicado. Además necesitas estar cien por ciento interesado en alguien como para querer dar ese paso." Sonrió sin humor, deslizando la mirada sobre las mejillas duras y afeitadas. Realmente quería pasar la mano sobre ellas. Internamente se rió. Estaba casi seguro de que Alexander le dejaría hacerlo. El tipo en serio no parecía ver el problema en los toques aquí y allá. Terminó mirando  la parte superior de sus pectorales, lamiéndose los labios. "Cuando encuentre a alguien que realmente me interese, entonces le daré una oportunidad."

Alexander sonrió y cerró los ojos por un momento. Liam casi quería apartar su mano que estaba peligrosamente descansando en la parte interior de su pierna. Era ridículo, en serio. 

"Le dije que no quería hacerlo y después de eso, todo se volvió incómodo." Parpadeó abriendo los ojos lentamente. "Era obvio que ella quería hacerlo pero no quería seguir presionando el tema." Se pasó una mano por el cuello. "Así que lo mejor fue terminarlo ahí."

Lo miró por un momento cuando Alexander se quedó en silencio. "Alex, no es la última oportunidad que tendrás." Le dio un golpecito en el cuello. "Te lo dije, eres atractivo. Alguna chica volverá a interesarse en ti."

Alexander giró la cabeza, sus dedos presionando la parte interna de su pierna. Liam se mordió el labio justo a tiempo para contener su gemido. Sus piernas eran sensibles, siempre lo fueron, y tener la mano de Alexander ahí no ayudaba. "¿Alex?" 

Liam lo miró por un momento sin comprender.

"Me acabas de llamar Alex," se rió con suavidad. "Me gusta. Alexander es demasiado largo, muy formal." Le dio una suave palmada en el muslo antes de levantarse. Se quitó el saco y lo dejó sobre el respaldo del sofá. Dobló las mangas de su camisa negra, también se sacó los zapatos y se deslizó nuevamente en el sofá, su cabeza descansando en el muslo de Liam. Liam quería golpear algo, tanto. 

Miró fijamente su perfil desde arriba. "¿Estás cómodo?"

Alexander frotó su rostro contra su pierna, sonriendo. "Eres algo cómodo, sí. Déjame, tuve una mala noche. Me gustaba y ahora se acabó," quejó. "Un mes perdido."

"Solo experiencia." Apretó los labios y se esforzó en mirar la televisión, pensando en las cosas más asquerosas para evitar que su erección se pusiera peor. Ayudó ver a un rinoceronte cagar. Hizo una mueca. Dudó por un momento, pero al final dejó caer su mano sobre la cabeza de Alex, metiendo los dedos en su cabello, despeinándolo. Él no se quejó. Por supuesto que no lo hizo. "Puedes volver a intentarlo después." Miraron la televisión en silencio por un rato, la mente de Liam dándole vueltas al asunto. Tenía que preguntarle. "¿Chico o chica?"

"Chico."

Alexander no dijo nada más y Liam tampoco preguntó. Vieron el resto del documental hasta que era demasiado tarde. Aunque solo vivía al lado, Alexander insistió en quedarse a dormir allí en su sofá. No era la primera vez que lo hacía tampoco.

Liam se despidió de él y se fue a su habitación. Mientras se cepillaba los dientes, se preguntó qué estaba haciendo. Era la amistad más extraña que había tenido en toda su vida, justo con el tipo que quería cogerse. Pero Alexander era tan inocente a veces, tan abierto de mente que Liam no quería hacer nada más que conservarlo a su lado. Era un gran tipo, en serio lo era. Eso no quitaba el hecho de que la mayor parte del tiempo lo dejaba con las bolas azules. Tal vez tenía que hablar con él, decirle la verdad y ver qué sucedía.

Pero no quieres.

Se limpió la boca húmeda y se fue a la cama, apagando las luces. Te gusta que esté encima de ti todo el tiempo. Parpadeó en medio de la oscuridad después de cubrirse con las sábanas. Sí le gustaba. A veces realmente quería ver hasta donde Alexander podía empujar sus límites, pero no se sentía del todo bien. 

Cerró los ojos y se obligó a dejar de pensar en eso. Después profundizaría en eso.

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