Todo en mi vida era un caos, uno maravilloso y que no quería que se fuera. Me sentía llena, viva y muy feliz... y esta vez sabía la razón. Era Nicolás, siempre fue él y jamás pensé que fuera él. Pero ahora lo sabía, y me gustaba aquella sensación. Esbocé una sonrisa y toqué su mejilla cuidadosamente para que no despertara, conocía todo de él, sus miedos, virtudes, metas, lo que era capaz de hacer por los que ama, sabía todo de él y verlo frente a mí, a centímetros de mi rostro dándome una completo análisis de sus facciones mientras duerme, hizo que recorriera con las yemas de los dedos sus pómulos, bajando hasta su barbilla y subiendo nuevamente hasta sus labios. Suspiré y me acerqué dándole un beso en la boca quien al sentir mis labios sobre los suyos correspondió el beso aun con l
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